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La Plataforma Teruel con las Personas Refugiadas genera una marea solidaria La Plataforma Teruel con las Personas Refugiadas genera una marea solidaria
Manifestación que recorrió ayer las calles del centro histórico de Teruel

La Plataforma Teruel con las Personas Refugiadas genera una marea solidaria

Una manifestación llena las calles de Teruel para mostrar su apoyo a los refugiados con mensajes solidarios
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José Luis Rubio

La Plataforma Teruel con las Personas Refugiadas, integrada por Cepaim, Cruz Roja e Hijas de la Caridad, instaló este martes por la mañana una mesa informativa en la que realizó una actividad participativa en la que los turolenses podían contribuir con sus aportaciones a crear una verdadero tsunami solidario que fue tomando forma a lo largo de la jornada en forma de mensajes escritos en globos y que discurrió al ritmo de los tambores de la batucada Punkadeira.

Marcela Hauke, trabajadora social de la Fundación Cepaim, explicó que la actividad desarrollada en la plaza de San Juan quiso ser “un punto de reflexión” al que se invitó a las personas a acercarse para razonar en “qué podemos aportar cada uno  para estas personas refugiadas o para mejorar y promover la cultura de la paz”. De esta manera, quienes se acercaron al mostrador pudieron escribir con un rotulador sobre uno de los globos hinchados que desbordaban la mesa “su reflexión y con cada globo crear una marea” que acompañó en la manifestación que por la tarde recorrió las calles del Centro Histórico.

La manifestación arrancó en la plaza Pérez Prado y recorrió las calles del Centro Histórico hasta llegar a la plaza del Seminario, donde se leyó un manifiesto.

“Entre los tres centros, calculamos que en Teruel hay unas 400 personas refugiadas”, estimó Hauke, preguntada por cuántas personas están acogidas entre las tres entidades el año pasado. Además, señaló que “hay diferentes procedencias. Hay personas ucranianas, de Mali, latinoamericanas o de Senegal”, precisó la portavoz.

Invasión rusa

A pesar de que hace más de un año de que comenzó la invasión rusa en Ucrania, para las organizaciones solidarias turolenses “la actividad sigue siendo la misma porque por desgracia siguen viniendo personas, aunque no sean de Ucrania, porque hay conflictos en otros países también”, explicó la portavoz de Cepaim.

Hauke recordó que el año pasado, tras el inicio del conflicto en los Balcanes, abrieron “un centro de emergencia de 52 plazas” por lo que confirmó que “sí que se notó” de la misma forma en la que lo notaron el resto de entidades, aunque reconoció que “ahora mismo no es como el año pasado, cuando vino tanta gente de Ucrania” y confirmó que “el centro de emergencia de Cepaim está cerrado y otros, como el de Cruz Roja, los han transformado en centros de primera acogida”. Muchas de las personas que tuvieron que recurrir a esa asistencia “ya no están dentro de los programas, son autónomos porque han encontrado trabajo. Otras personas, como en el caso de los ucranianos, han vuelto a sus países o ya no necesitan de nuestra ayuda porque se han integrado en la sociedad”, añadió.

Entre las principales preocupaciones de los refugiados en Teruel se encuentran tanto la necesidad de encontrar un empleo como la de acceder a una vivienda.  “La vivienda es un tema que es bastante complicado”, explicó Hauke,  ya que, además de que “los alquileres están por las nubes, en muchas ocasiones nos encontramos, y no solo a nivel de Teruel, que a una persona de color no se le quiere alquilar la vivienda”, lo que calificó como “triste”.

Desde primera hora, junto a la mesa informativa desplegada por la plataforma estaba Mamadou Barry, que quiso “agradecer a España por su acogida”. Barry aseguró, a pesar de las dificultades con el idioma a las que se enfrenta y que resolvió con un traductor de una aplicación para móviles, que “la gente de aquí me parece muy agradable, como la gente de la Fundación Cepaim. ¡Gracias a todos!”.

Manifestación y manifiesto

Los actos organizados durante la última semana por la Plataforma Teruel Con Las Personas refugiadas concluyó ayer con una manifestación que arrancó a ritmo de batucada en la plaza del Seminario y que concluyó en la de San Juan, donde se leyó un manifiesto en el que se quiso “alzar la voz por todas las personas desplazadas que se han visto obligadas a abandonar sus hogares debido a la persecución, la violencia, los conflictos armados y las violaciones de los derechos humanos. Y lo hacemos desde la consternación que nos sigue produciendo, un año después de la invasión rusa a Ucrania, el mayor éxodo forzado de población en Europa desde la Segunda Guerra Mundial”.

El texto recordó que “según datos de ACNUR, más de 100 millones de personas forzosamente desplazadas. De esos millones, más de 35 son menores. Y en España, a lo largo del 2022, un total de 118.842 personas solicitaron asilo, convirtiéndose de nuevo en el tercer país europeo con más peticiones” en unas cifras que se calificaron como “escalofriantes”.

El manifiesto hizo un ejercicio de memoria recordando que “hubo un tiempo, no hace tanto, en el que las personas refugiadas fuimos nosotras y nosotros. España, y por ende Teruel, fue una tierra de exilio. Miles de españolas y españoles salieron de nuestro país para salvar sus vidas de la persecución política que instauró la dictadura franquista, en busca de la solidaridad internacional que les otorgaron algunos países europeos y latinoamericanos. Es por ello que nuestro pasado, lejos de caer en el olvido, debe convertirse en nuestro mayor aliciente para hacer aflorar la solidaridad y empatía que siempre nos han caracterizado como sociedad”.

Precisamente, apuntó la condición de refugiado que experimentaron “dos ilustres turolenses: el cineasta Luis Buñuel y la pedagoga Palmira Pla, que se exiliaron a Francia, México y Venezuela”.