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El ADN permitirá identificar los restos de una fosa de Caudé El ADN permitirá identificar los restos de una fosa de Caudé
El presidente de la asociación Pozos de Caudé, el pasado Primero de Mayo, en el monumento que hay en la zona. Bykofoto/Antonio García

El ADN permitirá identificar los restos de una fosa de Caudé

Aparecieron en 2005 y el mes pasado se entregaron a un laboratorio
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En el año 2005, durante los trabajos de urbanización, de Platea, apareció una fosa cerca de los Pozos de Caudé, con los restos de 13 cuerpos. El informe arqueológico que se hizo en aquel momento apuntaba que podría tratarse de personas fusiladas en Teruel a principios de la Guerra Civil. Los restos fueron custodiados en las instalaciones del Museo Provincial. Ahora, 16 años después, el Gobierno de Aragón ha procedido a recogerlos y entregarlos a un laboratorio para obtener el ADN, poder cotejarlo con sus descendientes y entregárselos. La Asociación Pozos de Caudé trata de encontrar a las familias, ya tienen seis localizadas pero confían en poder dar con el resto para devolverles los restos de sus antepasados si así lo desean.

El pasado 1 de mayo, en el acto de homenaje que se hizo en los Pozos de Caudé, el presidente de la Asociación, Francisco Sánchez, avanzó que ya se estaba trabajando para poder obtener el ADN, gracias al Banco de ADN que ha iniciado el Gobierno de Aragón, dentro de las actuaciones de la Ley de Memoria Democrática.
Los restos se recogieron en Teruel el pasado mes de marzo y en abril se llevaron al laboratorio Citogen, especializado en genética clínica y forense, las muestras óseas. En concreto se han entregado los fémures de 12 individuos y objetos asociados que dan pistas de quiénes pudieron ser, según explica el jefe de Negociado de Memoria Democrática, José Ramón Villanueva. Este hueso y los molares son los más adecuados para poder obtener esta información, porque es donde más carga genética hay.
El Gobierno de Aragón también se encargará de recoger las muestras o enviar los kits de ADN a aquellas familias que quieran saber si estos restos pertenecen a sus familiares.
Tanto la asociación como el Gobierno de Aragón trabajan con la hipótesis de que estos restos pertenecen a las personas fusiladas en la plaza del Torico el 28 de agosto de 1936. Fue un hecho trágico y macabro, que quedó marcado en la memoria de muchos turolenses. Algunos lo vivieron directamente porque les obligaron a presenciarlo. Y a bailar sobre la sangre de los muertos.
Los objetos que aparecieron junto a los cadáveres en la fosa ayudarán a confirmar las identidades de las personas, cuyos restos fueron encontrados en ella, y que pudieron ser once hombres y dos mujeres, aunque está por concretar. Una pluma estilográfica, un pendiente, las barillas de un corsé, unas gafas, un lápiz, unas llaves y hasta un denario romano fueron algunos de los objetos encontrados y que demostraban que era personas que pertenecían a la clase media y que habían sido llevados hasta la plaza de forma apresurada.
Entre los restos encontrados, figuraba también un extracto de un Boletín de la Provincia, en el que aparece un edicto del coronel Civera, que llegó a Teruel el 8 de agosto de 1936 para la defensa y el control de la ciudad. Un documento importante para poder acotar las fechas de las muertes. Por la disposición de los cuerpos, no fueron fusilados allí y pudieron echarlos desde un camión a la fosa, que por su escasa profundidad debió ser abierta rápidamente. 
Se conocen los nombres de algunas de las personas que fueron asesinadas en la plaza del Torico, en un fusilamiento a manos de falangistas, mientras la banda de música actuaba. Entre ellos se encuentran José Soler Belenguer, director en aquel momento de la Escuela Normal, y es probable que también los catedráticos Joaquín de Andrés Martínez, que era el director del Instituto y se encontraba encarcelado por haber sido dirigente de Izquierda Republicana y representante del Frente Popular y Germán Araujo, catedrático de Matemáticas del instituto, que había militado en Juventudes Socialistas y FETE-UGT. Aunque estos nombres no están confirmados. También se encontraban un interventor de Telégrafos, un empleado de un banco o el alcalde de Mora de Rubielos por tres días.
La obtención del ADN de estos restos y el cotejo con el de sus familiares abrirá el camino de la identificación. Las coincidencias genéticas pueden llegar a ser de un 94%. Si es así y si sus descendientes quieren se les entregarán los restos para su rehumación donde consideren. Los restos que no sean reclamados tienen que ser enterrados en el cementerio del término municipal de la localidad donde se encontraba la fosa, en este caso en el de Teruel.
De momento, Villanueva indicó que se están haciendo actuaciones previas antes de iniciarse el proceso de análisis. Los ADN se conservarán en el banco mientras se van recogiendo las muestras de los familiares que hayan sido localizados y así lo deseen para cotejarlos posteriormente.
El Gobierno de Aragón ha establecido una línea de ayudas para estas actuaciones de 197.000 euros, para esta y otras acciones similares como la que se está haciendo con una fosa en el cementerio de Alcañiz.
Cerca de la fosa de Platea, apareció otra fosa común en  las proximidades de Caudé, durante unos trabajos en la línea férrea. En este caso se ha seguido el mismo proceso que los otros restos del fusilamiento de la plaza del  Torico. De hecho, han sido enviados al laborartorio Citogen los restos óseos, así como material textil y pelo que aparecieron en la fosa para proceder a su estudio e investigación y que en la actualidad están pendientes de realización.

