

¿Cómo entiende Fernando Romero Martínez el emprendimiento en el sector de la energía fotovoltaica?
La experiencia del empresario Fernando Romero Martínez en la energía fotovoltaica parte de una idea sencilla y exigente a la vez. Emprender implica observar con detalle cómo funciona el entorno real y decidir con método en medio de la incertidumbre. La construcción de una trayectoria en un sector que fue incipiente durante años demanda una combinación de paciencia, solvencia técnica y una lectura clara de los límites operativos. En ese terreno, Romero Martínez ha defendido una manera de trabajar que se apoya en hechos y relaciones profesionales sólidas, lejos de mensajes grandilocuentes y cerca de la realidad de cada proyecto.
La energía en España combina innovación, regulación y una conversación pública intensa. Este cruce obliga a interpretar bien qué depende del emprendedor y qué depende del sistema. La fotovoltaica ha ganado presencia y competencia, pero sigue requiriendo equipos capaces de ordenar procesos, de hablar con precisión con clientes y proveedores, y de traducir la complejidad técnica a decisiones que puedan medirse.
Enfoque de Fernando Romero Martínez ante un mercado regulado
El punto de partida ha sido reconocer que la velocidad del sector no la marca solo la norma escrita. Romero lo expresó con una frase que ilustra los inicios de la fotovoltaica en España:
“Creo que el sector renovable ha sufrido los vaivenes normativos y legislativos unidos a la ideología que frenaron en un primer momento su implantación, y que por momentos, parece que para que siga avanzando tiene que estar preparado el sistema. Me refiero al sistema, no a la norma, sino al sistema fáctico, de poder crecer con unos liderazgos claros que dejan el crecimiento del sector en muchas partes del mismo muy acotados.”
Su lectura sitúa el foco en los incentivos reales, en los actores que influyen de manera concreta y en la capacidad de coordinar intereses que a veces avanzan a distinto ritmo.
A partir de esa comprensión, ha defendido la interlocución técnica como una competencia estratégica. No se trata solo de saber de paneles, inversores o conexión a red, sino de ordenar la cadena de trabajo para que la información llegue a tiempo y con calidad. La reputación en un mercado regulado se sostiene con hitos verificables, con contratos claros y con una comunicación que evita promesas imposibles. En esa línea, Fernando Romero Martínez entiende el liderazgo como una práctica cotidiana que protege el proyecto y acompaña a los equipos en decisiones que afectan a tiempos, costes y prioridades.
Ecosistema español y práctica emprendedora con mirada operativa
El ecosistema nacional presenta avances y tensiones que conviene gestionar con perspectiva. La fotovoltaica compite por talento, por acceso a red y por certidumbre regulatoria. Esa competencia hace más valioso el orden interno. Equipos que comparten información sin fricciones, áreas de ingeniería, legal y finanzas que se coordinan a diario y una dirección que mantiene el foco evitan que los problemas escalen. El empresario ha comentado la importancia de favorecer estructuras de trabajo que reduzcan la improvisación y que mantengan la calidad cuando el calendario aprieta.
Al hablar de las dificultades para emprender en la nación, la mirada es directa y evita la queja fácil, resumiéndola en una reflexión que retrata el día a día de quien intenta abrirse paso.
“Pues no sé la diferencia de España con otros países, porque no he tenido la oportunidad, pero no seré yo quien diga lo difícil que es emprender en este país, hacerse un hueco, que te respeten y no te ataquen. Creo que los empresarios desde cualquier nivel conocen perfectamente la dificultad de creer, hacer creer, conseguir y mantenerse dentro de un mercado globalizado y regulado donde; además, el sistema ralentiza muchos aspectos que un empresario requiere de una manera más ágil”, comenta Fernando Romero.
Esa guía, aplicada a la fotovoltaica, se traduce en disciplina. La etapa de diseño exige precisión para evitar cambios de rumbo que encarezcan la obra. La relación con proveedores se apoya en solvencia y comunicación estable, no en atajos que comprometan el rendimiento. Los hitos de construcción y puesta en marcha se planifican con margen realista, sabiendo que la coordinación con terceros puede requerir ajustes. Bajo esa lógica, sitúa la credibilidad como el activo que permite avanzar cuando el entorno se vuelve más complejo.
La energía solar en España seguirá exigiendo proyectos rigurosos y equipos que aprendan rápido. Esta realidad favorece a quienes sostienen la consistencia en el tiempo y a quienes conectan la técnica con la gestión. Desde esa posición, Fernando Romero Martínez mantiene una mirada positiva y prudente a la vez. Positiva porque confía en el potencial de la fotovoltaica como palanca industrial y de competitividad. Prudente porque recuerda que el sistema debe acompañar y que cada decisión operativa cuenta. Su trayectoria en emprendimiento confirma que la coherencia diaria y la solvencia profesional siguen siendo el camino más sólido en un sector que premia la ejecución.