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¿Comer mucha carne es malo? ¿Comer mucha carne es malo?

¿Comer mucha carne es malo?

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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de carne no debería superar los 500g semanales. ¿La razón? Las carnes rojas y procesadas pueden afectar directa o indirectamente al desarrollo de ciertos tipos de cáncer. Sin embargo, la carne contiene proteínas completas, es decir, con todos los aminoácidos esenciales de los que precisa el organismo. Así que ¿cuándo supone la proteína exactamente un exceso?

Entre lo necesario y lo excesivo

Desde hace ya algún tiempo, muchas entidades y organizaciones sanitarias en el mundo han recomendado limitar el consumo de carne. Considerando que su ingesta favorece la aparición de ciertos tipos de cáncer como el colorrectal, de páncreas o de próstata, sin embargo, su valor proteico sigue siendo esencial. Razón por la que superar el consumo indicado no supone un exceso negativo, sino que tiene ciertos condicionantes.
De hecho, un artículo redactado por Mario Muñoz en Fit Generation, sobre la literatura científica acerca del consumo de proteínas, deduce que el exceso de proteína está infundado en la mayoría de ocasiones. Sobre todo, si vemos el consumo promedio de proteína de la población general que, en España, proviene mayormente de la carne. Un producto cuyas proteínas, de seguir una dieta nutricional correcta, son completas.

¿Por qué reducir o limitar el consumo de carne?

Según el informe de Consumo Alimentario de España, en nuestro país se consume más de un kilo de carne a la semana. Sobre si dicha cantidad es o no un exceso, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN), bajo cifras que también respalda la Organización Mundial de la Salud (OMS), matiza que lo indicado es no superar los 500g. Priorizando las carnes blancas y limitando las carnes rojas a 250g por semana.
Los motivos por los que limitar esa cuantía beben de fuentes distintas. Y la salud es uno de los principales. La OMS advirtió sobre la relación entre el cáncer y el consumo de carne. Tras más de 800 estudios revisados por el equipo de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC), clasificando la carne roja como “probablemente carcinógena para los humanos” y, además, la carne procesada como “carcinógena.
Asimismo, la reducción o la limitación del consumo de carne es también la consigna de una lucha muy actual: la sostenibilidad. Y es que el sector alimentario es responsable del 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero, según detalló la Universidad de Oxford en la revista Science. Añadiendo que reducir el consumo de carne reduce la huella de carbono a la mitad; casi tanto como la dieta vegana, según la investigación.

Proteínas: ¿qué pasa con ellas?

Cualquier organismo vivo necesita de una serie de elementos para vivir. Entre ellos, se encuentran las proteínas, formadas por ocho aminoácidos esenciales que el cuerpo no genera por sí mismo. Y éstas provienen de la alimentación. Donde, por su condición de completas, se encuentran las proteínas de origen animal. Precisando de una menor combinación entre sí, a diferencia de las de origen vegetal, pero también de más control.
Por lo general, la carne posee entre 20g y 22g de proteína por cada 100g y, dentro de la alimentación de origen animal y derivados, los lácteos 1,6g por cada 100g –algo más que las verduras, con 2,9g. Pero lo que de verdad es necesario saber es qué cantidad de proteína necesita nuestro organismo. Una respuesta que, si bien debe atenderse a las recomendaciones generales, depende en realidad de muchos factores personales.

Esta es la cantidad de proteínas diarias recomendada

Siguiendo la fórmula clásica, lo ideal para evitar que un adulto con vida sedentaria sufra un déficit proteico es disponer diariamente de 0,8g de proteínas por cada kg de nuestro peso corporal. En España, con un peso medio de entre 77kg y 65kg, respectivamente, lo recomendable serían 61g (en varones) o 52g (en mujeres) de proteína diarios. Sin embargo, el género no siempre es un factor determinante. Ya que existen más matices.
Las anteriores cifras conforman la media proteica diaria que un adulto sedentario debe consumir. No obstante, el deporte u otras actividades físicas para estimular y aumentar la masa muscular no pueden quedar en ese límite. Del mismo modo que sucede con aquellos individuos con déficit proteico, la ingesta debe ser mayor. Generalmente, una media de entre 1,6g y 2,2g de proteínas a diario por cada kg de nuestro peso corporal.
Sea tanto para nutrir al cuerpo con lo esencial, como para llevarlo más allá a través del ejercicio físico y permitir así su desarrollo, toda continuidad o cambio en nuestros niveles proteicos debe estar sujeto a control y seguimiento nutricional y médico. Siempre, según las propias condiciones fisiológicas y expectativas u objetivos físicos. Y, sobre el consumo de carne, como en todo, sin excesos para que sea perfectamente saludable.