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Laura, usuaria del servicio que apoya a personas que han vivido el suicidio de un ser querido: “Entre todos se puede transformar ese dolor en algo constructivo” Laura, usuaria del servicio que apoya a personas que han vivido el suicidio de un ser querido: “Entre todos se puede transformar ese dolor en algo constructivo”
La psicóloga Nuria Latorre explica unas cuestiones en la sala donde se realiza el grupo de terapia de supervivientes

Laura, usuaria del servicio que apoya a personas que han vivido el suicidio de un ser querido: “Entre todos se puede transformar ese dolor en algo constructivo”

La ciudad de Teruel cuenta con un espacio seguro donde compartir vivencias con otras personas
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Cuando un ser querido se quita la vida, surgen preguntas sin respuesta y un dolor desgarrador. Cuando le ocurrió a Laura, se dio cuenta de que necesitaba ayuda y decidió participar en el grupo de terapia para supervivientes que organizó Psicara con una subvención del Ayuntamiento de Teruel, un espacio seguro donde compartir vivencias con otras personas que estaban pasando por la misma situación y recibir apoyo profesional para gestionar el duelo. Ahora el centro de psicología turolense vuelve a ofertar este recurso y anima a los afectados a dar el paso.

“Cuando recibes la noticia del suicidio de un ser querido entras en un estado de shock. Es un momento muy doloroso, estás cara a cara con un dolor muy salvaje. La vida se te rompe en un instante, tienes una sensación de desgarro y en ese momento no sabes muy bien qué hacer”, explica Laura.

La turolense pensó que necesitaba ayuda, por ella y por sus seres queridos, buscó apoyo individual, pero había oído hablar de los grupos de supervivientes y se enteró de que había uno en el centro Psicara y se decidió a participar y asegura que ha sido un gran apoyo.

“Lo que te aporta el grupo de supervivientes es que ves que hay muchas más personas de las que tú piensas que están en la misma situación”, comenta.

“Mi grupo para mí fue un lugar y un espacio de acogida, de seguridad, en el que veía que las personas podíamos compartir nuestras vivencias, nuestras experiencias y nuestras emociones sin sentirnos culpables que eso también es muy importante para los supervivientes”, recuerda y anima a otras personas que estén pasando por esta situación a que participen en este tipo de terapia.

La psicóloga responsable de esta experiencia, Nuria Latorre, resalta que los datos estadísticos indican que hay una necesidad de atender a las personas supervivientes. “Una persona muere cada 40 segundos por suicidio a nivel mundial y se estima que por cada persona que realiza un suicidio hay seis de media afectadas. Estas son los llamados supervivientes: familiares y seres queridos que tienen un duelo muy concreto”, explica la especialista.

Por este motivo, desde Psicara se planteó la idea de llevar a cabo el grupo “para crear un espacio seguro donde no te juzguen, donde te comprendan y además ir aprendiendo habilidades a nivel psicológico para todo este proceso de duelo”, detalla Latorre.

La iniciativa comenzó en diciembre de 2022 y terminó en junio de este año, con ocho participantes y unas 15 sesiones de una hora y media.

Laura relata que en las sesiones se sentía acompañada y eso le permitió coger un poquito de normalidad dentro de la dureza que estaba viviendo.

“El proceso de duelo de una muerte por suicidio es un poco diferente. Tienes unas emociones que te van cambiando mucho. Tienes muchas preguntas que normalmente no vas a encontrar respuestas. Las emociones oscilan mucho y eso lo veníamos en el grupo: nos pasaba a todos igual, independientemente de que cada participante del grupo lleváramos nuestro proceso, todos teníamos los mismos pensamientos, las mismas sensaciones y las mismas emociones”, comenta la superviviente. “Lo que hacíamos en el grupo era poder compartirlas y poder ver que no estás solo que lo mismo que te pasa a ti, les pasa a otros y con la ayuda de los profesionales te van dando una serie de recursos para poder ir salvando esa situación”, añade.

Una vez que se pasa por todas las fases del duelo llega la aceptación y se puede seguir adelante. “Para mí, en el proceso de aceptación lo más importante es cuando empiezas a darte cuenta de que la vida te ha cambiado tanto y es un hecho que no te gusta que es muy desagradable, que te produce muchísimo dolor, pero que no puedes cambiarlo y lo tienes que aceptar”, afirma Laura que insiste en que al final uno se da cuenta de que tiene dos opciones: quedarse encerrado en ese dolor o decidir aceptarlo y “empezar a reconstruir una vida nueva”.

Ella ha optado por seguir ese camino y le gustaría ayudar a otras personas que estén sufriendo. El principal mensaje que le quiere trasladar a otros supervivientes es que “no están solos” que esta situación le ha pasado a más gente y que los grupos de supervivientes “ayudan mucho” porque se pueden compartir todas las situaciones y algunas técnicas que a ella le sirvieron para “volver a elegir vivir, que merece la pena seguir viviendo, aunque sea muy duro”.

Laura argumenta que hay que seguir adelante, no solamente por uno mismo sino por los seres queridos y también por la persona que ha fallecido y que “querría verte vivir”.

“Lo importante es que siempre hay una salida, siempre hay un camino por muy dura que sea la situación. Entre todos se puede transformar ese dolor en algo constructivo y al final te hace más fuerte y puedes ayudar a otras personas que pasan por la misma situación”, asegura.

El grupo de terapia está llevado por un profesional, la psicóloga Nuria Latorre explica que al principio es mucha acogida, se busca que cada uno exprese lo que quiere y crear “ese ambiente de seguridad en el que ellos se ven reflejados en otras personas”.

A nivel psicológico se trabajan todas las fases del duelo y emociones como la culpa; la persona se plantea qué podría haber hecho y surgen las distorsiones cognitivas que no permiten ver la realidad, todo lo que esa persona hizo por su ser querido y se trabaja cómo manejar esas distorsiones cognitivas.

Latorre señala que aunque cada persona llevó su proceso de duelo, lo que sí que fue común a todos los participantes en el grupo fue “el sentirse comprendido”, lo que contribuye a “que la culpa se debilite”.

Ahora se va a poner en marcha un nuevo grupo para ayudar a más gente. Latorre insiste en la importancia de la problemática del suicidio y argumenta que es una cuestión que “la sociedad debe abordar”, que hay que hablar más y tener la visión de que la persona con ideación suicida es una persona que “está sufriendo” y que “necesita ayuda, la mano de la sociedad”.