

Hemeroteca: El éxito del “desarrollismo”, en paralelo al éxodo de los “hijos de la España Vaciada”
En los sesenta comenzaron los planes que dejaron a Teruel fuera de los polos de desarrollo y promociónLa manifestación que se celebró este domingo en Madrid ha hecho un especial llamamiento a los “hijos de la España vaciada”, esos que un día abandonaron su pueblo o ciudad de interior ante la falta de oportunidades que sí veían en las grandes ciudades en las que se prometía empleo y bienestar. El gran éxodo de la España interior a las grandes ciudades comenzó en los años sesenta, coincidiendo con las políticas del denominado “desarrollismo”, que han acentuado desde entonces el grave problema de la despoblación en muchas zonas hasta convertirlo en urgencia. En la Hemeroteca al Día de este domingo especial de movilizaciones, recordamos aquel primer Plan de Desarrollo, de los tres que se aprobarían, con los que el régimen de Franco quiso sacar al país de la “autarquía” para impulsar la industria en determinadas zonas, elegidas como polos de desarrollo o de promoción, de las que quedó fuera la provincia de Teruel.
El primer Plan de Desarrollo Económico y Social estuvo en vigor de 1964 a 1967 y fue con el que se establecieron los polos de desarrollo en Valladolid, Vigo, La Coruña, Zaragoza y Sevilla, así como de promoción en Burgos y Huelva.
El régimen de Franco eligió estos lugares como zonas preferentes para la instalación de empresas industriales o para acelerar los incipientes brotes. El seguimiento informativo de aquel plan que vemos en el periódico Lucha denota, con todas las limitaciones de prensa que existían entonces, la expectación con la que se vivió la aprobación de aquel plan.
Así, el 14 de enero de 1964 leíamos que aún no hay nada decidido en cuanto a la localización de los Polos de crecimiento, citando al secretario general del Movimiento y delegado nacional de Sindicatos, José Solís Ruiz, en un acto en Granada. Cuatro días después, El 18 de enero, a cinco columnas en portada, destacaban que había quedado aprobada la localización territorial de estos lugares preferentes, pero hasta el 25 de enero los lectores no conocerían los emplazamientos concretos.
Este periódico recogía entonces las declaraciones del entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, sobre los motivos de la aprobación del plan que, para algunas provincias como esta, parece que no han perdido del todo la actualidad. “La desigual distribución de la renta nacional entre las diferentes regiones españolas convierte en imperativo ineludible para el Plan de Desarrollo emprender una acción enérgica y eficaz en las regiones de renta más baja, para conseguir la participación equilibrada de todas ellas en el bienestar económico y social” y continuaba que el plan pretendía dar solución a las diferencias entre las distintas provincias, que en determinados casos no está justificada por razones geográficas o de existencia de recursos humanos o materiales.
Destacaba los esfuerzos económicos en la mejora agraria y en la industrialización, y detallaba cuáles serían los polos de promoción, preferentes para iniciar la industrialización donde no la haya y los de desarrollo, para acelerar el ritmo de crecimiento industrial, detallaba. Y nombraba el añadido de los polígonos, para aquellos lugares que quedaban fuera.
Fuera pero contentos
El periódico concedía tal importancia al tema que le dedicaba un texto especial como tema del día en el que exaltaba el júbilo como aragoneses de que se hubiera designado a Zaragoza como polo de desarrollo, y vaticinaba que su elección beneficiaría también a la provincia. Teruel, Alcañiz, la cuenca minera, a poco más de cien kilómetros de distancia de Zaragoza, es natural que reciban el influjo de ese desarrollo industrial que ha de experimentar Zaragoza y su provincia.
Para refrendar este argumento, a pesar de no haber sido elegido Teruel como lugar preferente para las inversiones, el periódico del 3 de febrero de aquel 1964 volvía a destacar las ventajas para la provincia: Ya han llegado, según anunció el Dr. Pablos Abril (jefe provincial del Movimiento), seis millones de pesetas para urbanización de un polígono industrial en Teruel y otros dos y pico para pavimentaciones.
Así se recogía en una información que daba cuenta de la toma de posesión de concejales en el Ayuntamiento de Teruel, cuyas caras veíamos en la portada: José Buñuel, Gil Utrillas, José Lanzuela, Luis Pastor, Rafael Andrés y Julio Belenguer.
Las palabras del alcalde, Jesús Marina, destacaban las expectativas puestas en el Plan de Desarrollo para cumplir el “anhelo” de la “industrialización, para elevar el nivel de vida y conseguir el progreso para nuestra ciudad”. Confiaba en la ayuda de los que trabajaban en Teruel y de otros “apoyos” en Madrid, como el del ministro de Hacienda, Mariano Navarro, entonces reciente Medalla de Oro de la ciudad: “Yo creo -añadió- que si no aprovechamos este momento, si no conseguimos ahora algo, en esta etapa tan propicia, ya no tendremos otra oportunidad para el resurgir de Teruel”.
En aquel acto, el gobernador civil Juan Pablos Abril detallaba que, del Plan de Desarrollo, 17 millones de pesetas habían llegado a Teruel y seis irían dedicados al que debía ser el primer polígono industrial de la ciudad, a ejecutarse antes de que acabara aquel año.
Inversiones
El detalle de ese dinero y su reparto era la información de portada del 4 de febrero pero el tema continuaría teniendo seguimiento, bajo otras perspectivas como la que se publicaba bajo el titular Contradicciones del Plan de Desarrollo. Aquí leíamos, en un artículo firmado por “Domínguez”, que ponía en duda que el plan pudiera satisfacer, no solo a la treintena de provincias que se quedaban fuera del plan, sino al “propósito fundamental de conseguir, al ritmo más rápido posible, una elevación del nivel de vida de los españoles” y además respondiendo a las “exigencias de la justicia social”. A juicio del articulista, continuaba el texto, el Plan aprobado iba a favorecer “a unas provincias -a unos núcleos sociales- en trance de desarrollo por sí mismas, mientras la mayoría de ese grupo de zonas subdesarrolladas quedan poco menos que al margen y a la espera de una nueva situación más propicia y favorable.
Primer polígono industrial
Las informaciones que daban cuenta de ese Plan de Desarrollo, del que Teruel se quedó fuera como pasó con los posteriores, se complementaban con el dinero prometido para la provincia que, decían las informaciones de entonces, pretendía también impulsar de alguna manera el desarrollo industrial. Así, decía que se contemplaban 17 millones y medio de pesetas que habían sido libradas con carácter extraordinario, para obras, por el ministro de Hacienda, señor Navarro Rubio, 9 para la ciudad de Teruel y el resto para la provincia. De la capital, se contemplaban seis para el polígono industrial, del que la ciudad carecía. Una comisión técnica, leíamos días después en portada, decidiría la ubicación del polígono. También se detallaban otras partidas, por ejemplo, para el complejo deportivo de Teruel, 600.000 pesetas y 2,4 millones para pavimentación de la ciudad. Encontramos también inversiones en Calamocha, Burbáguena o Utrillas.