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La evolución de las licitaciones públicas en España y el papel de la documentación técnica en la adjudicación La evolución de las licitaciones públicas en España y el papel de la documentación técnica en la adjudicación

La evolución de las licitaciones públicas en España y el papel de la documentación técnica en la adjudicación

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Durante años, presentarse a una licitación pública era, para muchas empresas un ejercicio prácticamente mecánico. Se revisaban los pliegos, se ajustaban los números y se entregaba la oferta esperando que el precio hiciera el resto. Sin embargo, ese escenario ha cambiado.
El mercado de la contratación pública en España vive un momento de expansión, con más concursos, más empresas interesadas y una competencia mucho más afinada. Según explica Jorge Jaime Royo, responsable de JyRingenieros, “el crecimiento en el volumen de licitación ha sido del orden del 13% si comparamos los tres primeros trimestres de este año con el mismo periodo del año anterior”. Un dato que confirma la reactivación del sector y que, al mismo tiempo, deja al descubierto que ya no basta con presentar una buena oferta económica.

Un mercado que se ha vuelto más exigente

La recuperación de la inversión pública, el empuje de los fondos europeos y la necesidad de modernizar infraestructuras y servicios han llenado los boletines oficiales de concursos. Pero ese aumento de oportunidades ha traído consigo más competencia.
Empresas que antes apenas miraban al sector público han empezado a hacerlo con interés. Ingenierías medianas, consultoras técnicas, constructoras especializadas o firmas de servicios avanzados compiten ahora por los mismos contratos. El resultado es un escenario en el que los márgenes se ajustan y los detalles cuentan más que nunca.
En paralelo, los pliegos han cambiado, siendo más largos, más técnicos y más específicos. Incluyen criterios que exigen reflexión, planificación y capacidad real de ejecución. La administración ya no se conforma con promesas genéricas, quiere saber cómo se va a hacer el trabajo y con qué garantías.

El peso creciente de los criterios técnicos

Uno de los cambios más relevantes de los últimos años es el reparto de la puntuación. El precio sigue siendo importante, pero ha perdido protagonismo frente a los criterios evaluables mediante juicios de valor, es decir, aquellos que dependen de la calidad de la propuesta técnica.
Aquí es donde entra en juego la memoria técnica. Un documento que, bien trabajado, explica el proyecto con detalle, anticipa problemas, propone soluciones y transmite seguridad al órgano evaluador. En cambio, mal planteado, puede diluir una buena oferta económica hasta dejarla fuera de la adjudicación.
Las administraciones buscan proyectos bien pensados, realistas y alineados con las necesidades concretas del contrato.

Cuando explicar bien el proyecto marca la diferencia

En muchos concursos, las diferencias económicas entre ofertas son mínimas, a veces, apenas unos puntos porcentuales. Es en ese margen donde la documentación técnica se convierte en decisiva.
 
Una memoria clara, bien estructurada y adaptada al contrato suele sumar los puntos necesarios para inclinar la balanza.
La experiencia demuestra que los evaluadores detectan rápidamente los textos genéricos, reutilizados o poco trabajados. También reconocen, casi de inmediato, las propuestas que están hechas a medida, con conocimiento del terreno y del alcance real del contrato.

Profesionalización y especialización en la presentación

Este nuevo escenario ha obligado a muchas empresas a replantearse cómo preparan sus ofertas. No todas cuentan con equipos internos capaces de analizar pliegos complejos, interpretar criterios técnicos y redactar memorias sólidas con plazos ajustados.
Por eso, en los últimos años ha crecido la demanda de servicios especializados en la elaboración de documentación técnica como una parte estratégica del proceso de licitación.
Firmas con experiencia en ingeniería y contratación pública aportan algo que va más allá de la redacción, que es la visión. Conocen los errores habituales, los puntos que suelen generar dudas y la forma en la que los técnicos evaluadores leen y puntúan las propuestas.
Por estos motivos, presentarse a una licitación hoy exige planificación. Analizar el pliego, identificar los criterios clave, decidir dónde se pueden aportar mejoras y cómo explicarlas. Todo eso requiere tiempo y método.
Las empresas que siguen abordando las licitaciones como un trámite administrativo suelen quedarse atrás. En cambio, aquellas que invierten en una documentación bien pensada ganan credibilidad. Y esa credibilidad pesa, especialmente en contratos de cierta envergadura o duración.

Una tendencia que se está asentando fuertemente

La administración busca reducir riesgos, asegurar la correcta ejecución de los contratos y evitar problemas durante el desarrollo de los proyectos. Para ello, necesita propuestas técnicas sólidas desde el inicio.
El aumento de la puntuación vinculada a juicios de valor y la mayor exigencia en las memorias técnicas responden a esa lógica y representa una evolución natural del sistema.
En este contexto, la documentación técnica deja de ser un mero requisito formal para convertirse en una herramienta competitiva. Una pieza clave que conecta la capacidad real de la empresa con la decisión final de adjudicación.
Al final, ganar una licitación ya no depende solo de cuánto se ofrece, sino de cómo se explica, de manera que saber contar bien un proyecto puede marcar la diferencia entre quedarse fuera o empezar una obra.