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Caja Rural de Teruel consiguió terminar 2017 con un beneficio neto de 466.000 euros Caja Rural de Teruel consiguió terminar 2017 con un beneficio neto de 466.000 euros
Los integrantes del consejo rector de Caja Rural de Teruel durante la asamblea general celebrada en el Palacio de Exposiciones y Congresos de la capital turolense

Caja Rural de Teruel consiguió terminar 2017 con un beneficio neto de 466.000 euros

La entidad destaca el esfuerzo realizado en los últimos años para rebajar la morosidad
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Caja Rural de Teruel consiguió terminar 2017 con un beneficio neto de 466.000 euros a pesar desarrollar su actividad en un entorno bancario complejo y en una provincia cuya situación es poco halagüeña debido a la continua pérdida de población y al cierre de negocios. El director general de la cooperativa de crédito, José Antonio Pérez Cebrián, explicó que, al igual que en 2016, conseguir beneficios ha sido “una tarea hercúlea” porque con tipos de interés por debajo de cero es muy complicado generar margen financiero. 

El informe económico y social de 2017, así como la participación de la entidad en el Mecanismo Institucional de Protección (MIT) puesto en marcha por el Grupo Caja Rural, fue aprobado el martes por unanimidad en la asamblea general ordinaria celebrada en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Teruel, en la que también se acordó una retribución del capital del 0,50%.

En la asamblea estuvieron presentes o representados 2.732 socios, lo que supone el 12% del total y 182.359 votos, el 40%. En capital, estuvo representado el 50%, 36 millones.

En este escenario, Pérez Cebrián se refirió al entorno económico en el que trabaja la entidad y afirmó que la población de la provincia, cifrada en 134.490 al término de 2017, “es insuficiente para defender el futuro de la entidad, máxime con pocas empresas bien capitalizadas y un envejecimiento poblacional preocupante”. 

En este punto coincidió el presidente de Caja Rural de Teruel, Jerónimo Carceller, que dijo que el balance de 2017 era “positivo” debido a que las circunstancias para la entidad no habían sido fáciles por la demora de la provincia en salir de la crisis y el incremento de la despoblación. “No podemos vender agua en el desierto”, aseguró.

Pérez Cebrián añadió que adaptarse a la altísima regulación del sector es muy complicado y que además persiste una morosidad muy alta, que para el caso de Teruel calificó de “escandalosa”. En su opinión, “solo con paro por debajo del 10%, sueldos más elevados, rigor fiscal, persecución del fraude e incremento de la competitividad y las exportaciones podremos decir que la recuperación es para todos y no solo para unos pocos”.

También aludió a la situación política para decir que “no fue la mejor para consolidar el crecimiento”. “La corrupción, la economía sumergida y el fraude fiscal siguen siendo losas que impiden que la mejora económica llegue a todos los bolsillos”, afirmó.

A pesar de todos estos condicionantes, Caja Rural de Teruel pudo mantener los márgenes por encima de los 40 millones, destinar 16 a gastos de explotación y 23 a saneamientos por activos dañados y generar un beneficio neto de 466.000 euros.

El director general puntualizó que Caja Rural de Teruel ha generado en los últimos 6 años 230 millones de margen de explotación, de los que ha destinado 212 a saneamientos y 21 a beneficio bruto. “El esfuerzo de saneamiento ha sido espectacular”, comentó.

En 2017, la morosidad se rebajó en 11 millones de euros al pasar de 191 a 180 millones, y la cobertura sobre morosos aumentó del 42,37% al 50,09%, de forma que la tasa de morosidad bajó del 19,98% al 18,14%.

En este punto, precisó que el objetivo para los próximos 3 años es generar 64 millones para dotar 52 millones y dar 17 de beneficios “porque creemos que lo peor ha pasado”.

