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La segunda cruz de los caídos, otro monumento franquista La segunda cruz de los caídos, otro monumento franquista
Ayuntamiento franquista de Teruel, en la década de los años sesenta

La segunda cruz de los caídos, otro monumento franquista

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Serafín Aldecoa

En nuestra entrega anterior escribíamos sobre la primera cruz de los caídos que se construyó encajada en los muros de la fachada oeste de un Seminario prácticamente arruinado, pues bien, su ubicación en dicho lugar podría pensarse que fue casual o que se eligió al azar, nada de eso fue realidad, sino que respondió a un proyecto arquitectónico realizado por el organismo Regiones Devastadas (RRDD).

La idea última  era  la construcción de una enorme escalera que enlazara la calle San Francisco con la enorme cruz del Seminario que culminaría en lo alto de tal megalómano monumento y que correspondía  a la mentalidad filo fascista del nuevo régimen franquista ya que la perspectiva del monumento iba a ser espectacular al contemplarlo desde el cerro de La Muela o desde la vega del río Turia.

Todas las cruces que se construyeron en estos años por parte del Franquismo se situaron en lugares estratégicos dentro de paisajes rurales o urbanos:, avenidas, cruces de calles, rotondas y en muchos casos la cruz rompió el paisaje de la geografía española además de presentar una estética clasicista que pretendía transmitir espiritualidad y sobriedad

El proyecto de la escalinata no se llevó a cabo aunque existen planos arquitectónicos de RRDD en el Archivo Histórico de Teruel que reproducen esta propuesta. Detrás de la no realización de tal monumento estaban, sobre todo, las razones económicas, muy probables en los años 40, pero también influyeron otras de carácter político y arquitectónico tal como veremos.

Sobre la reconstrucción del Seminario hubo diferentes opiniones y propuestas  entre los sectores afines al régimen. Por un lado,  los arquitectos de RRDD encabezados por Alejandro Allaneguí que fue el responsable del PPRIT (Proyecto Parcial de Reforma de Interior de Teruel), consideraba que el Seminario futuro presentaba una ubicación inadecuada para las necesidades del nuevo centro docente, que no olvidemos que tenía una función primordial educativa, porque no poseía suficiente espacio de recreo para los jóvenes seminaristas que serían los futuros residentes en unos momentos en los que abundaban los turolenses que pasaban por sus aulas.

Por otra parte, los jerarcas del régimen franquista, sobre todo los falangistas, querían conservar las ruinas, como si formaran parte de “un Belchite” más, con el fin de ensalzar la resistencia numantina de los defensores frente a las tropas gubernamentales durante la Batalla de Teruel o, en todo caso, se proponía la construcción de la llamada Casa del Partido, de Falange claro, tal como hacía RRDD en otras localidades que se iban desescombrando y reconstruyendo tras los efectos destructivos de la guerra.

La Iglesia, representada en este caso por el tozudo obispo León Villuendas Polo, natural de Torrijo del Campo, era partidaria de la construcción de nueva planta del Seminario lo que suponía una fuerte inversión económica. Finalmente, fue la opinión de la Iglesia la que prevaleció, así que  se decidió acabar con lo que quedaba en pie del inmueble, desescombrar el lugar y sobre el solar resultante, levantar el nuevo Seminario con lo cual desapareció la primera cruz de los caídos que pudo permanecer alrededor de siete u ocho años en pie.

En este espacio se levantó un edificio de nueva planta de estilo escurialense, ajeno a la tradición turolense y aragonesa, pero para ello hubo que desescombrar las ruinas primero. Todo este proceso duró décadas pues en 1953, durante la visita de Franco a Teruel, todavía se estaban construyendo las torres e incluso, según algunas fuentes, se ocultaron escombros que todavía quedaban por retirar para que el dictador no los contemplase

Consecuentemente y de acuerdo con los planteamientos políticos del nacionalcatolicismo franquista,  hubo que levantar una segunda cruz de los caídos, esta quizás no tan  monumental (mide  alrededor de cinco metros de altura) que es la que se conserva actualmente frente al edificio del Seminario.

Se trata de una cruz construida en hierro forjado flanqueada por cuatro farolas que hoy han desaparecido. De nuevo la cruz cristiana, un símbolo muy potente,  volvía a verse apropiada por los defensores victoriosos que colocaron también, para que se recordase, dos “víctor”, uno en la Casa de Cultura y otro en la fachada del colegio de Educación Primeria, que se estaba construyendo esos años y que han desaparecido.   

El proyecto de esta cruz de los caídos es de 1947 lo que nos indica la cantidad de años de la posguerra que se tardó en decidir qué hacer con el Seminario. Se fijaba su posición al lado de la torre de San Martín y siguiendo la tradición aragonesa, se construyó en hierro forjado  de acuerdo con el proyecto de Antonio Choliz Lanaja y el estudiante de arquitectura José Mª Martín. Aún tardaría dos o tres años en acabarse.

La plaza del Seminario, al estar ubicada la cruz de los caídos en un lateral, pese a los planes de colocar una fuente en el centro, se mantuvo exenta y libre de obstáculos, por lo que fue el sitio ideal para realizar allí en la posguerra todo tipo de concentraciones falangistas y de apoyo al régimen franquista. Todos ellos presididos por la deteriorada cruz de los caídos actual.

Una de las concentraciones más señaladas  tuvo lugar durante la inauguración de varias obras, entre ellas el Seminario y la Plaza, en 1953 con la asistencia de Franco en persona, que, según el periódico del Movimiento “Lucha”,  reunió  a “la Guardia de Franco, la Compañía de Honores, la Falange, todos en torno a una Cruz, a una bandera, a un Caudillo. Acto seguido fray León Villuendas Polo, obispo de Teruel, roció de agua bendita estos benditos rincones que se empaparon de sangre aquellos días en los que la vida no valía la pena, si no se quemaba en el holocausto de Dios y España”. Casi nada. Estas concentraciones presentaban siempre una dialéctica y una estética totalmente fascistas junto a la cruz de los caídos.