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5 razones para estudiar un Máster en Divulgación Científica 5 razones para estudiar un Máster en Divulgación Científica

5 razones para estudiar un Máster en Divulgación Científica

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La divulgación científica representa una fuente de beneficios para los investigadores. Esta especialización puede convertirse en una poderosa plataforma de visibilidad, un recurso para interrelacionarnos y establecer lazos de interés o una base para afianzar nuestra reputación profesional. Estudiar un máster de divulgación científica a partir de un centro especializado como la Universidad Isabel I puede suponer un punto de inflexión en la forma de relacionarnos con la ciencia y desarrollarnos como investigadores.
A continuación, compartimos contigo cinco beneficios de estudiar un máster de divulgación científica. ¡Toma nota!

Promoción profesional

Comunicar ciencia se ha convertido en una clara premisa dentro del mundo de la investigación. De alguna manera, los científicos de hoy ya tienen interiorizado que deben salir del laboratorio para compartir con el mundo sus trabajos, no solo por los beneficios potenciales que ello supone para la sociedad. También porque la divulgación se ha convertido en una forma de promoción. 
Dar a conocer nuestro trabajo puede repercutir de forma positiva en nuestra imagen profesional. Un buen trabajo de divulgación publicado en un medio de comunicación especializado puede derivar en un incremento de nuestra reputación científica y, con ello, darnos el acceso a proyectos determinados.

Oportunidades de patrocinio

Uno de los grandes retos a los que se deben enfrentar los investigadores reside en la búsqueda de financiación para llevar a cabo proyectos, especialmente si estos son de gran envergadura o requieren de largas inversiones de tiempo y recursos materiales. La divulgación científica es una de las herramientas más efectivas para abordar esta cuestión. 
Más allá de los beneficios que puede proporcionar a nivel social, educativo o personal, la divulgación es una forma más de publicidad y promoción. Un autor que adquiere relevancia en este campo puede encontrar patrocinadores y otro tipo de apoyos humanos o materiales para llevar a cabo sus proyectos que, de otra manera, no serían viables.

 

Interrelaciones 

Si bien la divulgación no constituye una obligación del científico como tal, sí representa una importante fuente de enriquecimiento y retroalimentación que, a largo plazo, puede abrir nuevas líneas de investigación o derivar en la conceptualización y desarrollo de nuevos enfoques creativos. Además, se convierte en un interesante contexto de interacción. 
Gracias a la divulgación científica es posible establecer interrelaciones sin salir de casa. Comunicar nuestro trabajo con un público especializado nos permite recibir una respuesta o establecer vínculos tanto a nivel personal como a nivel profesional o académico con profesionales de otras especialidades. 

 

Aprendizaje de nuevas fórmulas comunicativas

La divulgación pone al alcance de nuestra mano una nueva forma de narrar. Un científico parte de un hecho A para demostrar o identificar una hipótesis B. En algunas ocasiones, se hace un recorrido en sentido opuesto, es decir, se parte de una consecuencia para tratar de identificar su origen. 
Dentro del lenguaje científico no divulgativo la exposición se reduce a la narración de los hechos y experimentos de forma precisa y sucesiva. Se trata, por tanto, de un discurso muy lineal en el que quedan registrados todos los avances y retrocesos, así como los hechos tal y como han sucedido.
No obstante, el discurso científico de tipo divulgativo cuenta con una estructura y un enfoque diferentes porque, el objetivo que persigue es distinto. No se trata tanto de hacer un registro preciso sobre una investigación como de servir como estímulo, despertar interés. Está orientado a incidir sobre los conceptos clave de la investigación que, por sus implicaciones, pueden tener un peso importante a nivel social, científico o humano.

Adquisición de nuevas competencias

Como ocurre con cualquier otro campo del saber, la ciencia posee su propio lenguaje. Los científicos emplean expresiones, unos giros y unas construcciones gramaticales bastante herméticas y, uno de los objetivos de la divulgación es traducir dicho lenguaje a uno más generalista y accesible. Durante la construcción del discurso divulgativo pueden emplearse algunas de estas palabras si se consideran indispensables para transmitir el mensaje, pero deben explicarse para que el lector pueda seguir el ritmo de la narración.
La búsqueda de un lenguaje alternativo, la identificación de otras palabras o expresiones que reflejen con fidelidad los conocimientos adquiridos y gestionados dentro del lenguaje especializado, supone una inversión de tiempo y esfuerzo por parte del científico. No obstante, también se convierte en una interesante oportunidad para desmarcarse de la rutina de su contexto profesional y aprender a jugar con sus conocimientos de otro modo.