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Feher disparó por la espalda y a las caderas de los agentes antes de que pudieran desenfundar Feher disparó por la espalda y a las caderas de los agentes antes de que pudieran desenfundar
Feher esboza una sonrisa durante la declaración de los peritos de Criminalística en la sesión del juicio del pasado viernes. Pool /Efe/Antonio García

Feher disparó por la espalda y a las caderas de los agentes antes de que pudieran desenfundar

El acusado siguió a Iranzo para rematarlo cuando huía
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Juanjo Francisco

Con alevosía, ensañamiento y crueldad, así mató Norbert Feher a sus víctimas la noche del 14 de diciembre de 2017 en el paraje El Saso de Andorra, ocultándose en la oscuridad y con cobardía aprovechándose del efecto sorpresa sin darles la más mínima opción de poder defenderse. No tuvo piedad. A su primera víctima, José Luis Iranzo, le disparó a bocajarro nada más que este abrió la puerta, y fue detrás de él para rematarle al darse la vuelta e intentar huir; y a los dos agentes de la Guardia Civil les sorprendió por la espalda disparando a las caderas para que cayesen al suelo e inutilizar sus armas antes de que pudieran desenfundar las pistolas para hacerle frente. Lo consiguió con el arma de uno de los guardias, que solo pudo hacer cuatro disparos para repeler el ataque. Con el otro se ensañó haciendo un uso “desmedido”, como puntualiza un informe, de las dos pistolas con las que les atacó a traición para quitarlos de en medio y continuar su fuga. 
A las tres víctimas les disparó a muy corta distancia, según los informes de Criminalística de la Guardia Civil que centraron ayer la mayor parte de la sesión del juicio con Tribunal del Jurado que se celebra en la Audiencia Provincial por el triple crimen de Andorra. El primer disparo a Iranzo lo hizo a no más de 3 metros y el segundo, cuando la víctima se giró sorprendida e intentó huir, a una distancia entre 35 centímetros y un metro y medio.
Las pruebas forenses y de criminalística así lo indican, al igual que en el caso de los dos agentes a los que mató pocos minutos después en el Mas del Zumino, puesto que les sorprendió de espaldas aprovechándose de la oscuridad y el efecto sorpresa disparándoles a bocajarro a la cadera a menos de 35 centímetros con las dos pistolas que había traído de Italia: la Smith&Wesson con la que cometió dos asesinatos en dicho país, y la Beretta con la que también había herido a dos personas en Albalate del Arzobispo nueve días antes del triple crimen de Andorra y con la que acababa de matar a Iranzo. 
Las pruebas de criminalística son irrefutables por más que ayer la defensa de Feher intentase agarrarse a cualquier cosa para cuestionarlas, incluso poniendo en boca de los peritos palabras que no habían dicho e incidiendo en que se trataba de hipótesis para que lo escucharan los miembros del jurado popular.
Serán las nueve personas de la calle elegidas por sorteo que integran el Tribunal del Jurado las que deberán deliberar y determinar si las pruebas aportadas ayer, al igual que las que se han ido viendo durante toda la semana, demuestran que Feher actuó con alevosía, requisito indispensable para que un homicidio adquiera el tipo penal de asesinato. 
Es lo que se trata de demostrar, la intencionalidad, porque Feher ha reconocido en todo momento que mató a las tres personas, pero que su intención no era matarlas porque si hubiese sido ese su objetivo les habría disparado a la cabeza. No obstante, a los médicos forenses les relató, como pudo verse el jueves en la práctica de una pericial, que su intención era “eliminar obstáculos” para huir.
Las pruebas periciales presentadas ayer por el departamento de Criminalística de la Guardia Civil de Madrid no parecen dejar lugar a dudas. En el escenario de ambos crímenes no hubo testigos presenciales que vieran lo ocurrido, ya que las tres víctimas murieron en el acto y no pudieron contar su versión, y el acusado no está obligado a decir la verdad en su declaración testifical. 

