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El segundo módulo de la prisión de Teruel permanece vacío tras su construcción El segundo módulo de la prisión de Teruel permanece vacío tras su construcción
Instalaciones de la prisión provincial de Teruel, cuyas obras se ejecutaron entre 2012 y 2016

El segundo módulo de la prisión de Teruel permanece vacío tras su construcción

La causa es el descenso de la población penitenciaria y la falta de personal
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Dos años después de que finalizaran las obras de la prisión de Teruel, el segundo módulo residencial que se construyó permanece vacío y no se ha estrenado todavía debido al descenso de la población penitenciaria en todo el Estado y a la escasez de personal para poder atenderlo. El número de presos que alberga, a pesar de haberse duplicado su capacidad, se mantiene en los mismos niveles que antes de las obras de ampliación, algo más de 200 internos.

La recepción definitiva de las obras se produjo hace justo dos años, en junio de 2016, tras una intervención que comenzó en 2012 y que supuso una inversión de más de 20 millones de euros. Fue una de las pocas inversiones del Estado realizadas en la provincia en los tiempos de la crisis económica.

En realidad no fue una ampliación sino prácticamente la construcción de una nueva prisión en los terrenos donde ya se encontraba, pasando a duplicar su capacidad y dotando al centro de los más modernos sistemas de seguridad, además de acabar con las celdas colectivas que había antes.

A pesar de haberse duplicado su capacidad, el centro sigue albergando un número similar de presos de los que tenía antes, ya que el último módulo residencial que se construyó en la segunda fase de las obras continúa vacío al no haberse estrenado todavía.

No obstante, desde fuentes penitenciarias destacan la importancia de que se hicieran estas obras porque eso ha permitido la continuidad de la prisión de Teruel, que estuvo a punto de cerrarse hace unos años y los internos hubiesen sido enviados a otros sitios.

El motivo de que no se haya ocupado el segundo módulo residencial es la disminución de la población penitenciaria en los últimos años en el conjunto del Estado, ya que a la de Teruel se esperaban llevar internos de otras provincias. También se debe a la falta de personal en las instalaciones penitenciarias turolenses, que lejos de aumentar para atender a la población reclusa ha disminuido por las jubilaciones que se han producido en este tiempo. 

De acuerdo con la estadística penitenciaria que publica periódicamente la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias del Ministerio del Interior, la población reclusa en el conjunto del Estado en el año 2012, cuando comenzaron las obras de la prisión de Teruel, era de 70.392 personas, cuando en mayo de este año había descendido a 59.536, según los últimos datos disponibles. Eso supone una disminución del 15,42% en estos seis años.

Fuentes penitenciarias de Teruel han indicado que ese descenso de la población reclusa es generalizado y afecta también a las macrocárceles. El motivo, que se ha enviado a sus países de origen a muchos extranjeros que estaban presos en España, además de haberse reducido las condenas privativas de libertad, que se han sustituido por otras medidas alternativas como los trabajos en beneficio de la comunidad.

La antigua prisión, construida en 1951, albergaba algo más de 200 internos, que es el mismo número que acoge ahora, si bien las nuevas dependencias tienen capacidad para algo más de 400. La delincuencia en Teruel no es alta, por lo que el resto de plazas se esperaban cubrir con ingresos de otras provincias.

Las nuevas dependencias

Las nuevas dependencias tras las obras realizadas cuentan con 221 celdas residenciales, la mayoría de ellas dobles, distribuidas en dos módulos de 4 plantas. El que sigue vacío dos años después de su construcción es el último que se hizo. Para poder abrirlo sería necesario ampliar la plantilla actual, aunque al haber descendido la población reclusa sigue sin estrenarse de momento.

El descenso de la tasa de criminalidad fue uno de los motivos que estuvieron a punto de dar al traste con estas obras después de iniciadas, aunque finalmente se hicieron y eso ha permitido garantizar estas instalaciones en las que trabajan en torno a 120 personas entre funcionarios y personal laboral.

De no haber sido así y dada la coyuntura actual, la cárcel de Teruel hubiese acabado cerrándose ya que sus dependencias, aunque se encontraban bien mantenidas, no eran acordes con la normativa, puesto que los dormitorios eran colectivos y llegaron a albergar hasta 30 internos, aunque al final su capacidad máxima era de 16.

La construcción de las nuevas dependencias penitenciarias fue una iniciativa de la segunda legislatura del gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, aunque las obras se iniciaron en la siguiente legislatura del popular Mariano Rajoy.

No obstante, al poco de iniciarse los trabajos, unas declaraciones del entonces secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Yuste, hicieron temer que las obras se paralizaran, al argumentar que la baja tasa de criminalidad no justificaba la realización de estos trabajos, al igual que en otros centros penitenciarios. Al final las obras continuaron su curso y la recepción se pudo hacer en junio de 2016, si bien desde entonces el segundo módulo residencial que se construyó todavía no se ha estrenado.

El subdelegado del Gobierno en Teruel, José Ramón Morro, en unas declaraciones a este periódico hace unas semanas tras su toma de posesión, recordó que el planteamiento con la prisión provincial era de cierre, y que eso hubiese supuesto la pérdida de numerosos puestos de empleo en la ciudad tanto directos como indirectos. 

Morro, que era secretario de la Subdelegación en los años en los que se decidió hacer unas nuevas instalaciones y ampliar su capacidad, recordó que la apuesta que se hizo fue mantenerla y modernizarla, y gracias a eso se mantiene hoy día con todos los beneficios de empleo y actividad que reporta para Teruel.