Síguenos
Mario Vargas Llosa: un faro de pensamiento crítico cuyo legado desafía a las nuevas generaciones Mario Vargas Llosa: un faro de pensamiento crítico cuyo legado desafía a las nuevas generaciones

Mario Vargas Llosa: un faro de pensamiento crítico cuyo legado desafía a las nuevas generaciones

banner click 241 banner 241

La banquera de inversión peruana, radicada en Londres, Susana de la Puente reflexiona sobre la impronta que el escritor ha dejado en una sociedad profundamente convulsa e invita a preservar el pensamiento liberal de Vargas Llosa, en los espacios donde se formarán a los líderes del futuro.

 

Con la muerte de Mario Vargas Llosa, deja este mundo, uno de los más agudos intelectos del siglo XX y XXI, pero su influencia permanecerá como una brújula del pensamiento crítico. “Exigente con el lector, con la sociedad y con él mismo, el Nobel Mario Vargas Llosa, deja un enorme legado no solo en la literatura sino en el pensamiento político liberal puesto a prueba en estos momentos de convulsión mundial” dice la reconocida banquera latinoamericana.

 

Mario Vargas Llosa ha sido a veces un escritor incómodo. No solo por ser provocador, sino porque nunca se conformó con las verdades fáciles. Su hijo Álvaro Vargas Llosa lo definía como un hombre franco, que no temía las consecuencias por asumir la realidad de los hechos. Susana de la Puente quien fue amiga del escritor peruano, destaca su amor por la vida, por transgredir  fronteras,  por explorar lo desconocido sin miedos y con una inmensa curiosidad por todo lo que no conocía Ella ha procurado a lo largo de su carrera tender puentes entre distintos mundos: la economía y la cultura, la permanencia y el cambio, la identidad nacional y la proyección global y su compatriota Vargas Llosa, siempre fue un referente y fuente de orgullo.

 

Para las generaciones más jóvenes, la figura de Vargas Llosa puede parecer lejana, incluso polémica, pero esa “distancia” es solo aparente. Quien se adentra en La ciudad y los perros o en Conversación en La Catedral no encuentra a un escritor “clásico”, sino a alguien que plantea las mismas preguntas que siguen inquietando hoy a los jóvenes: ¿qué significa ser libres? o ¿por qué fallamos, una y otra vez, en consolidar una democracia verdadera?”

 

Susana de la Puente percibe entre las nuevas generaciones un hambre de autenticidad, pero también una tendencia preocupante a la volatilidad emocional. La figura de Vargas Llosa confronta esa actitud. Su vida —no sólo su obra— fue una apuesta sostenida por la razón crítica, por la palabra como herramienta de transformación. La banquera y también coleccionista  de arte , cree en el poder de la cultura para iluminar zonas oscuras de la vida pública y Vargas Llosa fue un faro, incluso cuando su luz cegaba.

 

Su pensamiento y obra han orientado conversaciones decisivas en América Latina. Susana de la Puente rememora su defensa intransigente de la libertad, su rechazo a los populismos de cualquier signo y su negativa a transigir con la comodidad ideológica. Él representaba el debate racional, el argumento sostenido y la defensa sin matices de la democracia liberal. Ese es precisamente el gran valor de revisitar su obra. Vargas Llosa encarnó una ética que no se acomoda al vaivén de las modas. Eso es lo que se tiene transmitir a quienes hoy tienen veinte o treinta años. La literatura no es evasión: es la máxima expresión de enriquecimiento.

 

Recientemente, su hijo Álvaro firmaba en El País un artículo de una belleza desgarradora, donde se entrelazaban la figura pública y la intimidad del padre. Esa doble dimensión -el hombre y el mito, el escritor, el ciudadano y el padre de familia-  es parte de lo que lo hace tan trascendental. Susana de la Puente invita a los jóvenes a leer a este gran escritor peruano. “Leer a Vargas Llosa es, en el mejor sentido, una experiencia transformadora. La literatura y las expresiones artísticas  solo cobran sentido cuando interpela y  conozco pocos cuestionamientos como el que surge al cerrar uno de sus libros y quedarse pensando, incómodamente, en uno mismo”.

 

Unas semanas después de su fallecimiento, su legado no está en un museo, pero si entraña un desafío, un reto abierto. Que cada joven lector lo asuma es quizás el mejor homenaje que se le puede hacer a su figura. “Desde mi experiencia como promotora de las artes, he aprendido que el legado cultural solo sobrevive si encuentra nuevas voces que lo reinterpreten. Por eso, me parece vital que los jóvenes se apropien de Vargas Llosa, no para repetirlo, sino para cuestionarlo, discutirlo y continuar ese diálogo que él siempre promovió”, destaca Susana de la Puente. “No solo se trata de recordarlo, se trata de entender por qué su voz sigue siendo necesaria y la cultura actúa como un puente entre generaciones”, concluye.

 

En su última entrevista, Mario Vargas Llosa esperaba que la muerte le encontrase trabajando y escribiendo porque eso sería un símbolo de que habría vivido hasta el final, siempre con el mismo grado de curiosidad e ilusión. “Lo ideal es que sea un accidente que venga a interrumpir una vida en plena efervescencia”, relataba a la televisión británica BBC.


La vida es maravillosa porque tiene un fin” señalaba él mismo. Sin embargo y con enorme pesar, nos ha dejado un hombre cuya pegada literaria, política e intelectual ha sido extraordinaria e imborrable. Susana de la Puente relata que siempre ha admirado su férreo compromiso con la libertad y esa escritura que buscaba sin descanso la verdad que subyace en toda gran historia.