Síguenos
El geólogo residente en Teruel Luis Pomar ha recibido la Medalla Sorby de sedimentología: “El secreto no está en hacer lo que te gusta, sino hacer que te guste lo que haces” El geólogo residente en Teruel Luis Pomar ha recibido la Medalla Sorby de sedimentología: “El secreto no está en hacer lo que te gusta, sino hacer que te guste lo que haces”
El geólogo Luis Pomar, en Teruel, posando con la prestigiosa Medalla Sorby

El geólogo residente en Teruel Luis Pomar ha recibido la Medalla Sorby de sedimentología: “El secreto no está en hacer lo que te gusta, sino hacer que te guste lo que haces”

Recién jubilado, ha encontrado en la capital turolense, de donde es su mujer, el refugio ideal para retirarse de la Universidad sin dejar de seguir investigando
banner click 244 banner 244

Luis Pomar, un geólogo que reside desde principios de año en Teruel, acaba de recibir una de las distinciones académicas más importantes que se conceden a nivel mundial en el ámbito de la sedimentología. A mediados de mes fue galardonado en Canadá con la Medalla Sorby, que otorga la International Association of Sedimentologists. Recién jubilado, ha encontrado en la capital turolense, de donde es su mujer, el refugio ideal para retirarse de la Universidad sin dejar de seguir investigando.

A pocos turolenses les sonará el nombre de Luis Pomar, más allá de su entorno familiar, pero si uno hace una consulta en Internet descubrirá que cuenta con un currículum impresionante, aunque a él no le gusta presumir de ello. Catedrático emérito de Estratigrafía de la Universidad de Islas Baleares, sus trabajos se han convertido en referencia mundial porque rompen muchos paradigmas y abren nuevas perspectivas en el terreno de la sedimentología, una rama de la geología dedicada a estudiar cómo se forman las rocas sedimentarias.

El pasado 16 de agosto recibió en Quebec (Canadá) la Medalla Sorby, que es la máxima distinción internacional que se concede a los científicos que han hecho aportaciones relevantes en este campo de la ciencia. Además, Pomar ha sido el primer científico no anglosajón en recibir este galardón que se concede cada cuatro años, y que recibió en el marco del 20th International Sedimentological Congress.

Entre sus logros, según ha destacado la Universidad de las Islas Baleares, está el haber desarrollado elementos predictivos en el análisis de las rocas carbonatadas. La relevancia de sus contribuiciones a la investigación en sedimentología a lo largo de su carrera investigadora fue lo que llevó a la International Association of Sedimentologists a otorgarle este prestigioso galardón que anteriormente lo recibieron auténticos gurús de esta ciencia como Pettijhon, Folk, Bathrust, Allen, Ginsburg o Noel James, a quienes los expertos consideran como padres de esta rama de la geología.

Sentado en una terraza de la plaza San Juan junto a su mujer a mediados de esta semana, Pomar atendió a este periódico con una humildad y modestia que llama la atención en los tiempos actuales llenos de tantos egos. De aspecto afable y de una absoluta honestidad, nadie diría que es uno de los científicos más relevantes hoy día en el campo de la geología. Incluso se muestra tímido a la hora de posar para hacerse la fotografía con la Medalla Sorby en pleno Centro Histórico y busca un lugar disimulado para que no le vea la gente.

“No me esperaba que me dieran este galardón en absoluto, porque los que me han precedido en esta medalla han sido los grandes en la sedimentología, los que realmente han abierto el camino”, confiesa con humildad, a la vez que asegura que cuando se lo comunicaron se quedó “aturdido” y “noqueado”.

De hecho, él siempre acudía a este congreso y nunca le había dado importancia a la entrega de este galardón porque lo que a él le interesaba era escuchar las aportaciones que hacían otros geólogos y presentar las suyas, algunas de ellas muy criticadas además por lo revolucionarias que eran.

Recibir esta distinción supone, según manifiesta, que “alguien ha considerado que mis aportaciones científicas a lo largo de mi vida son fundamentales, porque mucha gente lo ha apoyado y consideraron que yo tenía que tenerlo, y eso es un espaldarazo muy fuerte”.

 

Recién jubilado

Este reconocimiento le llega recién jubilado de la universidad y residiendo en Teruel desde principios de año, ciudad de la que es su mujer y en la que han decidido instalarse ahora que pueden. “Desde que me jubilé decidimos venirnos aquí, esto es un paraíso, nadie lo conoce pero es un paraíso”, afirma sonriente a la vez que recuerda su primer viaje a Teruel y cómo pensó entonces que sería un lugar ideal para jubilarse, sin llegar a imaginar entonces lo que le deparaba el destino.

“Recuerdo que en un viaje para estudiar geología en el sur de España paseé por Teruel porque nos entró una tormenta y nos tuvimos que volver a casa, y a mi regreso pasé por Teruel y como tenía tiempo de sobras, estuve deambulando por las sierra y dije, caramba, esta tierra es preciosa, es un sitio perfecto para jubilarme; eso fue un sueño y ahí quedó, y curiosamente por los avatares de la vida, un día en tránsito por Zaragoza conocí a una turolense y me trajo aquí”, afirma.

Ahora sale menos al campo por la edad ya que sostiene que esta ciencia tiene un problema, que “cuando eres joven tienes piernas, pero no cabeza, y cuando eres viejo tienes cabeza pero no piernas, y ahora estoy aquí disfrutando de esta tierra, pero me dedico más a analizar otros procesos más allá de lo que uno puede ver en elcampo”.

Lo que hace es plantearse temas más globales y profundos que ponen en relación la evolución de la vida con la evolución de cómo se ha ido modificando la producción de calizas. “En este momento estoy viendo que desde que aparece la vida fotosintética aparecen las primeras calizas; ¿por qué la vida requiere la formación de calizas?”, es la pregunta que se hace en su ámbito de estudio actual y que trata de responder en sus investigaciones.

Confiesa que no sabe por qué se dedicó a la geología, como les ocurre a muchos jóvenes cuando tienen que decidir hacia dónde orientar su carrera profesional. “A veces escoges estudiar una cosa por un criterio que te gusta, y la vida te lleva a otro sitio totalmente distinto; quizás el secreto no está en hacer lo que te gusta, sino en hacer que te guste lo que haces”, afirma.

Así es cómo acabó dedicándose a la sedimentología y convirtiéndose en uno de los científicos más relevantes de este campo como atestigua que le hayan concedido la Medalla Sorby. “Cuando estaba de estudiante tuve la gran suerte de conocer a un compañero que me precedía varios años y empezamos a salir al campo, él trabajaba en rocas calcáreas y con él aprendiendo me planteaba problemas que no entendía”, recuerda, y fue así como empezó a preguntarse y a cuestionarse algunos de los paradigmas existentes que le han llevado a formular nuevos conceptos.

Aproximaciones sucesivas

“En geología avanzamos por aproximaciones sucesivas, aunque de forma un poco jocosa, como me decía un compañero, avanzamos por equivocaciones sucesivas”, bromea Pomar, quien precisa que en la ciencia no hay consenso y que los avances científicos se producen al cuestionarse las ideas existentes.

Este catalán con sangre aragonesa reconoce que la provincia es un lugar privilegiado para el estudio de la geología, como atestigua que estudiantes de todo el mundo viajen con cierta frecuencia a Teruel para estudiar sus formaciones, aunque sea algo que no trascienda a la sociedad. Considera también “maravilloso” lo que se ha hecho con Dinópolis y destaca su vertiente científica además de didáctica, así como el impulso que se ha dado a los parques geológicos, una ciencia que debería tener una mayor atención que la que recibe, afirma.