Síguenos

"Queridos Reyes Magos...: duelo en Navidad

banner click 244 banner 244
Grupo Psicara

Por Alberto Gracia

Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles, las psicólogas y psicólogos de Psicara abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. Hoy os venimos a hablar de… ¿Qué? ¡Paren las rotativas! ¡Solo faltan 18 días para Navidad y yo aún no he hecho la carta a los Reyes Magos! Permitidme un momento, que siempre tengo la tradición de escribirla antes del 25 de diciembre…

“Queridos Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar. Soy yo de nuevo, Pablo. Como todos los años, repito la tradición de escribiros la carta de los regalos que quiero para esta Navidad. Que decir tiene que este año, como siempre desde pequeño, me he portado muy bien. Pero este año es diferente: no pido videojuegos, libros, ropa, ni ninguna otra cosa material. Este año no.

Las navidades siempre me han parecido una fecha alegre, para pasar en familia y disfrutarla todos juntos. Pero entiendo que no para todas las personas es una época feliz… Cada persona la vive de manera diferente según sus recuerdos, lo que asocie a ella o sus circunstancias actuales. Por ejemplo, si han perdido a alguien este año y van a ser las primeras navidades sin él o ella.

Pero me estoy yendo por las ramas. Este año quiero una única cosa: solo pediría que volviese una última Navidad, que podamos disfrutar de ella una última Navidad. Te echamos de menos abuela (…)”.

¿Qué os viene a la cabeza? La falta de un ser querido, la añoranza, los recuerdos… Todas son respuestas correctas: el duelo. Es cierto que hemos dedicado artículos anteriores a este tema (Aprendiendo a soltar y El tiempo todo lo cura, ¿o no?). Sin embargo, vamos a conectar directamente el duelo con fechas tan removedoras como la Navidad; momentos que, por otra parte, no vamos a poder evitar o eliminar.

“(…) Soy consciente de que pido milagros. Ella ya no está físicamente, pero eso no quiere decir que la hayamos olvidado. Permanece presente en nuestra vida, solo que de otra forma…  Pero en estas fechas, se remueven muchos recuerdos… Le encantaba la Navidad y siempre se encargaba de todas las tradiciones: comidas, regalos, adornos… Era su época preferida. Y toda la familia parece querer evitar hablar del tema, de buscar soluciones, de pensar qué hacer este año… Es como si estuviésemos retrocediendo o tapando la realidad de que ha fallecido, pero tampoco quiero forzarles un ritmo que no sea el suyo… (…)”.

Si recordáis esos artículos anteriores, el duelo es una respuesta normal ante una pérdida, por ejemplo, de un ser querido, y no debemos marcarnos unos tiempos ni obligarnos a avanzar más rápido.

El duelo es un proceso complejo que da lugar a diferentes reacciones, y estas se pueden acrecentar especialmente en fechas como la Navidad o los aniversarios, promovido todo ello por la incertidumbre y el sentimiento de vacío ante el cambio sufrido; que nos pueden llevar a percibirlas como una “pesadilla”. Reacciones tales como intentar evitar de forma activa cualquier aspecto relacionado con la celebración (adornos, comidas, comprar regalos o encuentros familiares, entre otros), evitar de forma más pasiva actuando en piloto automático como si nada hubiese pasado, o modificar y adaptar tradiciones a la nueva situación familiar.

En definitiva, la Navidad puede llegar a ser un momento en el que parece que estés retrocediendo en el proceso de duelo.

“(…) Sin embargo, yo creo que evitándolo solo están intensificando su malestar… No sabía cómo ayudar así que decidí ir a una psicóloga que me recomendó mi pareja. Os contaré en una próxima carta (…)”.

Y tras tener alguna sesión con su psicóloga, la carta se hizo realidad:

“Queridos Reyes Magos, os traigo novedades.

Eva, mi psicóloga, me dio unas recomendaciones para estas atípicas navidades. Os las cuento por si pudiesen serviros en cartas que os manden otras personas.

Primero, me recomendó intentar unir a la familia, en la medida de lo posible y sin forzar a nadie, para hablar abiertamente de ello. ¡Claro está! Cada uno es libre de elegir si participa o no. Así, tal vez podremos llegar a romper ese aislamiento que se suele dar en estos casos.

Aunque me costó convencerles y pusieron alguna resistencia, lo conseguí. Una vez reunidos, comentamos cómo podíamos planificar la celebración con tiempo y hacer partícipe a la persona fallecida, aunque de otra manera.

Mi hermano pequeño propuso mantener el menú de todos los años, que tanto le gustaba hacer: entremeses, ternasco asado con patatas y turrón de postre. Porque, ¡importante!, es recomendable que los niños y niñas también participen.

En ese momento, recordé lo que me comentó mi psicóloga: puede ser útil establecer nuevas tradiciones. Así que este año, por primera vez, vamos a hacer un amigo invisible en familia. ¡A ver qué tal sale!

La verdad es que en estas reuniones de planificación lloramos y nos enfadamos en ocasiones, pero también reímos mucho. Pudimos disfrutar de momentos compartidos de expresión emocional y recuerdos, sin la culpa de estar disfrutando de ellos     (…)”.

Comunicación familiar abierta a la expresión de emociones de forma libre, planificar la celebración con cierta flexibilidad para mantener tradiciones y formar nuevas, y buscar formas de incluir recuerdos del familiar fallecido. Con estas recomendaciones de la psicóloga empieza a sonar un poco mejor, ¿no?

“Tercera carta que os escribo, pero ya es la última de este año… ¡Lo prometo!

¿Sabéis qué, Reyes Magos? Lo he pensado mejor, y ajustando mis expectativas… Ya sé lo que verdaderamente quiero estas navidades: compartirlas con los que todavía están y recordando con nostalgia, pero de forma agradable, a los que nos han dejado.

¡Y es más! Os alivio de la carga, este regalo es responsabilidad conjunta de mi familia y mía. No va a ser fácil, pero tampoco creo que quiera que lo sea… Y siempre podemos pedir y aceptar ayuda de personas cercanas o de mi psicóloga Eva. ¡Así que mi tiempo se lo podéis dar a otra persona que lo necesite!

Atentamente, Pablo”.