La restauración de la Escalinata neomudéjar culmina una nueva fase
Sobre un 80% de las piezas del tramo intervenido han sido renovadasCon la llegada del invierno las obras de restauración de la Escalinata neomudéjar de Teruel tienen que parar en espera de unas temperatura más benévolas. Este viernes se retiraron los andamios que dejaron al descubierto los trabajos realizados por los técnicos del Centro de Restauración de la Fundación Santa María de Albarracín, que comenzaron en primavera y se han prolongado hasta este mes de diciembre.
Durante siete meses se ha intervenido en el paño más próximo a la sede territorial del Gobierno de Aragón y los Jardincillos. En esta zona, de 220 m2, se ha tenido que reponer una gran cantidad de piezas, unas 400, que equivalen a un 80% del total intervenido. Desde que comenzaron los trabajos, en 2023, han sido más de 1.300 las piezas repuestas.
El director gerente de la Fundación Santa María de Albarracín, Antonio Jiménez, recuerda que esta intervención es posible gracias al patrocinio de la Fundación Térvalis, que es patrono de la Fundación Santa María de Albarracín con la que el Ayuntamiento de Teruel suscribió un convenio para intervenir en el patrimonio de la ciudad. Primero se recuperaron las fuentes de San Francisco y la Casa del Deán y ahora se está restaurando el monumento neomudéjar de la Escalinata en diferentes fases. En las primeras se actuó frente a la fachada del IES Vega del Turia y ahora se ha trabajado en el lado contrario, con un presupuesto en cada fase de 200.000 euros. Para posteriores fases, quedarían el lado más próximo al acceso al ascensor y su torreón, que se encuentra muy afectado por la humedad, y la plaza interior, donde se sitúa el relieve de los Amantes.
Un equipo de entre tres y cinco operarios del Centro de Restauración han estado trabajando en esta fase. Los trabajos se han realizado de manera manual, ya que se vio más eficaz que emplear el láser en una superficie tan amplia. Se ha utilizado el sistema tradicional para quitar las incrustaciones de carbonatos, retirar el cemento de las juntas de los ladrillos que se utilizaron en anteriores restauraciones del monumento y que impiden que “transpire”, provocando la acumulación de humedad.
Por ello, se reemplaza y las juntas se cierran con mortero de cal, que a diferencia del cemento sí que transpira. Además, hay que emplear biocidas para evitar que vuelva a salir vegetación. A continuación, se colocan las nuevas piezas, fabricadas en la empresa de Laureano Cruzado, o se reintegran las partes de las que se pueden mantener.
En primavera el equipo del Centro de Restauración volverá para acometer una nueva fase y se enfrentarán a una de las zonas más manchadas por la humedad. Jiménez explicó que se habían hecho catas y se había comprobado que la humedad no subía de abajo para arriba. En este sentido, se alegró del anuncio realizado por los responsables municipales de que se va a redactar un proyecto para intervenir en el paseo del Óvalo. “Mi interpretación técnica es que la Escalinata, por el relleno que tiene, ha actuado durante mucho tiempo como una gran esponja. Se deben corregir las humedades que provienen del Óvalo, y se debe secar la Escalinata”, concluyó.
