Síguenos
Los hosteleros cierran agosto contentos y con la vista en un septiembre que esperan muy bueno Los hosteleros cierran agosto contentos y con la vista en un septiembre que esperan muy bueno
Un grupo de personas, este domingo por las pasarelas de la Hoz Mala, en Aliaga. Alicia Royo

Los hosteleros cierran agosto contentos y con la vista en un septiembre que esperan muy bueno

Las cifras de julio fueron mucho más flojas tanto en los hoteles como en las casas rurales
banner click 236 banner 236
Cruz Aguilar

Los empresarios hosteleros de la provincia de Teruel cierran un verano en el que las cifras se han mantenido o incluso subido levemente, en determinadas zonas, con respecto al año pasado. Lo hacen con la mirada puesta en un mes de septiembre que confían que sea muy bueno, por un lado porque la gente alarga las vacaciones y, por otro, por la óptima temporada de setas que se espera con las lluvias de meses pasados y las que, confían, llegarán en próximos días. En el caso de las viviendas de turismo rural, agosto mantuvo el tipo, pero julio fue muy flojo, sobre todo la primera quincena, con ocupaciones inferiores en algunos establecimientos a las de meses de temporada muy baja como enero.

Los hoteles registraron a su vez peores cifras en julio que en agosto, tanto en porcentaje como en estancia media, aunque los establecimientos de la capital colgaron el cartel de completo durante la Vaquilla y la Baja Aragón, evento que también generó importantes beneficios en hoteles y casas rurales de las comarcas cercanas a la Comunidad de Teruel.

La presidenta de Teruel Empresarios Turísticos (TET), Elena Marco, señala que "en general las cifras son positivas". Como pinceladas clave de lo que ha sido el verano apunta a la contención en el gasto por parte de los clientes y al "aumento leve en la ocupación en zonas muy puntuales, como Maestrazgo y Matarraña". Alerta de que hay otras zonas en las que no es posible comparar este año con el pasado, como el Bajo Aragón, donde en 2024 tuvo lugar la Moto GP el último fin de semana de agosto.

Un grupo de turistas, en el mirador de Albarracín. Fundación Santa María

Marco apunta que en la capital y las áreas más cercanas tanto la Vaquilla como la Baja Aragón generaron una importante afluencia: "Son los fines de semana más fuertes junto con las Bodas y la Semana Santa", dice. En el resto de la provincia, la tónica del mes de julio, que confirman también los propietarios de establecimientos de turismo rural, es que las reservas, sustancialmente inferiores, se produjeron a última hora. "En los hoteles se superó a lo largo de julio una ocupación media del 50%, pero con mucho trabajo constante y moviendo los precios para captar al cliente", asevera Marco.

En agosto la tendencia fue a reservar con mayor antelación y las cifras mejoraron, aunque "el cartel de completo no se ha colgado salvo en hoteles puntuales" de las zonas más turísticas, manifiesta Elena Marco.

En el caso de las casas rurales, la gerente de Faratur, la Federación Aragonesa de Turismo Rural, Sara Ros, indica que julio fue "bastante flojo" en la provincia de Teruel, especialmente en las comarcas del Bajo Aragón y el Bajo Martín, donde las tormentas dejaron numerosas cancelaciones. En las zonas más cercanas a la capital se salvaron los días de la Baja Aragón, con un perfil de cliente que consume en bares y restaurantes y que, además, en muchos casos reserva de un año para otro. Sin embargo, Sara Ros precisa que la Vaquilla reduce a la mínima expresión la ocupación en su tipología de establecimiento, puesto que Dinópolis y el resto de espacios visitables de Teruel están cerrados y los turistas que quieren visitar la ciudad prefieren hacerlo en otro momento del año. Todo ello se tradujo en unas cifras "desastrosas", sobre todo en la primera quincena, con apenas un 20% de ocupación media.