El balance se incrementó en 105 millones al pasar de 1.431 a 1.537 en 2017, lo que supone un 7,35% más. Los créditos crecieron un 3,17% y los depósitos un 11,5%. De esta forma, el total de los recursos de clientes (capital, fondos, pensiones, bolsa,…) se situó en 1.508 millones frente a los 1.347 de un año antes, con un aumento “espectacular” del 12%. 

Los recursos propios pasaron de 119 millones a 112 millones como consecuencia de haber tenido que destinar 6 a la constitución de un Mecanismo Institucional de Protección (MIP) de las 29 cajas rurales. No obstante, la cifra ha crecido en los primeros meses del año hasta los 123 millones, por encima del porcentaje requerido por el Banco de España. 

Los adjudicados suponen 43 millones de euros netos, por lo que Caja Rural de Teruel está haciendo una fuerte gestión de venta a pesar de que su peso en el balance es inferior al del sistema.

A pesar de haber generado 5  millones menos en plusvalías de valores, y 2 menos por venta de adjudicados, el beneficio bruto fue de 716.000 euros frente a los 1,2 millones de 2016. 

El ratio de eficiencia se situó en el 45,57%, por debajo del 50% que se considera como bueno pero peor que el 39,4% de 2016. Y los fondos de insolvencia han mejorado al situarse por encima del 50% frente al 42,37% del año anterior.

Caja Rural de Teruel maneja un tercio del negocio bancario en la provincia dado que pertenecen a la entidad el 38% de las oficinas y de los créditos y el 27% de los depósitos. 

El año pasado abrió una nueva oficina en la localidad tarraconense de Batea e incrementó el número de empleados hasta los 190 “a pesar de que la mitad de las operaciones son digitales”. También aumentó en 781 el número de socios hasta los 22.581.

A tenor de todos estos datos, José Antonio Pérez Cebrián se mostró en esencia “muy satisfecho” con el pasado ejercicio dado el buen comportamiento de todos los márgenes de negocio a pesar de tipos de interés incluso en negativo.

En su opinión, “el importante saneamiento de 2012 a 2017 hace atisbar ya la salida a una morosidad generada por algunos pocos socios que no han tenido un comportamiento ejemplar precisamente”. Asimismo, mostró su satisfacción por ser la entidad española “que mejores sentencia ha conseguido para que las cláusulas suelo no nos pusieran en dificultades”.

Previsiones

Pérez Cebrián avanzó que el margen conseguido hasta abril se sitúa en los 8 millones y prevé que el presente ejercicio será de nuevo complicado porque los tipos continúan bajos y la morosidad alta y hay poca demanda de crédito solvente, mientras que los requerimientos a la banca son cada vez mayores.

En este contexto, abogó por mejorar el balance en lugar de crecer. “Nuestra intención es fortalecer la calidad del balance y de los recursos propios. Esto pasa por crecimientos sanos y rentables y generación de márgenes recurrentes, a la vez que mantenemos la imagen de marca, la valoración de los clientes y la motivación de los empleados, sin cerrar oficinas ni despedir trabajadores”, dijo.

En concreto, el objetivo es que los morosos bajen de 180,80 millones a 165 este año y a 100 el próximo y que los fondos propios suban de 123 a 125, 133 y 137 millones en los tres próximos ejercicios para situar el ratio de recursos propios entre el 13,5% y el 14%.

Su pretensión es mantener el margen de explotación por encima de los 20 millones anuales para conseguir en los próximos tres años dotaciones de 21, 15 y 15 millones y beneficios de 2,2, 7,63 y 6,9 millones. “Creemos que se puede conseguir porque la historia de la caja así lo demuestra y porque las cifras superan lo presupuestado para el primer trimestre”, indicó.

Pérez Cebrián añadió que los cambios normativos sobre dotaciones y solvencia que se avecinan complicarán aún más la gestión de las pequeñas entidades como Caja Rural de Teruel. A pesar de ello, reiteró su compromiso con el cooperativismo de crédito y pidió a los turolenses que valoren su esfuerzo, “porque merece la pena que Teruel tenga su caja”, sentenció.