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El Consejo Económico Social pide evitar los mensajes negativos sobre el medio rural e incidir más en su potencialidad El Consejo Económico Social pide evitar los mensajes negativos sobre el medio rural e incidir más en su potencialidad
De izquierda a derecha, Juana López Pagán, Antón Costas y Domiciano Pastor durante la presentación del informe del CES

El Consejo Económico Social pide evitar los mensajes negativos sobre el medio rural e incidir más en su potencialidad

Un informe del órgano consultivo insta a buscar equilibrios con las nuevas oportunidades que ofrecen las renovables
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El Consejo Económico y Social (CES) de España considera que hay que evitar los mensajes negativos en torno al medio rural porque a su juicio son contraproducentes para el desarrollo del mismo, y por el contrario aboga por incidir más en sus potencialidades para que la gente vea estos territorios en positivo como lugares donde poder asentarse para desarrollar un proyecto de vida.

Así lo advierte en el informe Un medio rural vivo y sostenible que presentó la semana pasada, y en el que además de analizar la situación socioeconómica de las zonas rurales hace también una serie de propuestas, algo que es una novedad en este tipo de documentos, según destacó el presidente del CES, Antón Costas.

Dentro de esas sugerencias el órgano consultivo insta a buscar los equilibrios con las nuevas oportunidades que plantean las energías renovables y la instalación de centrales eólicas y solares en el medio rural, pero sin que eso vaya en detrimento de otros recursos con los que ya cuentan estos territorios.

El nuevo informe del CES fue presentado la semana en Madrid y está disponible en la web de este órgano consultivo del Gobierno en materia socioeconómica y laboral. No es la primera vez que aborda la situación del medio rural con un estudio en profundidad ya que en 2018 ya elaboró el documento El medio rural y su vertebración social y territorial.

Énfasis

En esta ocasión pone énfasis en cómo la situación sobre la percepción que se tiene del medio rural ha cambiado en los últimos años al entrar de lleno esta cuestión tanto en la agenda política y social española como en la europea. Incorpora por ello una consideración final que puede entenderse como un “aviso a navegantes” por lo que, a su juicio, puede ser un “daño irreparable”  debido a la imagen negativa que cree que se está transmitiendo de estas zonas.

Esa consideración o advertencia final, que no suele aparecer en los informes del CES, es una de las cuestiones que más ha llamado la atención, puesto que alerta de un efecto contraproducente que aseguran que están detectando. Aparte, el documento se extiende en un amplio capítulo de conclusiones y en otro de propuestas, en el que también valora los riesgos que entrañan algunas soluciones que se están dando para el medio rural con la economía verde y las energías renovables.

En cuanto a la advertencia, y tal como constataron además en la presentación los representantes del CES que intervinieron, el informe señala que la pandemia de la covid ha venido a “reafirmar la importancia del medio rural por su papel transversal en una recuperación más resiliente e inclusiva”. Incide en este sentido en la Agenda Rural de la Comisión Europea y en la comunicación que presentó el pasado verano esta institución “Por unas zonas rurales de la Unión Europea más fuertes, conectadas, resilientes y prósperas para 2040”, con un enfoque a largo plazo que deberá plasmarse ahora con la definición de un Pacto Rural y un Plan de Acción Rural para el conjunto europeo.

Visión a largo plazo

Frente a esa visión a largo plazo que trasciende ya el debate abierto en España desde hace tiempo y que se intensificó en 2019 con la Revuelta de la España Vaciada con la demanda de un Pacto de Estado, el Consejo Económico y Social advierte que “la presencia continua del medio rural en la agenda pública española, en ocasiones de manera poco ajustada a una realidad que es muy diversa, puede tener algunos riesgos que hay que evitar”.

El primero de estos riesgos, según el documento, es que se siguen presentando estas zonas “como el lugar de la despoblación, y se asocia su imagen solo a la de los problemas que se detectan en los diagnósticos”.

El CES entiende que “esta es una asociación peligrosa que puede provocar lo contrario de lo que pretenden las políticas de desarrollo rural”, puesto que “nadie se quiere quedar en un lugar del que parece que todo el mundo se quiere ir”, argumenta.

Además, advierte en segundo lugar que ese tipo de mensajes en negativo “puede generar una presión para la elaboración de políticas y actuaciones sin la suficiente reflexión sobre los problemas de fondo” señalados en el informe del CES.

Tal es ese peligro, según el Consejo, que argumenta que “entre los riesgos de estas nuevas propuestas de políticas está la idea de configurar el territorio rural como un lugar para visitar y disfrutar, no para vivir”.

Mensaje positivo

Por el contrario, el informe del CES concluye con un mensaje en positivo al afirmar que “el medio rural es un lugar donde se pueden desarrollar actividades empresariales, profesionales y sociales, donde se pueden asentar los proyectos vitales de las personas”. Reitera en este sentido que “el medio rural es, en suma, un lugar -o mejor muchos lugares- para vivir bien”.

La consideración final no está exenta de justificación, si bien incurre en una paradoja porque en el informe el propio CES reconoce las carencias que tiene el medio rural y la necesidad de políticas para subsanarlas. Airearlas es lo que ha activado los mecanismos para empezar a diseñar políticas que hagan frente al reequilibrio territorial, con lo cual esa imagen realista de lo que ocurre en el medio rural, más que negativa, habría sido determinante para que las instituciones lo hayan incorporado a sus políticas y a que el propio Consejo Económico y Social haya hecho un informe sobre esta cuestión.

