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La cara oculta del teletrabajo: más libertad, más soledad y más burnout La cara oculta del teletrabajo: más libertad, más soledad y más burnout

La cara oculta del teletrabajo: más libertad, más soledad y más burnout

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Cuando llegó la pandemia, el teletrabajo se nos presentó como un salvavidas. Poder trabajar en pijama, sin atascos ni reuniones eternas bajo luces de oficina. Lo que parecía el futuro soñado se convirtió, para muchos, en una trampa silenciosa. Porque sí, trabajar desde casa puede darte libertad, pero también te puede dejar solo. Muy solo. Y eso tiene consecuencias.

El teletrabajo ha traído flexibilidad, pero también ha roto los ritmos naturales del cuerpo, ha diluido las fronteras entre la vida laboral y la personal, y ha hecho que muchas personas trabajen más horas que nunca sin ni siquiera notarlo”, explica el Dr. Carlos Cenalmor, psiquiatra especializado en burnout. “Y si encima no tienes un espacio adecuado, ni desconectas del ordenador, ni te mueves del sofá… el cóctel es perfecto para quemarte por dentro sin darte cuenta.”

El síndrome de burnout no es solo estar cansado. Es un deterioro progresivo del cuerpo, de la mente y del sentido vital. Según la OMS, es el resultado del estrés crónico en el trabajo que no se ha manejado con éxito. Y el teletrabajo, paradójicamente, ha hecho más difícil manejar ese estrés.

Carlos Cenalmor lo resume así: “Estamos más conectados que nunca… pero a la vez, más desconectados. Del cuerpo, de los demás y de nosotros mismos.” En su experiencia, muchas personas empiezan a sentir que su jornada no acaba nunca, que su cabeza no para ni siquiera en la cama. “Y si ya arrastrabas soledad antes, el teletrabajo la multiplica. Porque no es lo mismo sentirse solo en una oficina llena de gente que sentir el silencio de tu casa cada mañana mientras abres el portátil”.

Otro factor que alimenta este desgaste es la falta de sentido. “Muchos de mis pacientes no están quemados solo por trabajar mucho. Están quemados porque han perdido el porqué. Porque sienten que lo que hacen no les conecta con nada importante ni con nadie que les importe”.

Cómo protegerte del burnout si trabajas desde casa

Entonces, ¿qué hacemos?

El primer paso, dice el doctor Carlos Cenalmor, es dejar de culpabilizarte. “No estás roto. Lo que está roto es el sistema que te lleva a rendir siempre más, sin freno ni pausa. Y el teletrabajo, en vez de aliviarlo, lo ha camuflado. Ha escondido el agotamiento bajo una falsa libertad.” Lo segundo, poner límites. De espacio, de tiempo, de presencia. “Trabajar desde casa no significa estar disponible a todas horas. No somos máquinas. Cierra el portátil. Desconecta el móvil del trabajo. Sal a que te dé el aire. Recupera el cuerpo que llevas días ignorando. Respira, pero de verdad.”

Y por último, buscar conexión real. Con tu cuerpo, con otras personas, con la naturaleza, con algo que te devuelva ganas de vivir. “No se trata de gestionar mejor tu estrés. Se trata de recuperar tu vida.

Quizá el teletrabajo ha venido para quedarse. Pero si queremos que no nos queme, tendremos que aprender a habitarlo de otra manera. Más humana. Más viva. Y menos solitaria.