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El quinto ensogado salvó una tarde que se desarrolló sin percances destacables El quinto ensogado salvó una tarde que se desarrolló sin percances destacables
Imagen de Nobel, el toro jabonero que dio inicio al toro ensogado de ayer. M. Artigas

El quinto ensogado salvó una tarde que se desarrolló sin percances destacables

Durante el traslado de la mañana hubo dos heridos por asta de toro, que no revestían gravedad
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Los ensogados del Lunes de Vaquilla se desarrollaron con normalidad pero sin la vistosidad de otros años, a excepción del quinto de la tarde, el primer sobrero, después de que durante el traslado de los astados de la mañana de la plaza de toros a la Nevera se registraran dos heridos por asta de toro cuyo estado no revestía gravedad.

Los toros de la ganadería de Tomás Adell Piquer de Castellote no mostraron las hechuras de otros años, y hubo que echar mano de los dos sobreros tras la merienda. El primero de ellos, quinto de la tarde, fue excelente y sirvió además para brindarle un un homenaje a Jorge León Cano Canito, el soguero fallecido en 2019 en una cogida en los toros del barrio del Carrel.

Como dicen los entendidos, lo más peligroso de los ensogados no está en la tarde sino en la madrugada del domingo al lunes, cuando son transportados de la plaza de Toros a los corrales de la Nevera. Según Rubén López Diéguez, uno de los sogueros, “durante los toros de la tarde hay ilusión, porque los nervios los has pasado por la mañana. En la plaza de toros el animal está en su terreno, sobre la arena, donde él corre mejor y nosotros peor, y además está entero y con toda su fuerza. Ese es el momento crítico y la tarde está para disfrutarla, y yo siempre digo que si el cuarto toro sale por la puerta grande de la plaza de Toros sin que haya pasado nada, ya es muy difícil que ocurra algo grave”.

De hecho los dos sustos de la jornada tuvieron lugar entonces, con dos heridos por asta de toro que, afortunadamente y según fuentes del Gobierno de Aragón, no revisten gravedad.

Este año el camino entre el coso y la Nevera, que para muchos vaquilleros es uno de los momentos más especiales de la fiesta, no transcurrió del mejor modo posible, ya que los cuatro astados tuvieron que ser encajonados antes de completar el recorrido, dos de ellos antes incluso de cruzar el Viaducto. “Los animales tienen mucho volumen y el traslado les viene muy mal, con dos sogas y mucha gente que se mete encima”, explica López Diéguez. Este año hubo más gente de lo habitual para seguir el traslado de la mañana, lo que probablemente hizo que los toros, “que no ven luces ni espacios”, tendieran a “chafarse y no andar”.

El desempeño no mejoró durante la tarde, con excepción del quinto. Este hierro lleva década y media acudiendo puntual a la cita de los ensogados, “y solamente falló un año, en 2009”, explica López Diéguez. “Un tropezón lo tiene cualquiera porque el resto del año han sido excelentes”, asegura el soguero. “De hecho a Teodoro Adell y a su hijo José Antonio tenemos que respetarlos y agradecerles mucho lo qu ehan hecho por la fiesta del toro ensogado de Teruel, sin ni siquiera ser de aquí”. Para López Diéguez el festejo de ayer demuestra “que lo excepcional es lo otro, que año tras años los toros hayan dado tanto juego. Nos pone los pies en el suelo”.

Un año más algunos de los momentos más emocionantes se vivieron desde una hora antes del comienzo del festejo. Sobre las 17 horas comenzaron a concentrarse los cerca de treinta sogueros que participan en el interior de los corrales de la Nevera. Allí como es tradición la alcaldesa de Teruel, Emma Buj, les lanzó una arenga agradeciéndoles lo que hacen por mantener la tradición turolense y deseándoles la mejor de las suertes. Los sogueros se vinieron arriba y, en agrecimiento, acabaron manteando a Emma Buj, quien agradeció el gesto. “Cuando me dirijo a ellos lo hago de corazón, y sé que ellos han tenido esa ocurrencia porque también les ha salido del corazón”.

Los dos primeros animales en salir fueron Nobel, un jabonero, y el negro Vanidoso. Se mostraron con mucho sentido y muy difíciles de conducir. “Nos lo han puesto realmente complicado y han tenido que tirar los veteranos”.

El tercero fue el negro Sibrio. Ni este ni el cuarto, el colorado Panadero quisieron moverse, y apenas dieron juego. Tras la merienda los sogueros decidieron no repetir ninguno, cargaron dos de los astados y trajeron en el camión los dos sobreros (reservas) que quedaban en la plaza, lo que demoró la reanudación.

Por fortuna el quinto fue “excelente”, según los sogueros, y además quiso ser el que tocaba para hacer el homenaje público a Jorge León Canito, soguero muy comprometido con los festejos taurinos y otras manifestaciones culturales turolenses, que falleció por asta de toro en 2019 en los toros del barrio de El Carrel. Los sogueros hicieron un círculo con el animal en el centro, al pie del Torico, y la presencia de la camiseta de Canito y uno de los paños que él solía llevar en el cabo de la soga, lugar que solía ocupar. Una cerrada ovación de toda la plaza puso fin al breve pero emotivo recuerdo. Antes de eso, durante el traslado de los toros a la Nevera, también se había realizado un homenaje que todos los años se hace en memoria de los sogueros retirados que han fallecido ese año, y que en esta ocasión fue en memoria de Licer Navarro Julián y José Sánchez Gómez, Pepe El pintor.

Y el segundo sobrero, sexto de la noche y último toro -en otras ocasiones han repetido los cuatro, e incluso un mismo toro ha llegado a salir tres veces- tampoco quisó moverse y fue retirado sin apenas dar juego, pasadas las 22 horas.

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