

El réquiem por los puentes centenarios del tren pone énfasis en la ausencia de un compromiso con el patrimonio
Unas exequias reivindican el valor identitario de estas infraestructuras en un último intento de frenar su demolición ante una decisión que parece irreversibleLas campanas y el Réquiem de Mozart sonaron este sábado por los 18 puentes centenarios de piedra que van a ser demolidos a causa de las obras de electrificación de la línea ferroviaria entre Teruel y Sagunto, a pesar de existir soluciones técnicas que podrían evitarlo. Una movilización organizada por la Plataforma para la Defensa del Ferrocarril de Teruel y el movimiento ciudadano Teruel Existe, visibilizó la importancia patrimonial de estas infraestructuras en un último intento por frenar su demolición, aunque la decisión por parte de Adif parece ser irreversible puesto que ya han empezado a tirarlos. El acto, celebrado en uno de los puentes y que consistió en unas exequias llenas de simbolismo, puso de manifiesto la pérdida de interés y la falta de miras hacia la preservación del patrimonio histórico como signo de identidad del territorio.
“Queridos puentes: os quieren matar la hipocresía, la dejadez, el desprecio y la estrechez de miras de unos nuevos e insensibles impulsores de infraestructuras”, dijo durante las exequias el ingeniero de caminos Carlos Casas, autor de un informe técnico que avala la importancia de estas estructuras y que es uno de los mayores expertos en puentes de España. En ese documento considera que deberían salvarse no solo por su valor patrimonial sino por su singularidad estética.
“Estáis en un país que no protege debidamente su patrimonio”, se lamentó el experto durante su intervención, para incidir en que a pesar de los lemas del pasado Día Mundial del Patrimonio, en el sentido de que “cada piedra cuenta una historia” y que “el patrimonio es un regalo del pasado para el futuro”, con los puentes del tren se ha ignorado su valor y se tiran sin plantear otras opciones técnicas que son posibles para su conservación. “Hemos sido beneficiarios del patrimonio heredado y ahora víctimas de la estrechez cultural”, afirmó.
Casas fue uno de los intervinientes en el réquiem, en el que se encendieron 18 velas, se tocaron otras tantas campanadas, una por cada puente de piedra centenario, y se enterró una caja con sus fotografías y diferentes documentos como el informe técnico que recomienda su conservación. También se enterraron una piedra de balasto y un trozo de las traviesas de hierro originales de la línea cuando se construyó, así como un fragmento de carril de la época. En el lugar de inhumación se colocó una placa de recuerdo.
El acto se desarrolló como si fuese un entierro en el que los asistentes acompañaron la caja a modo de féretro y portaron cirios, cruzaron uno de los puentes que serán demolidos, y la enterraron junto a la trinchera del ferrocarril. El lugar elegido fue el puente número 14 de la línea, en la zona conocida como Fonseca en el término municipal de La Puebla de Valverde.
Ayuntamientos
Además de miembros de la Plataforma de Defensa del Ferrocarril y de Teruel Existe, asistieron algunos representantes de los ayuntamientos de la Comunidad Valenciana por los que también discurre la línea y cuyos puentes está previsto tirarlos, como Caudiel, Torás y Navajas.
La Plataforma del Ferrocarril y Teruel Existe llevan desde el año 2022 dirigiéndose a los organismos públicos para pedir que no se tiren los puentes de piedra centenarios. Se trata de los pasos elevados que hay sobre la vía para comunicar caminos y cuya construcción data de principios del siglo pasado. Se construyeron en piedra siguiendo las mismas técnicas que empleaban los romanos, antes de que se impusiese la construcción con hormigón.
La catenaria para la electrificación de la línea, cuyas obras se están acometiendo ahora, no puede pasar por debajo de estos puentes debido a que tienen poca altura. Por eso se está ejecutando ahora un proyecto de ampliación de gálibos, tanto de los pasos superiores como de los túneles, motivo por el cual está cortada la vía para el tránsito de trenes hasta otoño. La solución en la mayoría de los puentes que no dan la altura ha sido su demolición.
Adif dijo esta semana que estaba abierta a preservar algunos, y que de 34 que hay se mantendrán 20. Pero las plataformas a lo que se refieren es exclusivamente a 18 puentes de piedra que tienen un valor patrimonial y que están ubicados en La Puebla de Valverde, Sarrión, Albentosa, Barracas, Caudiel, Jérica, Regajo, Navajas, Soneja y Algar.
El portavoz de la Plataforma del Ferrocarril, Pedro Abad, manifestó a la prensa, antes de la celebración del réquiem, que este acto se hacía “en honor a las personas que los construyeron” y también “con vistas a intentar salvarlo y mantenerlo como patrimonio de futuro para las generaciones venideras”. Comentó que querían la mejora de la línea y su electrificación, pero que se respete el patrimonio.
Abad insistió en que existen soluciones técnicas alternativas, y que en el caso del puente donde se hicieron las exequias podía solucionarse con una catenaria rígida porque tiene 5 metros de altura. Aclaró que a pesar de haber empezado a demolerlos, “no los damos por perdidos”, si bien tiene que haber voluntad por parte de Adif y de los ayuntamientos para que lo reclamen.

