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El Centro de Restauración de Albarracín recupera un lienzo en Santa Eulalia El Centro de Restauración de Albarracín recupera un lienzo en Santa Eulalia
Un momento de los trabajos de restauración de las pinturas del zócalo de una casa de la localidad de Santa Eulalia a cargo del Centro de Restauración de Albarracín

El Centro de Restauración de Albarracín recupera un lienzo en Santa Eulalia

La obra, que se trata de un zócalo del siglo XVIII, mide casi 5 metros de largo
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El equipo del Centro de Restauración de Albarracín ha estado centrado durante los dos últimos meses en la recuperación de un lienzo perteneciente a la casa del noble barón Fuertes de Gilbert, de Santa Eulalia de Campo. La construcción data del siglo XVII y se trata de una de las edificaciones mejor conservadas de la localidad turolense.

La familia descendiente del barón muestra gran sensibilidad e interés por la conservación del patrimonio y, tras la rehabilitación de la capilla de la casa, ha confiado en el equipo técnico de la Fundación Santa María para la restauración de los lienzos que recorrían esta sala a modo de zócalo corrido.

Pinturas

Las pinturas en cuestión podrían datarse en el siglo XVIII. En ellas predominan los tonos verdosos, con motivos florales a modo de guirnalda, entre los que se alternan pequeñas escenas cotidianas de pesca, de pastoreo y de caza, con bodegones de flores. Las dimensiones de la obra son de noventa centímetros de alto y casi cinco metros de largo.

Estos lienzos se encontraban en mal estado de conservación general. El paso del tiempo y los efectos dañinos de la humedad a la que han estado expuestos durante años habían provocado grandes daños, perdiendo gran parte del soporte y, por tanto, de la policromía.

Tanto estructural, como estéticamente, se hacía necesaria la intervención para poder recomponer el conjunto y obtener una correcta lectura del mismo.

Los trabajos comenzaron con una limpieza exhaustiva tanto por el reverso como por el anverso.

Posteriormente, se consolidaron las zonas que amenazaban pérdida, reconstruyendo volumétricamente y colocando injertos de tela donde había faltas. Una vez devuelto el soporte a su aspecto original y teniendo el lienzo montado en un bastidor, se nivelaron los injertos. A continuación, se pasó a la reintegración cromática de las lagunas, con la técnica de rigatino, intercalando colores a base de líneas verticales que crean una ilusión óptica y, a cierta distancia, no se distinguen. Por último, la obra ha sido protegida con un barniz para su óptima conservación.