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Dos estudiantes turolenses de Magisterio se forman en la escuela rural de Galicia Dos estudiantes turolenses de Magisterio se forman en la escuela rural de Galicia
La alcañizana María Pérez con sus alumnos gallegos de la escuela de Paredes, en Pontevedra

Dos estudiantes turolenses de Magisterio se forman en la escuela rural de Galicia

María Pérez y Ana Cebrián son dos de las seleccionadas en la Becas Princesa de Girona
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Las pequeñas aulas unitarias son con mucha frecuencia el primer destino de los nuevos docentes tras su formación en la Universidad y las Becas de la Fundación Princesa de Girona tratan de acercar la singularidad de la enseñanza en los lugares más pequeños a los jóvenes que están estudiando Magisterio. Entre los treinta seleccionados de este curso hay dos turolenses que están haciendo sus prácticas de cuarto en Galicia: María Pérez y Ana Cebrián que están muy satisfechas con esta oportunidad.

“Escuela rural era una realidad que me interesaba y quería conocer antes de empezar mi futuro laboral, con la covid no había hecho Erasmus y me interesaban los Sicues, tenía la necesidad de salir un poco de mi zona de confort y probar otra Comunidad Autónoma y fue el mix perfecto”, explica María Pérez que es de Alcañiz y ha estudiado Magisterio de Infantil con la mención de Inglés en Zaragoza.

Desde febrero y hasta principios de junio, María está haciendo sus prácticas en la escuela de Paredes del Colegio Rural Agrupado (CRA) de Vilaboa (Pontevedra) con ocho alumnos, cinco de ellos de origen marroquí y de diferentes edades (una de 3 años, dos de 4 y cinco de 5 años). “Esto es muy diferente de los colegios urbanos en los que había hecho prácticas en Zaragoza”, señala la futura maestra que asegura que la acogida que ha tenido ha sido muy cálida.

Mirada diferente

“Estas prácticas me han aportado una mirada diferente, el hecho de ver cómo diferentes edades conviven en un mismo espacio de forma natural”, resalta María que también pone de relieve la gran apertura con las familias que participan en la vida cotidiana de la escuela “de forma natural” y también le ha sorprendido “lo abiertos que están a utilizar los recursos que les ofrece el exterior”, así han ido a una cantera cercana a Paredes y han cogido flores para la celebración de los mayos en Pontevedra.

Ella misma también ha apostado por la innovación en sus clases. María tiene estudios profesionales de música, se llevó a Galicia su flauta travesera y fue una de las herramientas que utilizó en el aula. “Fue todo un exitazo, se interesaron por el instrumento que dormía en el estuche y estábamos haciendo un proyecto sobre el continente asiático y me vino muy bien: quería terminar con la danza del dragón y el hecho de llevar música en vivo tiene algo que atrapa a todos”. Además, en las actividades de la biblioteca del CRA, junto con otras alumnas de Magisterio en prácticas hicieron un cuentacuentos y también tocó la flauta.

Los talleres de robótica y las instalaciones artísticas fueron otras de las prácticas docentes que a esta joven turolense le llamaron la atención es este CRA gallego. María ha disfrutado mucho de la experiencia y asegura que le gustaría poder trabajar en la escuela rural turolense, por ejemplo, en la Sierra de Albarracín de donde es su padre.

Para Ana Cebrián, de Villarquemado y que estudia Magisterio de Infantil con la mención de atención a la diversidad en el Campus de Teruel, sus prácticas en Galicia no han sido su primer contacto con la escuela rural ya que sus segundas prácticas fueron en Camineal, en el CRA Goya, pero igual que María Pérez, asegura que esta experiencia está siendo muy enriquecedora.

Estancia formativa

Ana está haciendo esta estancia formativa en el CRA A Tarandeira (La Coruña), en la escuela de Do Busto, que es en la que había una mayor diversidad.

“Estoy muy contenta con los docentes y con todo el equipo del centro. El estar en la escuela rural es algo que ya me gustaba y quería seguir viendo”, destaca Ana Cebrián.

La estudiante turolense asegura que, a pesar de la distancia y las diferencias entre Galicia y Aragón, hay muchas similitudes con Teruel como la organización en aulas multigrado o unitarias porque son muy pocos alumnos en las escuelas de estas zonas que son muy pequeñas y con pocos habitantes.

A Ana, una de las cosas que más le atrae de la escuela rural es precisamente esa diversidad. “Las aulas multigrado con niños de varios cursos beneficia mucho al alumnado para compartir entre ellos y para enseñar y aprender unos de otros. Tiene mucho potencial”, afirma.

Para esta joven ésta está siendo una gran experiencia. “Estoy superagradecida de que me hayan llevado hasta Galicia, un sitio tan precioso, en una escuela rural tan pequeña. Lo estaba deseando. Nos han dado formación que nos ha servido para vivir esta experiencia y para el futuro. Animo a que la gente eche la inscripción y se anime a seguir este proceso es una experiencia de la que seguro aprende muchas cosas”, comenta Ana Cebrián.