Un listado con nombres confirmados y otros dudosos

El historiador Serafín Aldecoa ha colaborado con la asociación Pozos de Caudé para realizar la lista hipotética de fusilados de la plaza del Torico de agosto de 1936. Es un documento provisional  al que ha sido complejo llegar.  La información procede de la consulta de diferentes fuentes bibliográficas, hemerográficas o archivísticas. Esta relación nominal podrá ser confirmada con las pruebas del ADN. Los interesados en ponerse en contacto con la asociación lo pueden hacer en la dirección pdecaude@gmail.com.
Entre las personas con mayor probabilidad de que fueran trasladadas a esta fosa se encuentran Pedro Lafuente, interventor de telégrafos. Es de uno de los que se tiene mayor certeza porque es citado por fuentes diferentes. También Pascual Bertolín Villarroya, que tenía un quiosco en la plaza del Torico; Máximo Tío Pérez, forestal y alcalde de Mora de Rubielos durante tres días; José Soler Berenguer, director de la Escuela Normal y concejal de IR en Teruel, y dos vecinos de Villarquemado, Donato Molina y Pedro Tomás Fombuena Aranda. También es igualmente probable la presencia de Francisco Laguía Ramos, empleado de un banco, y el taxista Francisco Beneyto Amorós, que venía de Alcorisa así como Urbano Izquierdo.
Entre los m´ figura Ramón Martínez Piedra y Matías Andrés Sánchez Rubio, del que solo se tiene el nombre, así como Joaquín de Andrés, director del instituto de Bachillerato, catedrático de Geografía e História y principal dirigente de IR en Teruel. Tampoco está claro que haya restos de Germán Araujo Mayorga, miembro de Juventudes Socialistas y catedrático de Matemáticas en el instituto.
La presencia en esta fosa de al menos una mujer está clara por los objetos hallados. Aldecoa duda entre que sea Mercedes Vega, que era empleada de Hacienda, o alguna de las hermanas Mariana y Carolina Garcés, que eran una enfermera y otra maestra y cuyo hermano era el dirigente socialista Feliciano Garcés. 
Serafín Aldecoa presentó en 2020 un libro titulado De la sublevación a la Batalla de Teruel, donde amplía y ofrece más datos sobre este suceso.