Emboscada
La única persona que se encontraba en el lugar de los hechos era el padre de Iranzo, pero era noche cerrada y no pudo ver nada, solo el oído de los dos disparos que mataron a su hijo en la masía familiar sin ser conscientes en ese momento de que estaba pasando eso, y minutos después dos ráfagas seguidas de un tiroteo a lo lejos, que fue el que se produjo en el Mas de Zumino cuando Feher emboscó a los dos guardias civiles tras haber robado la pick up de su primera víctima.
De ahí la importancia de las pruebas periciales practicadas ayer, puesto que en ausencia de otros testigos que puedan contar lo que ocurrió en los escenarios de los dos crímenes, son los diferentes análisis científicos practicados por los forenses y la policía científica y criminalística los que pueden inferir lo que verdaderamente pasó por más que el acusado diga lo contrario. Es muy importante acreditar estas pruebas correctamente para que los miembros del jurado puedan emitir su veredicto, ya que son quienes valorarán si hubo intencionalidad, con el fin de evitar después cualquier artimaña legal por parte de la defensa para intentar invalidar el fallo.
Los agentes del Servicio de Criminalística que comparecieron para practicar estas pruebas periciales eran de los departamentos de química y medio ambiente, biología, balística y trazas instrumentales, y escena del crimen. A partir de toda la información recopilada por ellos más las aportaciones hechas por los médicos forenses, elaboraron distintos informes que se presentaron en el juicio y que concluyeron con una reconstrucción virtual de cómo pudieron producirse los dos asesinatos a partir de la recopilación de toda la información disponible.
Para hacer esa reconstrucción virtual se hizo un escaneado de  los distintos escenarios de los dos crímenes, y se volcó toda la información disponible de las distintas inspecciones visuales realizadas en dichos lugares y los resultados de la autopsia y otros análisis. En los escenarios se pudieron determinar los distintos elementos encontrados, tanto restos biológicos de sangre, casquillos y proyectiles, como impactos en las viviendas y el vehículo en el que iban los dos agentes, así como otros objetos.
Además, para la elaboración de esa reconstrucción hecha por los agentes de criminalística, se asoció cada proyectil y cartucho encontrado a cada una de las armas implicadas en el tiroteo, ya que dejan una señal única al ser detonadas, por lo es posible reconstruir lo ocurrido en el escenario de un crimen. 
Se tuvieron también en cuenta los análisis científicos de las prendas que llevaban las tres víctimas, puesto que los restos de los aerosoles con sustancias químicas expelidos al disparar con las pistolas permiten saber a qué distancia pudieron producirse los disparos, cuya posición puede determinarse también en función de dónde aparecen los casquillos de las balas.
A partir de toda esa información, en la reconstrucción de los hechos que pudieron visualizar los miembros del jurado en las recreaciones virtuales hechas por los agentes de Criminalística con avatares interactuando en los mismos escenarios de los crímenes, se aprecia cómo Feher actuó por sorpresa en los tres crímenes con el ánimo de matar sin dar opción a las víctimas a defenderse ni a que pudieran huir. Primero las sorprendió con disparos certeros en medio de la oscuridad, y cuando las abatió las remató.

Recreación virtual
En la recreación virtual de la muerte de Iranzo a partir de toda esa información científica recabada en la investigación, se vio cómo Feher estaba oculto dentro de la vivienda del masico, la víctima accede a su interior y nada más abrir la puerta, todavía algo inclinado para empujar el portón inferior, el acusado le dispara al pecho. Ese primer impacto certero le dio de lleno en la parte superior del corazón.
De acuerdo con los informes de criminalística, el disparo se produjo en el interior de la vivienda a una distancia de entre 2,40 y 3 metros, que han determinado por el lugar donde apareció el casquillo. La trayectoria de arriba abajo indicaría que el ganadero estaba todavía ligeramente inclinado por el gesto de abrir  la puerta. La evidencia desmonta lo manifestado por Feher de que el primer disparo fue al aire como un aviso.
Iranzo, pillado por sorpresa, se giró y huyó malherido hacia su izquierda. Feher le siguió y con el arma apuntando ya en el exterior de la vivienda volvió a abrir fuego impactando la bala en el brazo izquierdo, que la víctima tenía ligeramente levantado probablemente en un gesto de intentar protegerse. El disparo lo realizó a una distancia de entre 35 centímetros y un metro y medio, a bocajarro y prácticamente encima de él cuando estaba huyendo, lo que desmonta la afirmación del criminal de que su intención no era matar, que había realizado ese disparo “y ya está”, como respondió el primer día del juicio en una contestación a la fiscal.
Actuó de la misma manera minutos después en el Mas de Zumino cuando asesinó a los dos agentes de la Guardia Civil. Había acudido allí con el pick up robado a Iranzo, que estaba con las luces encendidas mirando hacia la puerta del masico. Cuando los guardias civiles llegaron colocaron su vehículo en perpendicular del que estaba estacionado a cierta distancia, bajaron y cuando estaban juntos del lado derecho, Feher les sorprendió por detrás abriendo fuego contra sus caderas a muy corta distancia, a menos de 35 centímetros.
La intención era abatirlos para que cayeran al suelo e inutilizar sus armas. Les atacó con las dos armas cortas que llevaba consigo, la Smith&Wesson en la mano izquierda y la Beretta en la derecha. Se sabe por la disposición en la que quedaron desperdigados los casquillos.
Los peritos de criminalística explicaron que se ha podido determinar que fueron los primeros disparos porque la pistola del agente Víctor Romero tenía una marca de impacto de una de las balas disparadas por Feher, y el arma de Víctor Jesús Caballero se encontró rota también en la empuñadura, cuyos fragmentos aparecieron en el escenario del crimen durante la posterior inspección visual.
Los agentes de Criminalística indicaron que cuando les disparó Feher, los agentes tenían todavía sus armas al cinto y no habían desenfundado, porque de haberlas tenido ya en sus manos habría lesiones en las mismas a causa de los impactos de los proyectiles. Esto desmonta lo afirmado por el acusado de que oyó que cargaban las armas y abrió fuego.

