

El amor loco:"Te disloca, te revuelve y te pone del revés..."
La actriz Loles León, participante destacada en el Congreso del Amor“Te disloca, te revuelve y te pone del revés... pero todo el mundo debería vivirlo al menos una vez en la vida”. Así definió Loles León el amor loco, la pasión desenfrenada o el amour fou, como vienen a llamarlo otros. La inolvidable anarquista Charo de la Libertarias de Mirambel, su compañero de reparto en La reina de España, Antonio Resines, el presentador de televisión Gonzalo Miró y el filósofo e historiador de la ciencia Javier Moscoso abrieron el Congreso del Amor con Mayúsculas de Teruel, con una primera y conversación-ponencia, dirigida por el escritor y showman Boris Izaguirre.
Este año la cita, organizada por la Cadena SER dentro de su ciclo de los Congresos del Bienestar, pretende convertir Teruel en una particular cocina donde se cuecen todo tipo de ingredientes, con texturas y aromas pero sobre todo con multiplicidad de sabores. Y el primero de ellos no podía ser otro que el picante, para hablar del amor fou, como denominan los franceses a la pasión cuando se nos escapa de las manos y, en el peor (o el mejor de los casos), dirige nuestras vidas. Un fenómeno que genera no poca controversia y que no siempre (o más bien casi nunca) termina de un modo plenamente satisfactorio, pero que todo el mundo ha sentido, o ha creido sentir, en alguna ocasión.
Y a cada uno le ha ido como le ha ido. Loles León, la más visceral de los invitados reunidos en el Marín, aseguraba que merece la pena correr el riesgo, aunque sea para “caerse de culo”, mientras que Izaguirre, director de ceremonias, apelaba con acierto (y prudencia) a El ángel azul, película dirigida en 1930 por Josef von Sternberg en la que Emil Jannings experimenta un descenso hacia los infiernos de degradación sin final, tras caer locamente enamorado de la bella cabaretera a la que interpretó magistralmente Marlene Dietrich.
Javier Moscoso, que como filósofo trata de acercarse a los hechos y a las pasiones desde ángulos diferentes para construir un mapa que los describa por completo, trató de poner juicio en lo que por definición, el amor loco, es desquiciado: “Las emociones, siendo personales, se producen siempre con parámetros sociales que dependen de nuestro entorno”. Así, el autor de Promesas incumplidas. Una historia cultural de las pasiones, recordó que en la época del amor galante la gente se enamoraba de oídas, “como la ocurrió a Don Quijote con Dulcinea”, y que “durante el romanticismo bastaba un flechazo” seco e instantáneo para precipitar una pasión que, para ser del gusto de la época, tenía que terminar en tragedia.
Y en estos tiempos que corren, acelerados y de corta duración, acaso sea un tópico sentir el amor como una fuerte ebullición intensa, inmensa y efímera, lo único que existe mientras dure el trending topic de turno. En cualquier caso, para desgracia de los existencialistas, Moscoso aseguró ante un Teatro Marín lleno hasta los topes y riendo cada ocurrencia de los contertulios, que “las emociones, ni el amor ni ninguna otra, serán jamás reducibles o explicables mediante la matemática”.