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La Exposición Artística de 1917. Un homenaje a Salvador Gisbert (y II) La Exposición Artística de 1917. Un homenaje a Salvador Gisbert (y II)
Monumento a Antillón en Santa Eulalia

La Exposición Artística de 1917. Un homenaje a Salvador Gisbert (y II)

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Serafín Aldecoa

En nuestra anterior entrega destacamos la trascendencia que tuvo esta Exposición Artística de mayo-junio de 1917 dentro del panorama artístico de Teruel y, sobre todo, la importancia que tuvo para el reconocimiento del trabajo plástico de Salvador Gisbert Gimeno, fallecido hacía cinco años, y también para un grupo de autores turolenses noveles ya que la muestra recogía un buen número de obras de ellos, la mayoría muy jóvenes que en esos momentos se iniciaban en el mundo de las artes.
Si la semana pasada dedicamos el artículo completo a Salvador Gisbert Gimeno, en la que recogíamos una parte de esa obra antológica de alrededor de 60 obras que aparecía en la Exposición, hoy hablaremos de sus hijos, cuatro de los cuales también estaban presentes con sus obras en las salas continuando la tradición paterna de dedicación a la plástica. 
La primera fue María Gisbert que, al parecer, realizaba trabajos pictóricos de forma ocasional y esporádica pues, de hecho, solamente presentaba una obra, "Idilio en la fuente", un óleo "de gran propiedad tanto en las figuras como en el paisaje que les sirve de fondo". 
Su hermano, Salvador, ofrecía "unos bocetos, apuntes y notas de color" debido a la premura del tiempo con que se había montado la Exposición y, consecuentemente,  exponía poca obra acabada en condiciones. No obstante los bocetos que colgaba seguían "una línea impresionista".
 Antonio, el tercero de los hijos, que había seguido por la senda de la escultura pues no olvidemos que, entre sus trabajos, realizó el monumento a Isidoro de Antillón en Santa Eulalia, también se lamentaba de no haber dispuesto de más tiempo y presentaba unos bocetos y dibujos inspirados en la leyenda poco conocida de "La loca de Montalbán". 
Finalmente, Santiago, presentaba dos "marinas" y "dos tipos populares "muy bien hechos que demostraban las cualidades y aptitudes del autor para la pintura". Hay que decir que era profesor de la materia de Dibujo en la Sociedad Turolense de Amigos del País y como tal en las paredes también se colgaron obras de los alumnos que asistían a las clases.  En general, si hacemos caso a la versión crítica de Juan de Teruel, el autor de los artículos periodísticos, ninguno de los hijos de Gisbert Gimeno alcanzaban la calidad en la pintura de su padre, ni la versatilidad pictórica del progenitor. 
Pablo Monguió, el arquitecto del Modernismo turolense, exponía varios proyectos como el del "Teatro" (llamado "Marín", posteriormente) para el Círculo de Recreo turolense (Casino) y los de unos "chalets" para una finca de La Puebla de Valverde. Su hijo, Pablo Monguió Fonts, también arquitecto, presentaba "unas aguadas" así como unos bocetos  de lo que habían sido las vidrieras de la iglesia del Salvador de Villaspesa, en las que había trabajado él, y que presentaban un estilo "mezcla de arte gótico y modernista" como unas "sencillas y elocuentes alegorías de la Agricultura". 
De la colección de obras de arte existente en Diputación provincial, se habían llevado a la Exposición dos cuadros cuya autoría correspondía a Joan Cabré y a Juan José Gárate. Cabré, con museo en Calaceite, arqueólogo, fotógrafo... también realizaba sus pinitos en la pintura mientras que Gárate, el pintor regionalista de Albalate del Arzobispo, por esas fechas ya era un artista consagrado al haber nacido en 1869. Ambos autores tenían en común que en su momento determinado habían sido pensionados por la Diputación cuyas ayudas económicas les habían servido, al igual que a otros turolenses, para realizar estancias formativas en diferentes ciudades. 
En la sala de Artes e Industrias figuraban obras de los que llamamos "ferreros" del Modernismo, Matías y Epifanio Abad que presentaban obras de gran calidad artística pero el periodista hacía una referencia especial a la excelencia de un "pavo real". Dentro de esta sala también se exponían varias piezas de cerámica de los industriales José Aguilar y Ramón Abril que representaban el "resurgimiento" de la cerámica turolense que "la apatía y la desidia habían hecho desaparecer". Las obras presentadas por los ceramistas eran unos "maceteros modernistas"  junto a unos platos y jarras con motivos vegetales.
Otro pintor pensionado Luis Berdejo Elipe, exponía "un estudio al carbón" a la entrada de los locales, pero también hay que mencionar obras de otros autores presentes como Ángel Novella, Julia Llopis, Díaz Spttorno, Pascual Edo... 
Como vemos, el contenido de la exhibición era plural y variopinto ya que otro "autor" que presentaba su "obra" era el adalid del esperanto en Teruel Julio Belenguer que había colgado la colección de postales con imágenes de "todo el mundo", fruto del intercambio que realizaba con otros esperantistas de diferentes países a través de la correspondencia y de las cuales creemos que se conserva solamente una postal. Este hecho de mantener una periódica y fluida correspondencia mutua entre asociaciones y particulares esperantistas de diversas tierras solía ser una costumbre habitual. Las fotografías de otros lugares de Europa y del mundo debieron de llamar la atención de los visitantes por su exotismo y  por cuanto en aquel momento el nº de imágenes que percibían las personas era muy limitado.
En definitiva, una Exposición que permitía acercarse a los autores y al panorama artístico de la ciudad de Teruel en 1917 pese a las limitadas y mejorables explicaciones del autor de los artículos periodísticos. Hubiera sido deseable la edición de un catálogo para poder apreciar la valía y cualidades de las obras de los protagonistas del evento, aunque hubiera sido en blanco y negro.