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Pedro Andrés cortó cuatro orejas en la novillada picada de Orihuela del Tremedal Pedro Andrés cortó cuatro orejas en la novillada picada de Orihuela del Tremedal
Pedro Andrés lidiando por abajo al cuarto de la tarde. Iván Fabre

Pedro Andrés cortó cuatro orejas en la novillada picada de Orihuela del Tremedal

Los novillos de Raúl González ofrecieron un juego dispar, pero mantuvieron el interés de la tarde

Redacción: Iván Fabre

En una tarde soleada en lo meteorológico y con algo más de la mitad del aforo cubierto se lidiaron el pasado lunes, en la plaza de toros de Orihuela del Tremedal, cuatro novillos de la ganadería de Raúl González, correctos de presentación, que ofrecieron un juego variado pero interesante en su conjunto. Antes de romper el paseíllo sonó el Himno Nacional. Sergio Sánchez (de rosa y oro), que abría la tarde y al igual que su compañero de cartel debutaba en esta plaza, mostró disposición ya desde la salida del primero de su lote, que remató en tablas al igual que harían los restantes, y al que recibió por verónicas que abrochó en el centro del ruedo con la media. Empujó el novillo en el puyazo caído que recibió y, tras ello, ejecutó un vistoso y ajustado quite por saltilleras que remató con revolera. Brindó al público e inició la faena por estatuarios en el tercio para, a continuación, desarrollar en los medios el toreo en redondo.

El novillo, un castaño chorreado en verdugo, mostró buena condición por este pitón permitiéndole templar su embestida y desplazarlo, lo que facilitaría que los derechazos ejecutados fueran largos y limpios. Intercaló series por ambos pitones, consiguiendo igualmente hacerlo por el otro de forma que también los naturales tuvieron intensidad y transmitieron al tendido. Fue precisamente por este pitón por el que llegarían los momentos de mayor repercusión de su labor con la pañosa. Apostó por el toreo de cercanías en la fase final de la faena, que incluyó el arrimón, siendo prendido sin consecuencias. Mostró valor y disposición al ponerse en esos comprometidos terrenos, y tras reponerse de la voltereta tomo nuevamente la muleta para, a continuación, realizar un circular invertido muy ajustado rematando la faena con la mano derecha. El fallo con los aceros, al dejar media estocada desprendida y levantarse el novillo tras intentar apuntillarlo, le impidió obtener trofeo. El animal fue aplaudido en el arrastre y el novillero pacense saludó una ovación.

También mostró valor, lo que caracterizó su toreo durante toda la tarde, en el segundo de su lote, una res de peor condición que la anterior, que no descolgó la cara en ningún momento y con la que tan apenas pudo lucirse con el capote, tras haberla recibido rodillas en tierra con una larga cambiada. Mostró arresto nuevamente al iniciar la faena de muleta con pases cambiados por la espalda de hinojos pero fue prendido nuevamente sin consecuencias. Se repuso del percance y tomó la muleta con la mano derecha.

Protestó el novillo soltando la cara al final del muletazo lo que exigiría un esfuerzo adicional para que la ejecución de los muletazos por uno y otro pitón resultaran limpios llegando a conseguirlo por momentos, lo que tendría repercusión en el tendido. Fue prendido nuevamente en un par de ocasiones antes de arrebatarse en la fase final del trasteo que terminó por molinetes aplaudidos por el público. El fallo a espadas de nuevo, tras acabar con el novillo de tres pinchazos, media atravesada, trasera y tendida que quedó suelta, pinchazo y pinchazo hondo, lo dejó en silencio.

Disposición de Pedro Andrés

A manos del novillero Pedro Andrés, de nazareno y oro con remates en negro, fueron a parar los dos animales de mejor condición del encierro, permitiéndole cortar dos orejas a cada uno de ellos. El novillero vitoriano, que está desarrollando una interesante temporada, y que regresaba a plazas turolenses tras el triunfo cosechado en la pasada edición del ciclo de novilladas de Albarracín, del que se proclamaría triunfador al cortar tres orejas a un lote de Juan Vicente Mora, demostró en todo momento su habilidad capotera y su disposición y buen hacer con la muleta, ofreciéndose voluntarioso y manejándose con solvencia ante la cara de los animales.

Desde el recibo a su primero por verónicas rematadas con la media; también el que ejecutó por chicuelinas que terminó con revolera a su segundo, y cuya faena de muleta inició por doblones, hasta la ejecución de derechazos y naturales en ambos ejemplares, tuvieron clase e intensidad y transmitieron al tendido. Dio sitio al primero de su lote con la pañosa, un animal colorado premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre, al que tan apenas se había señalado el puyazo y que, tras brindar su muerte al público como también hizo en el segundo de su lote, inició su faena por muletazos por alto al hilo de las tablas. Lo sacó a los medios y ahí, dándole tiempo y sitio, fue estructurando la faena, cuyos momentos más intensos vinieron por el pitón derecho. Fue precisamente por este pitón por el que el animal mostró mejor condición, de forma que los derechazos salieron largos. El pase de pecho al terminar cada una de las series por uno y otro pitón vino a demostrar nuevamente su manejo de la lidia. El epílogo a la faena vino por unos naturales rematados con el pase de pecho, en los que consiguió desplazar al novillo a base de tesón y buena técnica. Se atracó de novillo al entrar a matar y la espada cayó trasera, lo que retrasó su muerte, si bien no impediría que la presidencia sacará los dos pañuelos al mismo tiempo.

En el que cerró plaza, que recibió un puyazo largo y trasero, ejecutó buenos muletazos por ambos pitones, mirando al tendido en muchos pasajes, lo que vino a ratificar la confianza con la que anduvo toda la tarde. Apostó por el toreo de cercanías en la fase final de la faena, arrancándole los últimos muletazos de la tarde. Se puso complicado al entrar a matar y tras un pinchazo en la suerte natural y una estocada de la que salió prendido, le fueron concedidos nuevamente los dos apéndices. Después de salir a hombros pasó por la enfermería en la que fue atendido de un varetazo en la zona inguinal izquierda, sin que hubiera herida por asta de toro.