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2020. LA VAQUILLA QUE NO FUE. Maribel Castro: 2020. LA VAQUILLA QUE NO FUE. Maribel Castro:
Maribe Castro trabajo durante 15 años como reportera gráfica para DIARIO DE TERUEL

2020. LA VAQUILLA QUE NO FUE. Maribel Castro: "La fotografía de la puesta del pañuelo es la imagen por excelencia de la Vaquilla"

Su trabajo como reportera gráfica en DIARIO DE TERUEL le permitió vivir momentos especiales
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Maribel Castro vivió la Vaquilla “con mucha intensidad” durante los 15 años que trabajó como reportera gráfica de DIARIO DE TERUEL. Esto le suponía “echar muchas horas, pasar calor y trabajar cuando los demás disfrutan”, pero al mismo tiempo le obligaba a no perderse ningún acto y le permitía conocer otras caras de la fiesta, como el almuerzo del lunes en la Nevera con los miembros de la soga y la baga.
-¿Cuándo ha vivido la Vaquilla con mayor intensidad?
-De los 15 a los 18 años, que era cuando empezaba a salir un poco por la noche, sí que la disfrutaba por lo que suponía de libertad y ligoteo. Luego, durante muchos años, de los 20 a los 30 y muchos, reconozco que huía de la ciudad y me iba con mi hermano de acampada al Pirineo o a cualquier otra zona con aires más puros y un poquito más tranquilo. Pero cuando la he vivido con más más intensidad y desde dentro ha sido trabajando en medios de comunicación: primero, 3 o 4 vaquillas en la Televisión Local de Teruel y luego, durante casi 15 años, en prensa, como reportera gráfica de Diario de Teruel. Esto suponía horas y horas de vivirlo en la calle para recoger las imágenes que luego saldrían publicadas en el periódico para todos los turolenses.
-¿Cómo ha sido la fiesta después?
-Los últimos 6 años, tras dejar el Diario de Teruel y haberla vivido con tanta intensidad, lo que me apetecía era un poquito de tranquilidad. En estas últimas seis ediciones de la Vaquilla, he pisado poco o nada el centro y he aprovechado para irme a la playa o quedarme en casa.
-¿Y qué piensa hacer este?
-Sevi, mi pareja, es muy taurino y va a echar mucho de menos que no haya festejos en la plaza y, sobre todo, el traslado de los toros de la madrugada y los ensogados del lunes, en los que siempre participa intensamente. Pasaré menos preocupación por él, pero va ha a ser un poco raro todo. Supongo que muy tranquila, a lo mejor demasiado...
-¿Sentía una responsabilidad especial por la imágenes de la fiesta?
-Eran momentos de mucha tensión, sobre todo el año que me tocaba cubrir la puesta del pañuelo. Ese instante, junto con el beso de Las bodas de Isabel de Segura, son los dos de mayor responsabilidad porque tanto una como otra son “la foto” de la fiesta. Me encantaba ver como la plaza del Torico cambiaba su fisonomías: ver cómo se llenaba y como estallaba la fiesta tras la puesta del pañuelo, con la gente tirando agua desde los balcones.
-Pero claro, a veces la técnica falla...
-En la Vaquilla no he sufrido ese problema, pero sí en Las bodas. Un sábado de medievales se me estropeó la tarjeta de memoria de la cámara después de estar haciendo fotos desde las 09:00 hasta las 22:00 horas. Aquella situación me jorobó tanto... hasta el punto de que cada año, cuando se acercaba la fecha, tenía pesadillas.
-¿Qué le permitió descubrir de la fiesta su trabajo que no hubiera sido posible de otra manera?
-Como siempre me tocaba cubrir el traslado de los toros del domingo al lunes, una vez un conocido me invitó a compartir las judías con los miembros de la soga y la baga. Después de la tensión y el sueño que pasaba, me dejaban compartir ese momento y era un privilegio. Y aunque me estuviera derritiendo con el sol que pega a estas horas de la tarde en el viaducto, merecía la pena disfrutar el desfile de las peñas hasta la plaza de toros la tarde del domingo. Siempre me sorpende la imaginación que le echan algunos peñistas.
-¿Qué otros momentos guarda con más cariño?
-Mi cumpleaños es el 14 de julio. Un año me tocó cubrir el final de fiesta y estaba con jaqueca y reventada después del fin de semana y, cuando me iba para casa, mi compañera Amparo me dijo que me fuera a tomar algo. Yo le dije que me iba a descargar las fotografías y a dormir. Pues antes de que me fuera, trajo una charanga que me tocó el cumpleaños feliz y me hizo mucha ilusión, aunque me fui a casa igual.