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El primero de los toros ofreció carreras limpias y largas de lado a lado de la plaza. Bykofoto / Antonio García

"Este veneno que llevamos dentro con el toro no nos lo podemos quitar"

Turolenses y visitantes desafían a la lluvia y el asfalto mojado para correr el toro nupcial de Las Bodas de Isabel
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“Este veneno que llevamos dentro con el toro no nos lo podemos quitar”, comentaba este sábado emocionado Luis Cortada, un veterano de la Soga y Baga, ya retirado, al ver que había acudido tanta gente al toro de soga a pesar de la lluvia. Había ganas, muchas, y las expectativas superaron las que tenían los miembros de la Asociación de Amigos Soga y Baga de Teruel, según reconoció uno de sus integrantes, Diego Blasco Muñoz, tras meter en los corrales de la Nevera al segundo toro.

No podía faltar, aunque durante toda la mañana la pregunta que se hacían los turolenses es si finalmente podría celebrarse el toro bravo nupcial por la lluvia. A las cuatro de la tarde todo apuntaba a que no habría toro porque llovía, pero quince minutos después se escuchaba el primer cohete y la emoción de correr los ensogados volvió a recorrer el tramo que va de la Nevera a la plaza del Torico.

El toro bravo nupcial se corre en honor de los recién casados, y al llegar a la plaza del Torico se lanza la capa de Isabel para que todo el poder fecundador de estos animales y su fuerza pueda trasladarse a la novia. Así se hizo y el primer toro se exhibió durante cerca de 25 minutos.

Después se sacó el segundo, que apenas se llevó desde la Nevera hasta el Torico e hizo un par de corridas. El suelo patinaba ya mucho y por seguridad tanto del animal como de quienes llevaban la soga y baga, al igual que entre el público, con muchas personas de fuera desconocedoras del peligro y que obraban con imprudencia, se optó por devolverlo a los corrales.
 

El toro nupcial en honor de los recién casados, en la tarde del sábado en la plaza del Torico. Bykofoto / Antonio García


El festejo estaba previsto que durase hasta las seis menos cuarto de la tarde, y finalizó cuando apenas eran las cinco, pero dejó un muy buen sabor de boca porque el último toro de soga que se corrió en la ciudad de Teruel fue el nupcial de Las Bodas de Isabel de Segura de febrero de 2020. Ni ese año ni el pasado pudo celebrarse tampoco la Vaquilla y las ganas de correrlo eran muchas.

Por ese motivo la Asociación de Amigos de la Soga y Baga hizo todo lo posible por que los astados se pudieran disfrutar con la debida seguridad. “Nos hemos encontrado con más gente de la que esperábamos a pesar de la meteorología”, comentó Diego Blasco, quien aseguró que había acudido gente de fuera de sitios como la Comunidad Valenciana y Madrid.

Ganadería El Val de La Puebla de Valverde

Se corrieron dos toros de la ganadería  El Val de La Puebla de Valverde de unos 400 kilos de peso. Eran toros limpios que no habían salido antes, y por ese motivo se decidió ensogarlos en el camión para evitar que pudieran sufrir algún daño al meterlos en los corrales al no estar acostumbrados. De regreso sí que los metieron en la Nevera como manda la tradición. El primero es el que más juego dio, un toro negro mulato muy bueno que ofreció carreras limpias y largas de punta a punta de la plaza del Torico para el deleite de los aficionados.

El segundo ejemplar, un toro negro lucero, estuvo apenas unos minutos porque el suelo resbalaba ya y no era seguro, aunque la gente se quedó con el buen sabor de boca del primero. El festejo transcurrió sin incidentes.

Para Diego Blasco, de la Asociación Amigos Soga y Baga de Teruel, fue un momento muy emotivo después de dos años sin ensogados en la ciudad por la covid. El mes pasado hicieron una exhibición en el municipio valenciano de Gestalgar, pero aseguró que hacerlo en Teruel “siempre es único porque lo sacas en tu casa”, y deseó que siga engrandeciéndose el toro de soga “entre todos y la afición crezca”.

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