Para el Consejo, la situación de la pandemia no ha hecho sino orientar la mirada de la gente hacia un medio rural más saludable frente a las ciudades y que, además, garantiza la cadena alimentaria en una situación de crisis sanitaria como la vivida.

Incide igualmente el CES en el “potencial” que tienen estos territorios para acoger “actividades y servicios innovadores, y sobre todo para una nueva población que busca entornos más seguros y con mayor calidad ambiental a raíz de la crisis sanitaria”.

Cara y cruz de las renovables

No obstante, también advierte de los riesgos, y en una cuestión sobre la que recae ahora un amplio debate social como es el de las renovables, plantea tener en consideración la opinión de los territorios para que no se vean afectadas otras actividades tradicionales en los mismos.

Dentro de las recomendaciones que hace este órgano consultivo, centra uno de sus apartados en la necesidad de que haya una transición justa, no solo por el cierre de centrales sino por la instalación de nuevos proyectos de renovables.

A este respecto, el informe señala que hay que “apostar por el desarrollo en los territorios rurales de las instalaciones necesarias para alcanzar los objetivos de descarbonización, lo que, además de favorecer el abastecimiento energético, puede tener un efecto directo en la actividad económica y el empleo de los núcleos rurales”.

Propone por ello entre sus sugerencias promover la extensión de una red de energías renovables mediante plantas eólicas, solares o la utilización energética de la biomasa procedente de residuos agrícolas, ganaderos y forestales, con el matiz de que tengan un “bajo impacto ambiental”.

Advierte en este sentido que “debe prestarse atención a los efectos acumulativos de las instalaciones renovables en el entorno rural, promoviendo criterios ambientales específicos, evitando la afección a valores ambientales frágiles o de interés para la conservación del medio, tanto espacios naturales protegidos como entornos forestales o de actividad agraria o ganadera, para reducir el riesgo de deterioro del patrimonio natural, la biodiversidad y la actividad económica tradicional vinculada al territorio”.

Abastecimiento

Sobre esta cuestión el CES defiende también la necesidad de potenciar el abastecimiento energético “sostenible, estable y de calidad en el medio rural”, así como desarrollar actuaciones para mejorar la eficiencia energética y el ahorro de energía. A la vez considera que se debería “apoyar las instalaciones de autoconsumo y otras energías renovables, eléctricas o térmicas, dirigidas tanto a usos particulares, como a actividades empresariales y de servicios”. Asimismo aboga por la conveniencia de hacer informes periódicos que permitan medir los avances en materia de transición justa.

El informe del CES “Un medio rural vivo y sostenible” fue presentado la semana pasada por el presidente del organismo, Antón Costas, y el consejero Domiciano Pastor, que preside la comisión de trabajo de Agricultura y Pesca  del CES, como coordinador del documento. En el acto participaron también la directora general de Políticas contra la Despoblación del Miteco, Juana López Pagán, y el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas.

Durante el acto, el presidente del CES aseguró que el informe que han realizado pretende ser una “aportación importante” al debate abierto sobre el mundo rural hoy día y aseguró que quieren llevar también ese debate al territorio, por lo que avanzó que esta semana estarían en Palencia para presentar el informe y en noviembre en Jaén y Extremadura.

Costas aseguró que la covid ha sido un “develador” de la importancia del mundo rural, en el sentido de que ha quitado el velo que caía sobre el mismo, puesto que puede ser “un medio de innovación importantísimo” de una “potencia extraordinaria”. Por su parte, Domiciano Pastor recalcó la necesidad de “no incidir en mensajes catastrofistas” y puso énfasis en que son lugares llenos de oportunidades a la vez que rechazó que se utilicen expresiones como “vaciados” o “abandonados” para defender así un medio rural que está vivo.

El documento sigue en buena parte las líneas fijadas por el Gobierno en su plan para hacer frente al reto demográfico, que califica de avance, y considera prioritario integrar de manera efectiva lo rural en todas las políticas sectoriales, incluso con una “reserva de una parte del presupuesto”, así como implantar un mecanismo rural de garantía que tenga en cuenta esta cuestión en la legislación, de igual forma que en los planes y programas que se diseñen.

Administraciones locales

Aboga por otra parte por que se reconozca un papel destacado a las administraciones locales y que las acciones que se lleven a cabo vayan de abajo a arriba, partiendo de los propios territorios, en función de “cada realidad rural” al reconocer que no hay una sino muchas realidades.

El CES defiende por otra parte que se haga una valoración constante de la política de desarrollo rural y se tenga en cuenta la experiencia acumulada, así como optar por un sistema de ayudas más simplificado con el segundo pilar de la PAC para evitar las “dificultades y complejidades” que ha habido en el pasado. En términos similares se refiere al resto de fondos europeos estructurales y de inversión, para cuya mejora de la eficacia pide “extraer lecciones” del pasado.

El informe del CES pone énfasis, como sucede con todos los documentos de este tipo, en garantizar la conectividad y la movilidad para que la gente del medio rural pueda acceder a los servicios con mecanismos como la implantación de sistemas a demanda. Insiste mucho en las infraestructuras de telecomunicaciones y propone que para garantizar el despliegue efectivo de redes en todo el territorio se modifique la normativa para que las administraciones puedan hacerlo allí donde no haya soluciones promovidas por la iniciativa privada.

Las infraestructuras, con una mejora de la red viaria rural, el desarrollo de herramientas de digitalización para mejorar la actividad productiva de las empresas, y el apoyo específico a las mujeres y los jóvenes son otras líneas que plantea, así como la innovación en el medio rural. En materia de servicios incide sobre todo en los sanitarios planteando incentivos para atraer a estos profesionales hacia estos territorios.