Síguenos
Exoesqueletos Exoesqueletos

Exoesqueletos

banner click 244 banner 244
Elena Gómez

La ciencia avanza una barbaridad y esta semana hemos podido ver en televisión un reportaje sobre el sueño futurista de mi familia. El programa Futura de Carmen Porter, en Cuatro, nos mostró a niños con graves dolencias neuromusculares que están retrasando los efectos negativos de las mismas gracias a unas estructuras robóticas, alrededor de sus piernas y su cintura, que les permiten caminar: los exoesqueletos. Muchos de estos niños tienen Atrofia Muscular Espinal, al igual que yo.

Llego tarde para utilizar esta maravilla de la tecnología, hay que tener una osamenta fuerte y un cuerpo poco castigado para poder ser usuaria. Pero da igual, estoy viviendo una revolución científica sin precedentes, cosa que me parecía imposible hace apenas unos años. Los tratamientos, las ayudas técnicas, la robótica y la biomecánica están consiguiendo que muchos pacientes no estén ya desahuciados por sus enfermedades. Pero, como casi todo en la vida, la moneda tiene su cruz.

No todo el mundo puede acceder a lo necesario para aumentar su calidad y su esperanza de vida. Detrás de todos estos avances hay mucho dinero en juego. Los aparatos que se comercializan son carísimos y las ayudas públicas son, en muchas ocasiones, insuficientes ya que los catálogos se actualizan muy poco. Los tratamientos y las ayudas técnicas que se ofrecen por la sanidad pública tienen un acceso tan restringido que se han convertido en un privilegio para unos pocos afortunados.

Las familias que necesitamos ayudas técnicas, incluso las más normalitas, nos vemos en ocasiones agobiados por los pagos de las mismas. Sin ir más lejos, y para que les sirva de ejemplo, mi silla de ruedas cuesta lo mismo que un coche pequeño. ¿Les parece justo? Es indignante que las empresas que desarrollan todo aquello que beneficia a la salud de las personas abusen de los precios así, solo porque los costes de producción son altos y, según ellos, la demanda muy baja. Y es lamentable que el dinero público no vaya a quien lo necesita de verdad, con unos controles eficientes pero flexibles.

El redactor recomienda