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Los castillos de Teruel, en venta Los castillos de Teruel, en venta
Castillo de Alcalá de la Selva, restaurado recientemente. SIPCA

Los castillos de Teruel, en venta

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Serafín Aldecoa

El ayuntamiento de Aliaga, con nuestro interés y colaboración, después de realizar  numerosas gestiones ha encontrado por fin al propietario (Santiago Dalmau, hijo del comprador, Martín Dalmau Mercader, vecinos de Barcelona) de su magnífico castillo que desde su fundación en la Edad Media pertenecía al patrimonio de los vecinos de esa villa pero que en un momento determinado (hace unos 50 años) el ministerio de Hacienda, con la aquiescencia y beneficio del Consistorio suponemos, decidió venderlo y de esta manera pasó a manos privadas. 

Hace también varias décadas Cedrillas hizo lo mismo con el suyo y sus pasos de búsqueda le llevaron hasta Estados Unidos donde localizaron a una pareja de este país que era la titular de su fortaleza. Al parecer, en un viaje por España, una mujer de origen canadiense a la que le gustó la fortaleza, la compró y se la regaló a su novio español. 

Aunque el caso de Cedrillas es anterior, la venta de castillos de nuestro patrimonio común provincial fue algo que ocurrió en la década de los años 70 del siglo pasado cuando parecía que España ya había crecido económicamente y se había convertido en un país desarrollado. Se trataba de construcciones o inmuebles con valor histórico-artístico de la provincia de Teruel que pasaron así a entidades privadas o a particulares. No sabemos las razones que movieron a los municipios y al Estado en última instancia a sacar a subasta estas fortalezas, pero pensamos que se debió a la crisis económica por la que atravesaban estos consistorios y el dinero recaudado pudo servir para sanear sus cuentas presupuestarias. 

El estado de los castillos, en general, por las descripciones que conocemos, debía de ser bastante deficiente y la mayoría necesitaban una buena restauración, acción que, por supuesto, no realizaron los nuevos propietarios pese a que disponían de considerables recursos económicos como para pujar en las subastas con cientos de miles de pesetas por lo que tampoco entendemos las razones que les llevaron a adquirirlos si no era por cuestión de desgravaciones fiscales. De todas formas, estos castillos estaban protegidos por un decreto de 22 de abril de 1949 según el cual los propietarios no podían “ni desfigurar, ni deteriorar el monumento, ni darle sentido alguno que desvirtúe su significación histórica y artística, obligándose, por el contrario, a su cuidada conservación, sin poder realizar otras obras que las aprobadas por los servicios técnicos de la Dirección General de Bellas Artes”.  

La venta de estos recintos amurallados fue una muestra más del escaso interés, de la desidia de las autoridades de diversos ámbitos de la Administración, hacia la conservación de un patrimonio que era de todos y que por “cuatro perras” salieron a subasta pública en el mes de marzo de 1972.

Tal como aparecía en el Boletín Oficial del Estado, el subastador oficial fue la Delegación provincial de Hacienda de Teruel pero suponemos que el Ayuntamiento correspondiente era el que recibía el dinero obtenido en la subasta.

Esperamos que los datos que aquí exponemos sirvan para que las entidades públicas, especialmente los ayuntamientos, puedan recuperar una parte de su propio pasado, de su historia y, en fin, de la identidad de los municipios y de sus vecinos. Se subastaron:

• El castillo y muralla de Aliaga que ocupaba una superficie de 4.000 m2  que fue adquirido por el citado Martín Dalmau de Barcelona. Salió a subasta por la cantidad de  1.500 pesetas y fue comprado por 125.000. Este potentado catalán también realizó otras adquisiciones, por lo menos en la provincia de Guadalajara, donde adquirió el castillo de Beleña de Sorbe por 201.000 pesetas.

• Cuando se daba la noticia en la prensa de la subasta, se realizaba la descripción del castillo de Villel que salía a subasta también y más concretamente, se hacía referencia a “unos muros situados en un promontorio en el centro del núcleo urbano que ocupaban 1.210 m2 de los que 90 son superficie construida”. Este “castillo” salió a subasta por la ridícula cantidad de 500 pesetas aunque fue adquirido por 136.000 pesetas. Entendemos que este no era el castillo templario de los siglos XII-XIII situado sobre un cerro, que se percibe desde la distancia y que ha sido restaurado hace unos años, sino unos restos de una construcción amurallada ubicados dentro del pueblo. Fue adquirido por Carlos Junquera de Miguel residente y vecino de Madrid que seguramente desconocía donde se encontraba el pueblo de  Villel .

• El castillo de Huesa del Común de 1.300 m2 que conservaba parte de sus muros y que salió a subasta por 500 pesetas iniciales fue comprado por 70.000 por Francisco Caballero de Barcelona

• El de Alcalá de la Selva, situado en la parte alta de una ladera de gran pendiente inclinada con una superficie de 747 m2 de los que 325 eran de superficie cubierta también fue objeto de subasta. No sabemos por cuánto dinero salió a la subasta pero fue adquirido también por Carlos Junquera de Miguel  por la cantidad de 340.000 pesetas.

Otros castillos que se subastaron el 4 de abril de 1972 y cuyas cantidades de salida eran mayores que las anteriores fueron los de La Hoz de la Vieja, Linares de Mora, El Castellar y Alfambra cuyos tipos  se salida eran 10.000, 3.000, 10.000 y 500 pesetas, respectivamente. No disponemos de los resultados económicos subastas, ni poseemos datos de los nuevos propietarios que los adquirieron.

Este hecho de sacar a subasta los castillos no fue exclusivo de la provincia de Teruel, sino que se hizo extensivo a otras provincias como es el caso de la de Guadalajara pues en el mes de enero de 1972 se sacaban a subasta siete castillos de otras tantas localidades.