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Alba Germán, ponente de la Escuela de Padres de Fapar: “Los padres tienen que tener un control  de lo que hacen sus hijos con el móvil” Alba Germán, ponente de la Escuela de Padres de Fapar: “Los padres tienen que tener un control  de lo que hacen sus hijos con el móvil”
La titulada el Derecho Alba German hablará de riesgos de internet en el IES de Mora

Alba Germán, ponente de la Escuela de Padres de Fapar: “Los padres tienen que tener un control de lo que hacen sus hijos con el móvil”

“El acoso hay que abordarlo desde la perspectiva del agresor y las consecuencias penales”
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La titulada en Derecho Alba Germán impartirá el próximo miércoles una charla de la escuela de padres de Fapar en el IES Gúdar-Javalambre de Mora de Rubielos sobre Menores en la red: sobreexposición y seguridad y en enero hablará de ciberacoso en el CRA Goya. Ofrece, desde la perspectiva jurídica, claves frente a los riesgos de las tecnologías.

-¿Qué opina del movimiento de familias que plantea retrasar la edad de inicio del móvil en los menores?

-Estoy a favor de retrasarlo. Los padres educan y dejan superclaro a los críos que a un desconocido no tienen que aceptarle absolutamente nada, pero no están educando en ese sentido a través de los móviles. En internet la mayoría de la gente es desconocida. Hay una puerta abierta a un montón de cosas: a conocer gente normal, pero también a que se dé el grooming que es el acoso sexual por parte de un adulto que se hace pasar por un menor.

-¿Son conscientes los menores de las repercusiones de lo que hacen con el móvil?

-Genera una cierta sensación de anonimato, el utilizar los móviles donde te puedes crear un perfil falso, hay una sensación de que no hay una consecuencia, un castigo inmediato y se van envalentonando. Hace falta que los padres eduquen muy claramente a los hijos sobre todo en los riesgos que puede tener. Hace falta retrasar la edad de utilizar medios independientes y cuando se les deja, hacerlo de forma proporcional, equis horas al día y siempre con supervisión. Hacer un contrato entre padres e hijos, tienen que ser conscientes de que los padres tienen que tener un control de lo que están haciendo porque son responsables civilmente, si se causan daños o perjuicios van a ser responsables de pagar las indemnizaciones.

-¿Cómo debería ser ese contrato para el uso del móvil?

-Una de las cuestiones para que funcione es el carácter de autoridad que deben de tener los padres. Algunos padres han cogido una perspectiva más de amigos. Un padre es un padre. Tienen que ocupar la figura que les corresponde que es una figura de autoridad. No violenta ni que genere miedo, simplemente es una figura de respeto. Entonces, ya puedes llegar a acuerdos con tus hijos y a unas reglas. Un uso moderado del móvil, una revisión del mismo y determinadas páginas que no se tienen que tocar. Y antes de proporcionarles un móvil, explicarles los riesgos y dejarles claro que si comenten un delito por medios electrónicos, se investiga y se termina sacando quién es el responsable. Hay que educar con el ejemplo. Sus hijos son reflejos de ellos mismos. Si te pones a insultar en redes sociales no puedes pretender que tu hijo no lo haga.

-¿La sobreexposición de los menores en internet a veces la hacen los propios padres?

-Sí. De aquí a diez años va a tener muchísima implicación legal el sharenting, los padres influencers o corrientes que comparten imágenes de sus hijos. Ya hay sentencias a nivel europeo en las que están condenando a los padres por difundir imágenes de los hijos. Los padres no tienen en cuenta que la principal fuente de la que se obtienen imágenes para la deep web en cuanto a pornografía infantil son las propias fotos que subimos a redes sociales. Hacer una captura de pantalla, utilizar retoque fotográfico e Inteligencia Artificial para modificar una tierna imagen de un niño a una imagen perturbadora es muy fácil. Tenemos muchísimos personajes públicos que en Instagram comparten imágenes de sus hijos con toda la libertad y dentro de unos años no sería raro que se normalice que exijan que retiren este tipo de contenido.

-El ciberacoso cada vez es más frecuente.

