

La Indicación Geográfica Protegida (IGP) Vino Bajo Aragón arranca 2019 con la determinación de convertirse en Denominación de Origen Protegida (D.O.P.). Los bodegueros asociados ya dieron mayoritariamente su visto bueno semanas atrás para solicitar el asesoramiento de la Administración y culminar el proceso que les ha de convertir en la quinta D.O. de vinos de Aragón, que sería la primera de la provincia. Éste será el año en el que arrancará y tomará forma el procedimiento administrativo, aunque los bodegueros saben -por su experiencia cuando se convirtieron en IGP- que no lo serán antes de dos años.
Las empresas adscritas a la IGP han dado su beneplácito al cambio, porque saben que un sello de calidad como el de una D.O.P “aporta imagen de marca”. También porque “los requisitos a cumplir entre una IGP y una D.O. son prácticamente los mismos”, explicó el presidente de la IGP Vino Bajo Aragón, Javier Azuara.
Los bodegueros parten de la idea de que si en el Bajo Aragón histórico -área que ocupa gran parte del territorio de la actual IGP- se dan unas condiciones climatológicas que, en simbiosis con la tierra, hacen una fruta de excelente calidad (la D.O Melocotón de Calanda lo demuestra) y uno de los mejores aceites del mundo (aquí también está la D.O. Aceite del Bajo Aragón), cómo no se va a elaborar un vino de primer orden.