En agosto hubo muchas más camas ocupadas y las comarcas más turísticas, Matarraña, Maestrazgo y la Sierra de Albarracín, estuvieron al completo durante el puente de la Virgen de Agosto, en el que el resto rozaron el 90%. "Ha sido un mes bueno, con un 80% de ocupación los fines de semana y, si incluimos todo los días, de en torno al 65 o el 70%", detalla Sara Ros.

Lleno en Gúdar-Javalambre

En Gúdar-Javalambre las semanas centrales de agosto han estado cercanas al 100% y la vicepresidenta de la Asociación de Empresarios Turísticos de esta zona, Nuria Ros, habla de "buen verano". El gasto en restauración se ha contenido debido al incremento que ha sufrido el del alojamiento, pero "casi todos los restaurantes han llenado" y muchos con dos turnos de comidas porque, en esta zona, como en prácticamente todas las de Teruel, la cifra de turistas y veraneantes supera la de plazas para comer y cenar.

En general, Nuria Ros hace un balance "positivo", con cifras muy parecidas al del año pasado aunque quizás con una última semana de agosto más floja, "con más turistas de una sola noche o escapadas cortas", apunta, frente al perfil del resto de agosto, entre el que predominan las estancias largas.

En la Sierra de Albarracín en general el mes de julio bastante peor al de agosto, con una gran afluencia. "El verano siempre es verano y hay municipios, como Bronchales, donde estamos desbordados", explica el presidente de la Asociación Turismo Sierra de Albarracín, Javier Cavero. También en Albarracín agosto fue óptimo, mientras que julio flojeó un poco más, según confirmó Roche Murciano, propietario de un establecimiento turístico en la ciudad de los Azagra.

Una familia, con las maletas en un hotel de la Virgen de la Vega. Nuria Ros

En el Maestrazgo durante el mes de agosto se rozó el 100% de manera generalizada, mientras que julio mantuvo una menor ocupación, pero similar a la de años anteriores. Además, los empresarios recalcan que la previsión para septiembre es óptima, según asegura Bea Borrás, gerente de la Asociación Empresarial, quien comenta que los hosteleros tienen la vista puesta en el cielo a la espera de lluvias que propicien la aparición de las setas, el mejor gancho para atraer turismo en otoño a esta zona.

También en el Matarraña se llenaron durante el mes de agosto más del 90% de las camas, mientras que el mes anterior, con menos demanda, se trabajó bien principalmente los fines de semana e incluso la última semana. "Julio está cambiando un poco, porque la gente tira más hacia la playa, pero los fines de semana se trabaja muy bien", concreta Javier Moragrega, que es el gerente de un hotel en Beceite.

En el Bajo Aragón, y a falta de recopilar nuevas cifras, se calcula que se han llenado en torno al 62% de las plazas aunque desde la asociación turística especifican que los datos definitivos se conocerán ya este mes de septiembre.

El perfil de visitantes de la provincia durante los meses centrales del verano es familiar principalmente y las estancias rondan entre las 2 y las 4 noches, tanto para los hoteles como para las casas rurales. Hay algunas excepciones, tanto en establecimientos hoteleros como en viviendas, de clientes que se alojan durante semanas, quincenas o un mes, pero son testimoniales.

Ese perfil cambia en los meses de septiembre y octubre, ya que, aunque se mantienen las familias, también llegan muchas parejas, sobre todo de jubilados, que durante el verano son menos habituales.

Buenas previsiones

Las previsiones que contempla Faratur para septiembre (principalmente en la segunda quincena) y octubre son óptimas: "El tiempo es bueno, sigue haciendo calor pero no es agobiante y hay menos gente en los sitios, se visitan mejor", argumenta Sara Ros.

El sector hotelero tiene a su vez muy buenas expectativas puesto que hay mucha gente que alarga la temporada de vacaciones y, desde la Feria del Jamón en la capital, a las setas en numerosas zonas altas del territorio, hacen que la demanda para este mes y octubre sean muy elevada.

