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El ferrocarril de Teruel, la historia interminable de algo que todos reivindican y que nadie consigue El ferrocarril de Teruel, la historia interminable de algo que todos reivindican y que nadie consigue
Un tren de mercancías abandona la estación de Teruel

El ferrocarril de Teruel, la historia interminable de algo que todos reivindican y que nadie consigue

La exclusión del Cantábrico-Mediterráneo cuestiona que las políticas de infraestructuras atiendan a la cohesión
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La exclusión del corredor ferroviario Cantábrico-Mediterráneo a su paso por Teruel de la financiación europea para el periodo 2021-2027 es la enésima injusticia que se comete contra la provincia, y una prueba más de que las políticas de infraestructuras por parte del Estado español y de la Unión Europea no responden a la cohesión territorial sino a otro tipo de intereses.
Hay algo que falla desde hace tiempo en las políticas de infraestructuras que se desarrollan en España y que son cofinanciadas con fondos comunitarios, y un triste ejemplo de ello es la provincia de Teruel y su ferrocarril.
Los turolenses están acostumbrados a ver cómo otros territorios se desarrollan al rebufo de los ejes de comunicación por carretera y ferrocarril que se construyen, mientras la provincia es condenada una y otra vez a mantener infraestructuras obsoletas incapaces de competir con las que se van haciendo en otras partes.
Así se genera la despoblación, favoreciendo el crecimiento de unos territorios en detrimento de otros, como sucede con la provincia, por más estrategias, planes e informes que los representantes institucionales esgriman cada cierto tiempo y que hoy día han alcanzado la categoría de tópico carente de credibilidad en el discurso político.
El ferrocarril de Teruel es un buen ejemplo de “invertebración territorial” para condenar a una provincia a la despoblación -tampoco es ni mucho menos la única causa- desde que el tren fue condenado en los años 80 a una lenta agonía, a la par que empezaba a desplegarse por toda España una red de AVE cuyas ineficiencias son ahora cuestionadas por el Tribunal de Cuentas Europeo.
Despoblación y ferrocarril, además de la A-68, han sido los temas más recurrentes en esta provincia en lo que va de siglo, así como la minería del carbón cuyo destino incierto hace tiempo que se conoce sin que se haya diseñado una alternativa con la suficiente antelación. Han pasado 18 años desde que comenzó el milenio y esos problemas siguen sin resolverse, a pesar de que todos dicen estar por la labor y aparecer en los programas electorales de todos, absolutamente todos, los partidos políticos.
La exclusión del Cantábrico-Mediterráneo a su paso por Teruel es solo el último capítulo de un despropósito, uno más de los muchos que tienen que padecer los turolenses. Aparte de servir para tirarse los trastos a la cabeza entre unos partidos y otros, en función de quién gobierna, poco más se ha conseguido hasta ahora con el tren de Teruel.
Tal vez ha faltado más contundencia desde un principio, o se ha sido demasiado suave en la reivindicación y excesivamente condescendiente por la crisis económica con un Estado que no atienden a la cohesión social, gobierne quien gobierne, y que tiene acostumbrados a los turolenses a no cumplir con lo que dice la Constitución.
En los últimos años ha ido creciendo la reivindicación por el corredor Cantábrico-Mediterráneo entre Zaragoza, Teruel y Sagunto, al haberse sumado la Comunidad Valenciana a esta demanda a la vista del interés económico de los puertos valencianos para competir con los catalanes. Pero de poco ha servido a la vista de lo que ha pasado ahora al haberse quedado fuera de la financiación europea.
Una exclusión que los más optimistas todavía esperan que pueda revertirse y que finalmente el tramo de Teruel sea contemplado por Europa in extremis. A lo largo de este mes, al menos durante la primera quincena, se va a ver mucho movimiento político en ese sentido, pero el tiempo apremia y la Unión Europa tiene la mirada puesta en otras cuestiones y problemas como para tontear mucho con el marco programático financiero para el periodo 2021-2027, es decir, sus presupuestos para el próximo periodo. El año que viene hay elecciones europeas y la prioridad de la Comisión Europea es sacar esas cuentas lo antes posible.