Sin opción de defensa
El informe sobre la reconstrucción visual de los hechos no puede concretar qué movimientos se produjeron después, en una escena a oscuras en la que Feher dominaba la situación al encontrarse detrás de los agentes, oculto por la oscuridad y protegido por la parte posterior del vehículo.
Los guardias civiles desenfundaron sus armas y repelieron el ataque a ciegas. En el caso de Víctor Romero solo pudo disparar cuatro balas, ya que al inutilizársela Feher con los primeros disparos por sorpresa por detrás, solo salieron las primeras balas que estaban en el cargador quedando completamente indefenso.
El agente Víctor Jesús Caballero sí pudo seguir disparando su arma a ciegas al no quedar inutilizada cuando estaba ya caído en el suelo, mientras que el compañero tuvo que arrastrarse al lado de la puerta del conductor porque es donde se encontró el cuerpo. Allí Feher lo remató con un disparo que le entró por el cuello y que tuvo una trayectoria descendente, cuando podía estar protegiéndose con un brazo.
Al agente Caballero lo remataría después disparándole a bocajarro cuando estaba en el suelo intentado protegerse con las piernas, algo que se ha podido deducir por la trayectoria de los disparos. El informe incide en el “desmedido” uso de las armas de fuego que hizo Feher. Caballero recibió 7 disparos y Romero 4, uno de los cuales lo paró el chaleco antibalas.
De las pruebas de convicción recogidas en el escenario del crimen, los expertos de balística explicaron que encontraron proyectiles de las pistolas de Feher manipulados, al haberlos limado previamente. Esto se hace, según explicaron, para que las balas se fragmenten en el interior de los organismos si chocan contra algún hueso para que así provoquen más daño al expandirse. De hecho, una de las balas que impactó en el cuerpo del agente Caballero presentaba un orificio de entrada pero varios de salida. 

Proyectiles manipulados
Esto también desmontaría la versión de Feher de que su intención no era matar y que se produjeron las muertes porque era su “destino”, según manifestó en su declaración del lunes, porque los proyectiles estaban manipulados para provocar el mayor daño posible en sus víctimas.
El abogado de la defensa, Juan Manuel Martín Calvente, en su turno de intervención durante el interrogatorio a los peritos les rebatió que lo recogido en sus informes eran hipótesis y que no se podía determinar el orden de los disparos. Los agentes de criminalística reconocieron que no se podía determinar ese orden, pero sí que los primeros fueron por la espalda y que después el tiroteo se desarrolló en movimiento. 
Los peritos insistieron en que esos disparos por detrás fueron los primeros porque las pistolas de los dos agentes habían recibido en las empuñaduras impactos de bala disparadas por Feher, y que de haber tenido las armas los guardias en la mano les habría dejado algún tipo de lesión. Eso demostraría que no habían desenfundado todavía los agentes cuando Feher les sorprendió a traición por la espalda disparándoles en la cadera. Por delante no pudo hacerlo porque los impactos en las pistolas corresponden a una parte que mira hacia atrás estando en la funda, que eran abiertas.
En la quinta jornada del juicio intervinieron por la mañana exclusivamente peritos del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil para dar cuenta de las huellas y perfiles genéticos hallados en distintos sitios, la distancia a la que se produjeron los disparos por los residuos encontrados en las prendas y las trazas de los mismos, y las inspecciones visuales de todos los escenarios, entre otros.
Por la tarde intervinieron dos peritos de parte propuestos por Enrique Trebolle, que representa a la familia Iranzo, que determinaron en algo más de 2,3 millones de euros el lucro cesante por la muerte del agricultor y ganadero.
El juicio se reanudará el lunes con la práctica de cuatro pruebas testificales y la lectura de los informes de las ocho partes personadas, por lo que las deliberaciones del jurado no se espera que comiencen antes del martes.