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De elecciones y museos (I) De elecciones y museos (I)
Casa de la Beneficencia, posiblemente hacia 1915

De elecciones y museos (I)

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Serafín Aldecoa

Sufrientes y resilientes  turolenses, se acercan las elecciones. Vamos, aún faltan algo más de cuatro meses pero en esas estamos. No se trata solo de un proceso, sino de varios comicios con sus correspondientes periodos preelectorales. Casi nada. Armaos de paciencia. Vamos a oír un montón de promesas de lo más variopinto entre el personal candidato.

Los políticos se van a sacar de la chistera toda una serie de propuestas maravillosas. De hecho, ya lo están haciendo en estos días y, entre ellas, cómo no, se encuentran los museos, museos que ellos suelen visitarlos con exigua frecuencia. De momento, solo de momento, se quiere resucitar algún museo cuyo proyecto desapareció de las hemerotecas hace unos años y otros dos que serían de mayor actualidad ya que han aparecido hace menos tiempo. En unos meses igual nos sorprenden y aparece alguno más.

Empezamos con el llamado Museo de Etnografía al que desde hace tiempo le teníamos ganas y no habíamos escrito nada sobre él hasta el momento. De repente, ha vuelto a salir a la palestra política, a los medios de comunicación. De hecho, nos desayunamos una de estas mañanas con la noticia de la inclusión en los presupuestos generales del Estado para el año que viene de una consignación de cuatro millones de euros para este Museo, hecho este inaudito y sorprendente cuando ya lo había prometido Zapatero hace unos catorce años y el proyecto se quedó en agua de borrajas.

Alguna de las autoridades provinciales de la misma cuerda que el Gobierno central acaba de poner el grito en el cielo –y con razón- diciendo que esto no se hace así, que no se le puede endosar –sí, esa es la palabra adecuada- un museo de esta envergadura a la Diputación porque puede  que su construcción y organización pueda costar algo así como alrededor de 30 millones de euros aparte del presupuesto anual necesario para el pago del  personal y mantenimiento que supondría una suma de dinero difícil de asumir..

Por el contrario, aquel cacareado Museo de Etnografía de Teruel prometido en 2009,  iba tener el “apellido” de “nacional”, esto es, de la misma entidad que los que existen ya en España como el de Barcelona (Museo Nacional de Arte de Cataluña)  ubicado en la montaña de Montjuic junto a la Plaza de España,  en Mérida  en torno al arte  romano  o en Valladolid dedicado a la escultura principalmente barroca (imaginería sacra).

Independientemente del contenido en el que entraremos más tarde, aquel proyecto no dejaba de ser un chollo, una gran suerte para la provincia pero, sobre todo para la capital, porque las nóminas de la treintena de puestos de trabajo que se decía -cual cuento de la lechera- que se iban crear se pagarían con los presupuestos del Estado, pero no solo eso, todas las facturas del mantenimiento diario (luz, agua, limpieza…) se abonarían desde el Gobierno de turno. Eso sí que era una ganga, un caramelo apetitoso, de tal manera quedamos realmente sorprendidos de que esta propuesta tan jugosa fuera a parar  a una provincia con tan poca población como Teruel y no a una gran urbe como Barcelona o Zaragoza donde era más rentable políticamente, o sea, donde obtener un mayor número de votos. Los políticos hablan de “nichos”, no sabemos por qué, dada la resonancia mortuoria de la palabra.

No sabemos cuál de los dos partidos mayoritarios le dieron el carpetazo -tal vez los peperos- al asunto pero lo cierto es que todo el circo que se montó en torno a este Museo se paró, se vino abajo. Recuerdo que se programaron visitas guiadas a la antigua Casa de la Beneficencia realizadas por el alumnado de Bellas Artes de la Universidad de Zaragoza; la edición de un díptico explicativo de la trayectoria del Museo de Antropología de Madrid; colocación de un cartel enorme en la fachada del inmueble donde iba a instalarse; degustación gratuita de productos turolenses de denominación de origen… Vamos, todo un derroche de “merchandising” para vender humo.

Ya ocurrió entonces aquel año de 2009 cuando la opinión pública demandaba  la construcción de un museo sobre la Guerra Civil, cuando se reclamaba un centro expositivo con el tema central de la Batalla de Teruel, tan trascendental para el desarrollo del conflicto bélico en España y sin embargo, desde el ministerio de Cultura en Madrid aparecieron, de repente y sin esperarlo, un museo con el tema de la Etnografía cuando nadie lo había demandado.

Ahora bien, cuál iba a ser el contenido. Hasta ahora nos hemos centrado en el continente, en los aspectos económicos que reportaría a la ciudad de Teruel la instalación museística, pero no nos hemos detenido en analizar el contenido, no hemos hablado de él. Y eso es fundamental. No podemos diseñar un centro museístico sobre cualquier tema sin planificar previamente las colecciones que iban a exponerse en sus salas. 

Al parecer se iban a trasladar gran parte del los fondos del Museo del Traje ubicado en la avenida Juan de Herrera de Madrid dentro de lo que era el Museo Nacional de Antropología, heredero a su vez del Museo del Pueblo Español. Nosotros lo vimos hace unos años y la verdad es que tenía poco atractivo. Las malas lenguas hablaban de un museo lleno de ropas y trajes “viejos” que “sobraban” en la capital de España y que la mejor forma de colocarlas era llevarlas a Teruel. No sabemos cuál era la realidad, pero era poco atrayentes las colecciones. Andaremos y veremos en qué queda la propuesta.