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La Granja experimental de Teruel, abandonada La Granja experimental de Teruel, abandonada
Vista aérea de la Granja, posiblemente en los años sesenta

La Granja experimental de Teruel, abandonada

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Serafín Aldecoa

El día 3 de octubre de 1915 llegaba a Teruel desde Madrid el benefactor y padrino de la que iba a ser una granja experimental agrícola, Carlos Castel y González de Amezúa, el “conseguidor”, “el gran cacique de Teruel” tal como lo definió Carlos Forcadell. Era de ideología conservadora al igual que su padre, el también ingeniero Carlos Castel y Clemente, con el que no hay que confundir. En realidad, el hijo fue el jefe del Partido Conservador en Teruel durante años.

A los dos hay considerarles como el prototipo de los políticos de la Restauración ya que Castel hijo fue elegido diputado a Cortes por el distrito de Montalbán (su “cacicato”) ¡en doce comicios consecutivos! (desde 1899 hasta 1923, 24 años), algunos de ellos como “encasillado”, esto es, mediante la designación directa del Gobierno de turno practicando el llamado “pucherazo” o lo que es lo mismo, la manipulación de los resultados electorales por parte de las autoridades. Su influencia política fue notable en Madrid de tal manera que todo el mundo esperaba que alcanzase alguna poltrona ministerial, sin embargo solo lo hizo de forma interina en 1922 ocupando la cartera de Instrucción Pública.

Su padre, Castel y Clemente, que había nacido en Cantavieja, ya le había marcado el camino a seguir en política pues también había sido un político longevo al haber permanecido 15 años como diputado en Cortes, también por el Partido Conservador, aparte de otros cargos a nivel provincial y/o local.

En esos momentos no había duda de que Castel y González de Amezúa era el que había “donado” la granja a la ciudad de Teruel pues era director general de Agricultura y como tal, al día siguiente de su llegada, fue él el que colocó la primera piedra de las obras de la Granja lo que supuso que en Teruel se celebrasen unos fastos por todo lo alto para recibir a Castel y, sobre todo, para darle las gracias ante tanta magnanimidad, aunque informaciones posteriores desde sectores liberales se apuntaba que Teruel no había solicitado la Granja, sino que había sido “regalada” directamente por Castel.

Carretera de Teruel a Cuenca

El lugar en el que se iba a situar la Granja estaba alejado de la población, exactamente al lado de la antigua carretera de Teruel a Cuenca, en un tramo que se apartó del tráfico rodado tras la construcción de la vía de circunvalación a Teruel. Los inmuebles se construyeron junto a la única secuoya existente en Teruel que, sorprendentemente, más de un siglo más tarde sigue en pie frente a los posibles “leñadores” desalmados.

Pues bien, a principios  del mes de octubre de 1915, se empezaron a levantar una serie de cuatro edificios, por lo menos, que, en conjunto, formaron posteriormente la llamada Granja Agrícola como “centro de enseñanza y experimentación”. Se iba dedicar, entre otras cosas, a la sericultura, esto es, a la producción de seda mediante la cría de gusanos para este fin con la participación de escolares que se ocuparían en parte de esta tarea
 

Restos de la granja en la actualidad


Una de las primeras celebraciones que se realizaron sin haber acabado la construcción de las instalaciones de la Granja, en noviembre de 1915, fue la del Día del Árbol en la que participaron los escolares de la Escuela Graduada aneja a la Escuela Normal realizando una plantación de árboles en el entorno de los inmuebles en construcción, pero, claro, para esta actividad no eran necesarias instalaciones prácticamente.

Ahora bien, en julio de 1916 se informaba desde la prensa que las obras de la Granja “casi se habían paralizado por agotamiento de lo consignado” y se animaba a las autoridades para conseguir fondos y continuar los trabajos “y de este modo no dejar sin pan a los humildes”, se supone que los trabajadores. Esta queja era también compartida por la Corporación municipal. La paralización de las obras debió ser total en varios meses porque, un año más tarde, tras varias gestiones del diputado en Cortés por Albarracín Barón de Velasco, consiguió que se remitiesen 10.000 pesetas al ingeniero agrónomo director de la Granja para que “fueran atendidos los trabajos que se están llevando en la Granja”.

Años veinte

Por fin, al parecer, en los años veinte del siglo pasado se acabó la construcción de la Granja en un estilo como el de la arquitectura de “piedra y ladrillo” tan habitual y común en Teruel en diferentes inmuebles tanto privados como públicos. Posteriormente, tenemos constancia de la realización de actividades agrarias en él como las de selección de semillas de trigo así como de coles de Bruselas o lombardas y su ofrecimiento a los labradores para su experimentación en los campos aunque de los gusanos de seda desconocemos los resultados.

No sabemos hasta cuando  funcionó la Granja pero casi aseguraríamos que tras la Guerra Civil, durante la cual pudo sufrir algún bombardeo, se abandonaron las instalaciones hundiéndose los techos y algunas paredes, deteriorándose con el paso del tiempo sin realizar ni su reparación ni su reconstrucción. Posteriormente, se vallaron los inmuebles y se tapiaron puertas pero ya era tarde: La vegetación volvió a ocupar el lugar que le correspondía porque zarzas, matojos, cardos, retoños de árboles... empezaron  a invadir el espacio de la Granja.

En la actualidad no sabemos quién es el propietario de los restos de eso que yo llamo arquitectura esquelética en Teruel que es parecida a la de las estaciones del ff. cc. Teruel-Alcañiz. Las sensaciones ante su contemplación son las de desolación, abandono y grima, las mismas que nos producen las estaciones de dicha línea. Y me pregunto: ¿se podrían recuperar los inmuebles de la Granja para dedicarlos a algún tipo de actividad? .