

El curso de la UVT sobre los chopos cabeceros incide en su valor para el desarrollo rural
Los ponentes destacan la referencia que es la experiencia del Parque Cultural del Alto AlfambraAllepuz acogió este sábado la tercera edición del curso de la Universidad de Verano de Teruel (UVT) sobre Los chopos cabeceros. La gestión de un patrimonio natural y cultural, en el que se incidió en el valor que este recurso natural y patrimonial tiene para el desarrollo rural a partir de la experiencia del Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra. Durante la mañana las actividades se centraron en ponencias, mientras que por la tarde se hizo una salida de campo para conocer las experiencias desarrolladas en la zona, que hoy constituyen ya toda una referencia de gestión de este valioso patrimonio rural.
El director del curso, Chabier de Jaime Lorén, doctor en Geografía y exdirector del Parque Cultural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra, manifestó que estaban satisfechos de la matrícula tratándose de un tema “muy específico y muy local”, así como por la variedad de perfiles profesionales de los alumnos participantes, entre los que había gente vinculada con el patrimonio cultural, la conservación, la perspectiva ecológica de estos árboles y también personas interesadas en el desarrollo rural.
La procedencia era también muy variada al haber acudido de la Comunidad Valenciana, Zaragoza y diferentes comarcas como el Maestrazgo, Jiloca y Campo de Daroca. De Jaime comentó que el formato de un día era el adecuado para el perfil del alumnado, y valoró que su celebración sea itinerante cada año por distintos municipios del parque cultural.
Este experto cerró la sesión de la mañana con una ponencia sobre el chopo cabecero como recurso para el desarrollo rural, algo que ha despertado el interés por ser exportable a otros territorios. De hecho, ese es uno de los objetivos de esta actividad, dar a conocer lo que se está haciendo en Teruel, si bien De Jaime incidió en la necesidad de seguir dando a conocer algo que “casi, casi es desconocido”.
Comentó que aunque tiene mucha difusión por las actividades que se desarrollan, en realidad no lo es tanto entre el público en general, lo que lo convierte en “un patrimonio que está en mantillas a la hora de ser descubierto y ser conocido”.
Reconoció que al ser un árbol “humilde, campesino, y carecer de la épica que tienen los robles” u otros paisajes, no ha estado en la mirada de la sociedad como debiera, a pesar de ser un cultivo tradicional ligado a las economías campesinas que han legado unos paisajes. Por ese motivo argumentó que el primer objetivo era, como se hace en otros países europeos donde se tiene más asumido, incidir en la “visión de patrimonialización” de algo que es una “herencia colectiva”.
Además, recalcó la importancia de acercar estos paisajes al público en general, motivo por el cual el curso se hace en primavera para tener una visión general “desde dentro”, al igual que en otoño se hace con la Fiesta del Chopo Cabecero.
Tradición histórica
En la ponencia que impartió puso este parque cultural como ejemplo de un paisaje campesino de larga tradición histórica, que permite “fomentar la autoestima local e interpretar el paisaje propio”. También recalcó su uso como una herramienta educativa, además de servir para el fomento del turismo.
A ello hay que suma su valor como un recurso energético para biomasa en el futuro. Otro aspecto que destacó el director es cómo articular el chopo cabecero para “el fomento de las dinámicas socioculturales en el medio rural”. Apuntó que es el algo que se está haciendo en otros países, por lo que no es un invento del Alto Alfambra, “pero sí que podemos decir que es verdaderamente original en el ámbito del Estado español”.
El historiador Ivo-Aragón Ínigo fue el encargado de abrir las ponencias para hablar precisamente de la historia de la creación del paisaje cultural del Alto Alfambra, que explicó de qué forma el mismo tuvo una “utilidad para las sociedades históricas que han existido en el territorio”.
Argumentó que esa utilidad no se ha perdido por completo ya que sigue habiendo “cierta funcionalidad subsidiaria”, como es la defensa de las orillas del cauce fluvial para que no se pierda suelo agrícola con las riadas. Aseguró que el recurso de la leña del chopo sigue existiendo también, aunque no como lo era antes de los años 50 y 60, que fue cuando empezó a disminuir ese uso.
Comentó que la recuperación de esa funcionalidad debe enfocarse hacia cuestiones patrimoniales y la divulgación, que es lo que representa el parque cultural, y que “supone una inversión anual en los pueblos que lo conforman”, aunque reconoció que es modesta. También destacó la declaración de la Arboleda Singular de la Ribera del Chopo Cabecero como espacio protegido que cuenta con sus planes de gestión e inversiones que permiten conocer sus dinámicas ecológicas. A ello se suman los intentos de buscar funcionalidades más productivas, como puede ser el uso de las virutas de las ramas en comunidades energéticas.
El ingeniero de Montes y Agente para la Protección de la Naturaleza del Gobierno de Aragón, Miguel Ángel Lázaro, intervino para hablar de la gestión forestal que se hace de los chopos cabeceros, que “puede venir fruto del aprovechamiento”, bien el tradicional o el futuro que se pueda generar con la madera o los distintos recursos que puedan aportar estos árboles.
Comentó el plan de gestión existente, cuestiones a tener en cuenta a la hora de escamondar y las experiencias que se han llevado a cabo con inversión, así como el arbolado singular dentro de los chopos cabeceros que hay en la provincia.
Árboles que son cobijo de una amplísima biodiversidad
Entre los ponentes del curso, el biólogo Demetrio Vidal Agustín habló de las importantes funciones ecológicas desempeñadas por los chopos cabeceros. Comentó durante su intervención que estos árboles son cobijo de una amplísima biodiversidad.
“Son muy importantes estos árboles, muchos de ellos centenarios y que han pervivido a lo largo del tiempo, porque dan cobijo a mucha biodiversidad, no solo aves sino mamíferos, hongos, insectos, flora y líquenes”, explicó.

Manifestó que sin los chopos se rompería esa cadena de biodiversidad porque se encuentran en zonas muy deforestadas y por ese motivo “tienen múltiples funcionalidades ecológicas”. Tras el abandono de su gestión estos árboles han seguido cumpliendo esa función.