Aunque la ocupación no ha variado mucho con respecto a la de 2024, sí se ha notado un consumo inferior en la restauración. Algunos la achacan al incremento en los precios en los alojamientos, que han tenido que repercutir en los clientes la subida de los insumos y gastos de personal.

En este sentido, Elena Marco comenta que se ha notado una contención del gasto en restauración ya que muchos turistas tiran de supermercado para algunas de las comidas.

Sara Ros confirma este planteamiento al concretar que han detectado "un mayor uso" que en veranos anteriores en las cocinas de los apartamentos y casas rurales.

Las camas superan los cubiertos

Las plazas hoteleras sumadas a las de las casas rurales, las de las viviendas de uso turístico, las segundas residencias y los turistas de paso superan con creces en todas las comarcas de Teruel a la disponibilidad en los establecimientos de restauración. Muchos doblan turnos de comidas para poder atender toda la demanda, pero otros no lo hacen por falta de personal y también los hay que no dan cenas o cierran un par de días entre semana por no contar con la plantilla suficiente para organizar el trabajo de otra manera. Todo ello redunda en la calidad del servicio y ya está pasando factura a algunas de las zonas más turísticas

La falta de trabajadores en el sector ya afecta directamente al cliente, que tiene en los días de mayor afluencia problemas para comer en los pueblos más turísticos. Algunos establecimientos apenas incrementan sus plantillas en verano por las dificultades para encontrar camareros y pinches y los que lo hacen reconocen que contratan muchas veces a personas sin experiencia alguna "porque es lo único que hay".

Pierden fuelle

Un lastre que ya pasa factura en algunas zonas como la Sierra de Albarracín, donde el presidente de la asociación turística, Javier Cavero, recuerda que las cifras muestran cómo la serranía pierde fuelle en detrimento de otros destinos cercanos con un mayor número de servicios como la capital turolense. Califica de "bastante grave" el hecho de no contar con la capacidad suficiente ni ofrecer en ocasiones una calidad mínima. Roche Murciano, hostelero de Albarracín, incide en que comer en Albarracín no es demasiado complicado, "pero cenar es misión imposible", lo que "merma la calidad del servicio porque es un sitio muy turístico".

En esta zona hay empresas que trabajan tres o cuatro días y el resto cierran, mientras que otras no dan cenas para ofrecer a sus trabajadores el aliciente de las jornadas continuas y así mantener la plantilla.

"En la Virgen de la Vega veranean 7.000 personas y hay cinco restaurantes", detalla la vicepresidenta de la Asociación de Empresarios Turísticos de Gúdar-Javalambre, Nuria Ros, quien reconoce que es "muy difícil encontrar personal para trabajar". Aún así, en esta zona buena parte de los restaurantes duplican turnos de comidas y cenas durante prácticamente todos los días de agosto para poder atender a todos los comensales que llegan a su puerta.

Javier Moragrega, propietario de un hotel en Beceite, pone el dedo en la llaga de dónde reside parte de la problemática que, a su juicio es la proliferación de las Viviendas de Uso Turístico (VUT): "Es muy fácil dar una llave, pero cuidar al cliente es complejo, hay que mimarlos con el personal y dar a conocer lo que tenemos para hacer territorio", argumenta. Plantea su regulación, como ya se ha hecho en otros lugares de Aragón. A su juicio, las instituciones deben "ponerse las pilas" y "limitar y regular para evitar saturación".

Moragrega lo que hace es priorizar el servicio a los clientes que tiene alojados en su hotel, donde ha tenido que abrir un bar para que pudieran tomarse una copa ante la dificultad que hay en la zona para encontrar un espacio abierto en determinados días y horas. En el restaurante no dobla mesas, aunque reconoce que este año han servido más cenas.

Frescor y espacio

El hostelero de Beceite vaticina, siempre y cuando los servicios estén a la altura, un futuro halagüeño en cuanto a la afluencia de turistas "porque el cambio climático" va a favorecer a la provincia y, además, "el turista busca espacio", que es precisamente lo que sobra en los pueblos de Teruel.