Uno de los portavoces de Teruel Existe, Manuel Gimeno, indicó que el réquiem se hacía para dar a conocer a la opinión pública la situación, puesto que “son una auténtica joya”. Recalcó que se construyeron con la misma técnica empleada por los romanos y que son los últimos que se hicieron así antes de hacerse extensivo el uso del hormigón armado.
Pese a existir alternativas para salvarlos, como rebajar la vía al igual que se hará en los túneles, colocar catenarias rígidas o hacer ligeros desplazamientos de la plataforma, Gimeno se quejó de que directamente Adif ha optado por demolerlos porque su interés por ellos ha sido “nulo”. Dijo que tirarlos era una “auténtica barbaridad” puesto que se trata de un “patrimonio industrial histórico” que van a “reventar” pese a que hay “soluciones técnicas relativamente sencillas” para conservarlos.
Sobre lo manifestado por Adif de que se preocupa por el patriomonio y va a salvar puentes, comentó que se trata de los de hormigón, mientras que los de piedra que son los valiosos “los van a destrozar”, afirmó Gimeno. YâÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂÂen cuanto al proceso de información pública y alegaciones que el administrador ferroviario argumenta que hubo, el portavoz del movimiento ciudadano manifestó que se ha enviado documentación a todas las administraciones con el informe que se hizo en su día.
“Todo el mundo era conocedor”, explicó, por lo que “nadie puede alegar que no sabía nada”. En realidad, consideró que se tiraban por “una falta de interés, una falta de respeto hacia los ciudadanos”, porque no tiene sentido “que destrocen este tipo de puentes, cuando realmente quedan muy poquitos en toda España”.
Entre los participantes estaba Jesús Cuesta, cuyo padre era cantero de Sarrión y recordó que había trabajado en la línea. “Esto es un patrimonio histórico que deberíamos conservar”, aseguró, porque hay medios técnicos suficientes para preservarlos.
“Me duele en el alma que podamos destruir estos puentes así, sin más”, lamentó Cuesta, quien reconoció que había que adaptarse al progreso “pero sin derribar lo que ya está hecho y nos han dejado los antepasados con el sudor de su frente y con su saber hacer”. Añadió que quienes hicieron estos puentes dejaron su vida en ellos, “su esfuerzo e inteligencia”, y que “si no sabemos valorarlo, mal futuro nos queda”.
Destrozo
Entre los representantes institucionales que acudieron estaba el alcalde de Caudiel (Castellón), Antonio Martínez Fernández, que calificó el derribo de los puentes como “un destrozo total del patrimonio que tenemos”. Insistió en que había fórmulas alternativas para no tener que tirarlos, y se congratuló de que al menos se hayan salvado los de la vía verde de Ojos Negros cuando también había intención de tirarlos.
Martínez recordó que se ha reivindicado su conservación en reuniones con Adif, y echó en falta que este sábado en el acto no hubiese representantes municipales de los pueblos turolenses afectados. “Nosotros creemos que teníamos que estar aquí y aquí estamos”, concluyó.
El concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Navajas (Castellón), Fernando Cervera, acudió también por su implicación con la Plataforma del Ferrocarril. Además, fue quien gestionó una reunión con Adif en la Comunidad Valenciana, donde les dijeron que harían todo lo posible y que “ya había salvado tres puentes, entre comillas”, para añadir que pese a ello “no se han salvado todos los que se tenían que haber salvado”.
Ante la decisión de Adif de tirar el resto, consideró que “todo lo que teníamos que haber hecho ya lo hemos hecho”. En su municipio él fue el encargado de promover la protección del puente, aunque admitió que “se ha llegado tarde”. Opinó que si se hubiera intervenido antes y todos los ayuntamientos a una para que tuviesen una protección jurídica e institucional, “cuando Adif hubiera querido intervenir sobre esos puentes, se hubiera encontrado con más problemas de los que se ha encontrado”.
Carlos Casas, ingeniero de caminos
El ingeniero de caminos Carlos Casas, autor del informe técnico que defiende la conservación de los puentes de piedra de la línea de tren entre Teruel y Sagunto, aseguró que estas estructuras deberían conservarse por su valor tanto patrimonial como estético. Argumentó que hay soluciones para evitar tirarlos y que se pueda instalar la catenaria. “Lo que más me enfada es que no se estudien”, dijo en declaraciones a los periodistas antes de iniciarse el réquiem por los puentes centenarios. Recordó que fueron construidos en 1901 y “significan los últimos estertores de la técnica de la piedra”, puesto que de haberse hecho veinte años después se hubiese empleado ya el hormigón armado.
“Históricamente tienen un valor, pero lo que más valor tiene de ellos es la estética; el trabajo de la piedra es precioso”, afirmó Casas, porque “tienen detalles que son impresionantes”. Comentó que quienes los construyeron “quisieron hacer algo bello aunque estemos en medio de la nada”.
Con 124 años de historia, el ingeniero de caminos manifestó que “merece la pena conservarlos”. Observó que la sillería de los puentes es “ligeramente almohadillada”, como hacían los romanos, para dar “vistosidad” a estas estructuras.