El Instituto Aragonés de Empleo (INAEM) ha puesto en marcha un programa que está ofreciendo oportunidades a centenares de jóvenes aragoneses que habían abandonado el sistema educativo y se encontraban buscando una salida en lo que a formación o empleo respecta. Las Escuelas de Nueva Oportunidad, financiadas con el Fondo Social Europeo Plus 2021-2027, proponen un modelo de aprendizaje flexible y modular que se adapta al ritmo y situación particular de cada beneficiario.
El proyecto arrancó con una convocatoria pionera en octubre de 2024 y desde enero de este año funciona con ciclos anuales en los que cada joven decide cuánto tiempo necesita permanecer. “La idea es que sea un sistema muy flexible. Habrá algunos que estén un mes, otros que estén un año entero. Cuando un chaval abandona la escuela porque ha encontrado una oportunidad mejor, esa plaza se puede cubrir de manera automática con otro que pueda desde el primer día aprovecharla”, detalla el jefe del servicio de intermediación del Instituto Aragonés de Empleo (INAEM), Pedro Arrufat.
Pedro Arrufat, jefe del servicio de intermediación del Instituto Aragonés de Empleo (INAEM)
En la actualidad, se están desarrollando doce proyectos en 19 aulas de todo Aragón, con 285 plazas en total. La oferta es variada y va desde la formación en comercio, hostelería, jardinería o mantenimiento de edificios, hasta proyectos especializados en acompañar a colectivos especialmente vulnerables como jóvenes con trastorno del espectro autista o menores extranjeros no acompañados. “Son chicos y chicas que de alguna manera estaban fuera de los circuitos. Aquí les estamos dando un espacio específico donde puedan aprovecharlo”, destaca Arrufat.
Fundación Ozanam
Uno de los referentes de este programa se encuentra en el barrio del Gancho de Zaragoza, donde la Fundación Federico Ozanam gestiona dos aulas que combinan aprendizaje práctico con orientación formativa y profesional. Alejandro de la Rosa, coordinador del proyecto desde el centro sociocultural en el que opera la fundación, asevera que en estas aulas lo que encuentran primero son unos espacios “totalmente realistas”. Desde allí, los alumnos pueden llevar a cabo una formación eminentemente práctica y adquirir las competencias necesarias para mejorar su empleabilidad y acceder a un puesto de trabajo.
La Fundación Ozanam ofrece dos itinerarios: el aula de Comercio y Hostelería y el aula Multiprofesional de Mantenimiento de Edificios. Cada una cuenta con 15 plazas y una metodología basada en el contacto directo con actividades laborales. “Buscamos que los alumnos tengan mayor contacto con actividades que se van a encontrar en la vida real. Introducimos metodologías innovadoras, seguimiento del alumnado y trabajamos por proyectos globales”, detalla De la Rosa.
Para muchos jóvenes, esta formación supone un antes y un después. “Este programa es una lanzadera para estos alumnos, ya que les orienta a la búsqueda de empleo o a completar las formaciones que en algunos casos ya habían empezado”, concluye el coordinador en Fundación Ozanam.
Construyendo una casa
Dentro del itinerario de Mantenimiento de Edificios, uno de los dos que se ofertan desde Fundación Ozanam, el instructor Héctor Pellicena explica que la formación se organiza por especialidades prácticas que se alternan semanalmente. “Lo hemos querido dividir en lo más importante: fontanería, electricidad, albañilería y una zona de carpintería. No está dedicada tanto a fabricar, sino a instalar. La albañilería, por ejemplo, es básica, centrada en el pladur o encofrados. Y en carpintería instalamos cocinas, suelos o puertas”, señala Pellicena.
El taller que dirigen simula en sí una vivienda real, con baño, fontanería, electricidad y todos sus elementos, para que los alumnos puedan conocer todo el proceso. “Hemos cogido un proyecto muy motivador: estamos haciendo una casa completa con agua caliente, fría, desagüe, electricidad y todos los muebles y puertas”, apunta. Cada semana, cuatro alumnos rotan por cada área de especialización, una fórmula que permite “ir descubriendo cuál les gusta más, en cuál tienen más habilidades o cuál se les da mejor”.
Una de las innovaciones que más valoran es un sistema digital de gestión que facilita la entrada de nuevos alumnos sin perder el ritmo. Desde el propio curso han creado la aplicación. “Cuando un alumno salía, se perdía la plaza hasta que comenzaba otro curso. Ahora, gracias a esta aplicación, podemos generar unos roles en los que los que llevan más tiempo pasan de aprendiz a oficial y después a mentor, de modo que ellos mismos puedan acoger al alumno que llega nuevo y enseñarle los primeros procesos”, explica el instructor.
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