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El buen tiempo y el regreso a la normalidad convierten las Bodas de 2023 en unas de las más multitudinarias El buen tiempo y el regreso a la normalidad convierten las Bodas de 2023 en unas de las más multitudinarias
Los Amantes llegaron a hombros de Hospitalarios y Templarios. Bykofoto / A.G.

El buen tiempo y el regreso a la normalidad convierten las Bodas de 2023 en unas de las más multitudinarias

Hosteleros y vendedores de los puestos del mercadillo hacen un balance positivo en cuanto a público y ventas
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Cruz Aguilar

El buen tiempo y la vuelta a la normalidad, después de dos años de restricciones por la covid, han hecho de Las Bodas de 2023 unas de las más multitudinarias. Así lo aseguran tanto los responsables de la Fundación encargada de su organización como los hosteleros y los vendedores de los puestos, todos encantados con la respuesta de la gente ante una fiesta que se desarrolló sin ningún tipo de incidencias.

La coordinadora de la Fundación Bodas de Isabel, Lorena Muñoz, calificó la XXVII edición del festejo como “intensa” y “multitudinaria” ya que, según aseguró, “se han batido récords de prepandemia, con calles y plazas abarrotadas” durante todos los actos.  Reconoció que se trataba de un año complicado porque había que “coger la inercia, arrancar” después de dos años, uno sin celebración y otro a medio gas, pero aseguró estar muy contenta con el resultado tanto por el “respaldo” de la gente como “por esos voluntarios que han dado el 200% para sacarlo adelante”.

En este mismo sentido se pronunció la alcaldesa de Teruel, Emma Buj, quien habló de “tremendo éxito, de récord” y aseguró que se han visto las calles llenas de gente “disfrutando de tanta belleza que se genera en esta fiesta”. Buj agradeció a los miles de turolenses que “formen parte de un decorado maravilloso, que tiene vida y corazón”. También tuvo palabras para el equipo de las Bodas, los actores y voluntarios “que hacen posible esas escenas maravillosas que atraen a visitantes y que también nos hacen disfrutar a los turolenses”, dijo. “Somos la ciudad del amor y le ponemos pasión a todo lo que hacemos”, aseguró.

En cuanto a la incertidumbre generada en la semana previa a Las Bodas con la salida de la gerente, Raquel Esteban, Emma Buj indicó que no es la primera vez que surgen tensiones y “una vez más se han superado y se ha celebrado con éxito, porque hay mucha gente haciendo las cosas bien desinteresadamente”, dijo.

Precisamente a Raquel Esteban le dedicó Sagrario Belenguer el texto De Santiago Gascón con el que se puso fin a la XXVII edición de Las Bodas de Isabel. Desde el público numerosos actores aplaudieron y corearon varios vivas en su honor.

El presidente de Teruel Empresarios Turísticos, Roche Murciano, indicó que no tienen números para justificarlo, pero calificó de esta edición de las fiestas medievales como una de las que más público ha atraído. Lo achacó principalmente al buen tiempo y a la vuelta a las fechas habituales. “Los hoteles y los restaurantes han estado a tope, también los puestos, que son fundamentales para poder atender a todo el personal que viene este fin de semana”, apuntó. Aseguró que para el sector “es el mejor fin de semana del año”, con reservas para restaurantes y hoteles desde hace meses, con varios turnos de comida y con clientes de “un nivel adquisitivo medio alto”.

Comidas todo el día

Entre los expositores también había alegría porque cerraron cuatro días de numerosas ventas. “Ha habido más gente que otros años”, aseguró Roger Guevara, trabajador de una de las tabernas que sirven carne a la brasa en pleno centro de la ciudad. Llevan toda la vida en la calle de San Juan y aseguran que este ha sido uno de los que más han trabajado, “desde las 11 de la mañana con los almuerzos hasta la noche no paramos de servir comida”, confesó.

Las colas que se forman en el puesto de Chema González, de Ibi, en Alicante, son una muestra de que sirve unos de los mejores crepes de los medievales de Teruel. El secreto, tanto de las colas como del éxito del producto, está en que los hace en el momento, delante del cliente, y con ingredientes siempre frescos que compra ese mismo día en la ciudad. Su puesto en la calle de San Juan se ve pocas veces vacío y, aunque manifestó que no lleva la cuenta los crepes que sirve, apuntó que tranquilamente serán entre 800 y 1.000 durante las fiestas.

Menos contento se mostró el chocolatero Pere Comes, a quien cambiaron de sitio en esta edición y el nuevo espacio no le convenció: “Me han puesto entre dos puestos de comida y cuando hay colas me dejan encajonado”, comentó. Argumentó que es “una buena feria”, y prueba de ello es que la fábrica artesana de chocolate con sede en Sueca (Valencia) acude desde sus orígenes, primero con su padre al frente y ahora con él. En esta edición han estado con dos puestos porque les resulta rentable, pero la ubicación de uno de los expositores no le ha convencido y anunció que al año que viene no hará tanto despliegue. “No es una mala feria, pero con un poco de organización estaría mejor y habría que respetar las zonas para que los clientes de cada puesto te puedan encontrar”, dijo.