El expresidente del Gobierno,Felipe González participa en el foro de la Asociación de Directivos y Empresarios de Aragón (ADEA), este lunes, en el centro cultural San Julián de Teruel. EFE/ Antonio García
Felipe González dice que no se debe cuestionar la legitimidad de los tribunales
El expresidente español participa en el Foro ADEA en Teruel
El ex presidente del Gobierno Felipe González ha señalado que, aunque se puede discrepar de ciertas resoluciones judiciales, como la condena al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, no debe ponerse en cuestión la legitimidad de los tribunales ni politizar la justicia.
En un foro organizado por la Asociación de Directivos y Ejecutivos de Aragón (ADEA) este lunes en Teruel, González ha subrayado que la judicialización de la política no es culpa de los jueces, sino de los políticos que no asumen sus responsabilidades y trasladan sus conflictos a los tribunales.
Según ha explicado, es posible manifestar desacuerdo con decisiones judiciales con respeto, pero cuestionar la autoridad de la justicia pone en riesgo el Estado de Derecho.
En su intervención, González ha abordado lo que considera una “profunda inestabilidad política” que, a su juicio, afecta a España desde hace más de una década. Ha señalado que la falta de proyectos políticos claros y consensuados ha llevado a una parálisis del país y a un debilitamiento de las instituciones.
Felipe González ha considerado que el gobierno actual carece de la fortaleza y liderazgo necesarios para tomar decisiones claras y sostenibles y ha señalado que la falta de mayoría suficiente obliga a depender de pactos con fuerzas políticas minoritarias o extremas, lo que debilita la capacidad de gobernar con autonomía y eficacia.
Según González, esta situación genera un ejecutivo que actúa con timidez y evita asumir responsabilidades, lo que traslada la incertidumbre política al conjunto del país.
En este contexto, ha criticado tanto al actual Gobierno del PSOE como al Partido Popular por centrarse en disputas partidistas y cortoplacistas, en lugar de definir un rumbo sólido y estratégico para el país y ha insistido en la necesidad de un proyecto político coherente que pueda guiar a España en términos económicos, sociales y territoriales, “sin improvisaciones ni conflictos innecesarios”.
El ex presidente se ha referido específicamente a la financiación de Cataluña y ha rechazado la idea de una agencia tributaria autonómica que, según él, sería ineficiente y podría generar tensiones constitucionales.
En este sentido, González ha advertido de que la falta de claridad en este tipo de cuestiones puede servir de base a intentos futuros de independencia o de presión política desde ciertos territorios.
González ha criticado asimismo que el debate público se centre en cuestiones como debates sobre jornada laboral o incrementos puntuales del salario mínimo mientras se descuidan temas estructurales como la productividad, la educación o la inversión en infraestructura.
El exmandatario ha resaltado la necesidad urgente de modernizar España, tanto en términos de infraestructura como en tecnología y gestión pública, y ha comparado la situación actual con los años 80, época en la que el país experimentó una modernización sin precedentes que incluyó la creación del Sistema Nacional de Salud, mejoras en educación y desarrollo de infraestructura.
En contraste, ha destacado que hoy la política española está “paralizada”, con cambios constantes en los sistemas educativos y una gestión pública menos eficiente.
En su intervención, el ex presidente ha insistido en que la ciudadanía es quien más pierde con la parálisis política y la falta de proyectos estratégicos.
Ha señalado que, a pesar del crecimiento económico y el aumento del gasto público, los salarios medianos han permanecido prácticamente estables durante los últimos 15 años y muchos jóvenes no pueden proyectar un futuro estable.
En un foro organizado por la Asociación de Directivos y Ejecutivos de Aragón (ADEA) este lunes en Teruel, González ha subrayado que la judicialización de la política no es culpa de los jueces, sino de los políticos que no asumen sus responsabilidades y trasladan sus conflictos a los tribunales.
Según ha explicado, es posible manifestar desacuerdo con decisiones judiciales con respeto, pero cuestionar la autoridad de la justicia pone en riesgo el Estado de Derecho.
En su intervención, González ha abordado lo que considera una “profunda inestabilidad política” que, a su juicio, afecta a España desde hace más de una década. Ha señalado que la falta de proyectos políticos claros y consensuados ha llevado a una parálisis del país y a un debilitamiento de las instituciones.
Felipe González ha considerado que el gobierno actual carece de la fortaleza y liderazgo necesarios para tomar decisiones claras y sostenibles y ha señalado que la falta de mayoría suficiente obliga a depender de pactos con fuerzas políticas minoritarias o extremas, lo que debilita la capacidad de gobernar con autonomía y eficacia.
Según González, esta situación genera un ejecutivo que actúa con timidez y evita asumir responsabilidades, lo que traslada la incertidumbre política al conjunto del país.
En este contexto, ha criticado tanto al actual Gobierno del PSOE como al Partido Popular por centrarse en disputas partidistas y cortoplacistas, en lugar de definir un rumbo sólido y estratégico para el país y ha insistido en la necesidad de un proyecto político coherente que pueda guiar a España en términos económicos, sociales y territoriales, “sin improvisaciones ni conflictos innecesarios”.
El ex presidente se ha referido específicamente a la financiación de Cataluña y ha rechazado la idea de una agencia tributaria autonómica que, según él, sería ineficiente y podría generar tensiones constitucionales.
En este sentido, González ha advertido de que la falta de claridad en este tipo de cuestiones puede servir de base a intentos futuros de independencia o de presión política desde ciertos territorios.
González ha criticado asimismo que el debate público se centre en cuestiones como debates sobre jornada laboral o incrementos puntuales del salario mínimo mientras se descuidan temas estructurales como la productividad, la educación o la inversión en infraestructura.
El exmandatario ha resaltado la necesidad urgente de modernizar España, tanto en términos de infraestructura como en tecnología y gestión pública, y ha comparado la situación actual con los años 80, época en la que el país experimentó una modernización sin precedentes que incluyó la creación del Sistema Nacional de Salud, mejoras en educación y desarrollo de infraestructura.
En contraste, ha destacado que hoy la política española está “paralizada”, con cambios constantes en los sistemas educativos y una gestión pública menos eficiente.
En su intervención, el ex presidente ha insistido en que la ciudadanía es quien más pierde con la parálisis política y la falta de proyectos estratégicos.
Ha señalado que, a pesar del crecimiento económico y el aumento del gasto público, los salarios medianos han permanecido prácticamente estables durante los últimos 15 años y muchos jóvenes no pueden proyectar un futuro estable.
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