-El ciberacoso es muy duro. Hay gente que sufrió bullying hace años, cuando no existían redes sociales, y lo pudieron superar porque tenían unas horas de paz en casa. Ahora es 24/7. Si lo único que recibes son malas críticas se está generando una sensación de vacío, de desazón de que nadie me quiere. Trabajo mucho con los institutos y siempre les digo a los chicos que el instituto es un microcosmos y que hay luz al final del túnel.

-¿Qué consejos ofrece cuando se está viviendo esta situación?

-¿Cómo suplimos esa falta de amigos del instituto? Siempre recomiendo a los padres con los que hablo sobre el tema y tienen un problema que apunten a sus hijos a actividades extraescolares y siempre les recomiendo que les apunten a deportes de contacto. La manera de coaccionar a un chaval es básicamente con esa amenaza de una futura agresión. Le coaccionan porque tiene miedo a recibir ese bofetón, si tú practicas algún deporte de contacto sabes perfectamente lo que es una patada, que no duele tanto, pierden ese miedo a esa posible agresión y ya no tienen ningún poder sobre él. A parte, permites que desarrolle una red social independiente del instituto.

-¿Qué se puede hacer en los centros educativos para prevenir el acoso?

-Esto lo veo complicado. Conseguir que todos los chavales sean respetuosos y no se metan con nadie es muy complicado. Llevamos ya unos años invirtiendo mucho dinero en educación en este punto y la cosa no se está solucionando. Siempre educamos desde la perspectiva de qué tiene que hacer la víctima, pero nunca trabajamos con el futuro agresor. A mí me gusta trabajar con los institutos la otra perspectiva, la del agresor: ¿qué pasa si tú te metes con otra persona? Explico qué delitos pueden cometer y qué va a ocurrir. Explicó que si pasan una foto de una compañera por Inteligencia Artificial es lo mismo que un señor de 50 años en el ordenador modificando las fotos con IA, es decir, pornografía infantil, que implica estos años de cárcel y estas indemnizaciones. Que si insultas a la compañera de clase y la pobrecilla termina metiéndose un bote de pastillas, estamos ante un delito contra la integridad moral, tal vez incluso con una inducción al suicidio y con unas indemnizaciones. Explico sentencias reales de casos muy parecidos a lo que ocurre en el instituto. Cuando les empiezas a hablar de lo que cuestan las indemnizaciones, se sorprenden muchísimo. Hay una sentencia de una pelea a la salida en la calle a un chico que le rompen la nariz y un hueso de la mano donde los responsables tuvieron que pagar una indemnización de 25.000 euros, a parte de la sanción penal que fueron trabajos en beneficio a la comunidad. Les llama poderosísimamente la atención la cantidad de dinero que van a tener que pagar porque encima la van a tener que pagar sus padres. Se replantean las cosas porque muchos piensan que no tiene consecuencias y la gran mayoría, el 80%, no tienen ni idea de que a partir de los 14 años pueden estar ante un juez, si comenten un delito.

-¿Los centros se toman siempre los casos en serio? A veces son las víctimas las que se tienen que marchar del centro.

-Me he encontrado de todo. Centros que han iniciado protocolos de bullying porque lo han exigido los padres y realmente no había una situación de acoso y lo que han hecho ha sido desgraciarle la vida a su hijo porque el chaval afectado se terminó quedando de verdad solo. Hay otros sitios que la aplican correctamente y hay otros que creo que van tarde. Sí que es cierto que los institutos cada vez están mucho más concienciados. A mí me gusta que se solicite la medida de alejamiento cautelar o la condena. Pero el derecho penal de menores funciona un poco diferente al de adultos y hay que tener en cuenta el superior interés del menor agresor. Se tiene que combinar el superior interés del menor agresor junto con los derechos de la víctima. Los jueces están un poco limitados. A veces a nivel práctico quien se tiene que mover es la víctima. Creo que un castigo bastante conveniente dentro de los institutos que no sé si se puede llevar a cabo, podría ser sacar a la persona que ejerce el acoso de su entorno social, es decir, quitarle el poder, ponerle en otro grupo.

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