Uno de los temas recurrentes de verano son las distintas campañas de concienciación contra los accidentes de tráfico. Recuerdo la época en que la publicidad para disuadir a los conductores responsables era brutal, cruel y tremendamente efectiva.
Sin embargo, hace ya un tiempo que se han dulcificado las formas, se utiliza el doble sentido y la metáfora, y se da por sentado que captamos el mensaje: la carretera mata. Así de simple.
Por ejemplo, tenemos el proyecto de este año de la plataforma de Atresmedia Ponle Freno, que es, en mi opinión, un chiste malo para la España olvidada.
No es por el fondo de la cuestión, es cierto que las carreteras deterioradas y las señalizaciones incorrectas son peligrosas. Por eso, intentando ser más originales para llegar mejor al gran público, nos emplazan a enviar fotografías de carreteras y señales en mal estado, para remitirlas a la administración correspondiente.
Así que ya me veo poniendo una cámara de video con mucha memoria en mi coche… Porque si tengo que parar a hacer una fotografía, cada vez que salgo de Teruel hacia cualquier sitio, en cada punto negro que me encuentre, no acabo nunca.
Es eterna la denuncia contra la carretera N420, que nos une con Alcañiz y Cuenca. Existen carreteras comarcales más amplias y con mejor suelo que esta.
Me toca recorrerla varias veces a la semana durante el verano, y es una verdadera tortura para mis cervicales y mi corazón. Es un bache continuo, en algunos tramos es tan estrecha que resulta muy peligroso cruzarse con un camión, el arcén no existe y los ciclistas transitan por ella con gran osadía.
Y ya ni hablar de la autovía A23, donde mi acompañante me tiene que sujetar con fuerza en muchos tramos, porque voy votando como en una cama elástica. Aquí el mantenimiento es una ilusión óptica desde que se terminó, allá por el año 2008.
Vamos, turolenses, animaos a enviar videos de varias horas a esta plataforma, no sea que nos dejemos sin denunciar a algún tramo y nadie se acuerde de arreglarlo.