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En nombre del amor En nombre del amor

En nombre del amor

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Grupo Psicara

Por Noelia Ferrer Ber

Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, las psicólogas y psicólogos de Psicara abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. El artículo de hoy tiene el objetivo de cuestionar ciertas creencias con las que hemos crecido, en concreto sobre las creencias del amor romántico.

Después de haber visto Amar en Tiempos Revueltos, donde se establece la idea de que el amor es sinónimo de sufrimiento y de impregnarnos de las películas Disney donde el príncipe azul es maravilloso y el amor todo lo puede, cómo no vamos a tener ideas erróneas sobre el amor.

La semana pasada les preguntamos a una parte del alumnado del Colegio de Educación Especial Arboleda, a quienes les tenemos un cariño muy especial, qué piensan que es el amor. Su respuesta fue clara: es un sentimiento bonito, entre personas que se quieren, se respetan y se apoyan. Se dan abrazos y besos, y las hormonas se revolucionan. ¡Y cuidado! No solo existe el amor hacia la pareja, sino también el amor de madres y padres, el amor hacia los perros (y al resto de las mascotas), a los compañeros/as y al profesorado, entre otros. ¿Quién no ha tenido un maestro, profesor o profesora que nos ha marcado en nuestro futuro?

Además, en los talleres grupales que hemos realizado con ellos/as, hemos trabajado en los mitos del amor romántico que nos pueden acompañar, y que son el caldo de cultivo de relaciones no sanas, caracterizadas por la falta de comunicación y respeto, e incluso por comportamientos violentos. ¡Vamos allá!

1º Mito. Mi media naranja. Qué suerte ha tenido la chica de 3º B que justo su media naranja va a su clase. Hay 22 personas en su grupo, y una de ellas es el amor de su vida... ¿sospechoso? Quizás. No somos la media naranja de nadie, somos nuestra naranja completa, la cual está llena de gajos (o partes) que conforman quién soy: mis cualidades, mis gustos, mi familia, mis amistades, mi vida profesional o académica, mi autocuidado, mi pareja o vida amorosa o sexual, mi actividad física, entre otras muchas cosas que podemos incluir dentro de esa naranja. El ámbito de la pareja podría ser un gajo más en un momento dado, pero no necesito a nadie que me complete.

2º Mito. El amor todo lo puede. Acompañado de “vamos a durar mucho, somos la pareja ideal y cortamos” y “volvemos, pero será para siempre”. El amor es necesario en una relación de pareja, pero no nos olvidemos, no es suficiente. Necesitamos que haya buenas habilidades de comunicación, el poder pasar tiempo juntos de calidad, que sepamos reconocer nuestros errores para poder gestionar los conflictos y un saco lleno de empatía y comprensión para poder entender a nuestra pareja.

3º Mito. Amar es sufrir. Nos han enseñado a aguantar, aguantar y aguantar, porque se supone que en el amor hay que sufrir, pero si no hay cambio, ¿dónde nos lleva la relación? Si alguien te quiere no va a querer que llores por las noches porque te sientes incomprendido/a, que sientas que lo que piensas no es válido, que eres inferior y que tienes menos poder en la relación.

4º Mito. Unos pocos de celos es amor junto con “yo es que soy una persona muy celosa”. Tener comportamientos dañinos basados en los celos no es indicativo de que hay amor, y muchas veces los celos son un reflejo de miedos e inseguridades. Los celos son una emoción (como el asco, la rabia, la culpa o la alegría), que me llevan a tener unos comportamientos, y éstos son los que pueden ser realmente peligrosos y hacer daño a esa persona o a mí mismo/a.

Si yo decido controlar el móvil de mi pareja porque tengo celos, ese comportamiento se vuelve disfuncional, porque estoy invadiendo la privacidad de la otra parte. Si yo me enfado porque ha salido con unos amigos y dejo de hablarle y contestarle para que sienta culpa, estoy teniendo otro comportamiento dañino. Si quieres saber más cosas de los celos, te animo a que busques en nuestro blog el artículo de Carla Barros titulado Una cuestión de celos.

Aunque parece que la violencia física en el ámbito de la pareja es lo único que se ve, en la antesala de cualquier moratón se dan comportamientos de control, de aislamiento, de chantaje, de minar la autoestima de la pareja, de intimidación, de amenazas, y la casilla de salida está en creer que, en el nombre del amor, puedo permitir cualquier cosa.