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Las luvias de abril han dado un respiro a los campos de la comarca, pero es necesario un giro hacia la agricultura sostenible ante la falta de agua. Las luvias de abril han dado un respiro a los campos de la comarca, pero es necesario un giro hacia la agricultura sostenible ante la falta de agua.

Las luvias de abril han dado un respiro a los campos de la comarca, pero es necesario un giro hacia la agricultura sostenible ante la falta de agua.

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A lo largo de los últimos años, España ha pasado por una serie de sequías especialmente duras que han dificultado considerablemente las labores de agricultura. Existen, además, diferentes problemas dentro del modelo agrícola actual que no hacen más que ahondar en esta problemática, por lo que se requieren cambios por parte de la industria orientados a prácticas más sostenibles y compatibles con el medio ambiente. Debe hacerse una gestión adecuada de los recursos actuales a través de agricultura sostenible si queremos sacar partido de los cultivos y evitar comprometer a nuestras próximas generaciones.

La sequía de inicios de 2022

Tal y como ya sabemos todos, el inicio del año 2022 se ha visto especialmente marcado por unas temperaturas mucho más elevadas de las esperadas, lo que nos ha dado uno de los inviernos con temperaturas diurnas más elevadas desde 1961. A esta situación se sumaron las más que escasas precipitaciones acontecidas durante este período, las cuales alcanzaron los 89 litros por metro cuadrado, el 45% del valor correspondiente al de un invierno típico en España. Según señala la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), los únicos lugares de España en los que hubieron más lluvias de lo normal fueron en el norte del País Vasco y de Navarra.
Afortunadamente, las lluvias acontecidas en abril consiguieron aportar algo de esperanza a esta situación, recuperando así los embalses de la región en hasta un 90%. Estas precipitaciones lograron superar en un 120% los porcentajes de las lluvias caídas en las últimas décadas, destacando el incremento del 200% que experimentó la región de Teruel. Gracias a esto, se han conseguido salvar muchas campañas agrícolas, lo que ha logrado aliviar las restricciones impuestas por la escasez de agua. Sin embargo, si bien han resultado de gran ayuda, estas precipitaciones no serán suficientes para salvar el futuro de la agricultura en España.

¿Qué es la desertificación?

Entendemos como desertificación el fenómeno de transformación de terreno lleno de vida a otro inerte y árido. Las zonas más susceptibles a sufrir desertificación son aquellas más próximas a las zonas áridas y desérticas. Sin embargo, la intensificación de las prácticas agrícolas actuales y su consecuente explotación excesiva de los recursos naturales han contribuido a que se produzca una mayor desertificación en la superficie. 
Además de la agricultura intensiva que se practica en este país, encontramos otras causas detrás de la progresiva desertificación de los suelos de España:
  • La disminución de los bosques locales.
  • El secado del suelo.
  • La continua disminución de las precipitaciones.
  • La desviación de los cursos de aguas naturales.

¿Cómo se puede remediar esta situación?

Para garantizar la sostenibilidad de la agricultura, deben hacerse importantes cambios destinados a cambiar el modelo de cultivo actual, así como esfuerzos enfocados en la regeneración del suelo para mantenerlo a salvo de la desertificación y de su empobrecimiento. Así, las prácticas de agricultura sostenible que deben aplicarse para esta situación deben estar enfocadas al máximo ahorro de agua y al cuidado, en general, del medio ambiente.
Mediante esta agricultura sostenible, conseguiremos adaptar los cultivos a las circunstancias del cambio climático, preparándolas para aquellos periodos de sequía y evitando la creciente erosión de los suelos. Además, se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero responsables del calentamiento global, y eliminan el riesgo de contaminación de las aguas superficiales y subterráneas, fundamentales para el abastecimiento de los cultivos y para otras actividades, tales como la piscicultura.

Soluciones basadas en la agricultura sostenible

La agricultura intensiva busca la mayor producción posible para la satisfacción de las necesidades alimentarias del ser humano y, al mismo tiempo, garantizar el mayor rendimiento posible de los cultivos. Sin embargo, la práctica de estas técnicas agrícolas afectan gravemente a la disponiobilidad de recursos, por lo que deben hacerse cambios orientados a la preservación de la biodiversidad del suelo y al mantenimiento de la fertilidad del mismo, evitando al mismo tiempo el uso de fertilizantes o fitosanitarios de síntesis química.
A continuación, te mostraremos dos de las herramientas más importantes que están utilizando los agricultores en la actualidad para combatir esta situación:
 
  • Biofertilizantes: los biofertilizantes se tratan de productos compuestos por microorganismos capaces de aumentar la cantidad de nutrientes disponibles para la planta y, de esta manera, mejorar la calidad del suelo en el que se han plantado los cultivos. Gracias a los biofertilizantes, se consigue un aumento en la biodiversidad y fertilidad del suelo, así como una mayor absorción del agua y de la fijación de carbono. Esto deja cultivos mucho más sostenibles capaces de contribuir a la protección del medio ambiente.
  • Bioestimulantes: los bioestimulantes son sustancias compuestas por diferentes microorganismos y otros compuestos químicos que son capaces de estimular los procesos de absorción y asimilación de nutrientes de la planta, aumentando así su eficiencia y reduciendo la necesidad en el uso de fertilizantes en un 20%. Entre los bioestimulantes más utilizados encontramos aquellos que incluyen extractos de algas y plantas, biopolímeros, hongos, bacterias y ácidos fúlvicos.