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Los primeros proyectos desembarcan en el Espacio Coworking de la Cámara Los primeros proyectos desembarcan en el Espacio Coworking de la Cámara
Guillermo Vicente con el dron en el Espacio Coworking, ubicado en la calle Amantes, en Teruel

Los primeros proyectos desembarcan en el Espacio Coworking de la Cámara

Dos empresas están ya implantadas y hay seis puestos informáticos más
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El coworking ha llegado para quedarse en la ciudad de Teruel, gracias a una iniciativa que demuestra la necesidad de la colaboración público privada para hacer frente a las nuevas situaciones derivadas del mercado de trabajo, que se ha revolucionado debido a la pandemia.
Aunque este tipo de espacios estaban en proyecto, el acuerdo alcanzado entre el Ayuntamiento de Teruel y la Cámara de Comercio ha posibilitado su puesta en marcha. A principios de año se presentó el Espacio Coworking con ocho puestos. De momento, son dos las empresas establecidas allí pero hay interés por este nuevo sistema que ofrece una serie de ventajas a sus usuarios.
El presidente de la Cámara de Comercio de Teruel, Antonio Santa Isabel, se muestra convencido de que es cuestión de tiempo de que estos puestos se vayan cubriendo, porque hay personas que siguen teletrabajando y más adelante pueden plantearse ocupar uno de estos puestos. También porque en Cámara están entrando nuevos proyectos a cuyos promotores se les ofrece este espacio. Además, llama la atención sobre el interés que está habiendo de personas de otras ciudades por poder desarrollar su proyecto en Teruel. Santa Isabel explica además que se va a ir mejorando este espacio y se pretende digitalizar la sala de reuniones para videoconferencias con cámaras y pantallas táctiles.
Desde la Cámara además están dando a conocer este nuevo espacio a la universidad, porque allí puede haber perfiles de personas que se adapten a él. También dentro del programa PAED (Programa de Apoyo Empresarial Directo) o a emprendedores que quieren iniciar su negocio. Además, “hemos empezado una campaña para llevar a institutos y lo hemos dado a conocer a los socios de Club Cámara”, comenta Santa Isabel.
El coworking está pensado entre otros para programadores, diseñadores gráficos o abogados y otras profesiones o emprendedores y empresarios que le dan un giro a su trayectoria. Aquí encontrarán ventajas como su ubicación estratégica, en el Centro; el apoyo de los técnicos de la Cámara, pero con la independencia que da un acceso propio, por el cual pueden entrar y salir en el horario que quieran con su propia llave o tarjeta.  El precio, 150 euros al mes en tarifa plana, es otra ventaja nada desdeñable, sin compromiso de permanencia. Hay otras tarifas además por horas, días o semanas para adaptarse a la demanda cambiante del actual mercado laboral.
La situación de pandemia ha impulsado por un lado la creación de este espacio en colaboración con el Ayuntamiento y por otro ha hecho cambiar el modelo de coworking que la Cámara tenía en proyecto, con mesas corridas con conexiones a internet donde poder trabajar de forma conjunta. Santa Isabel no descarta instalar en un futuro este tipo de instalaciones pero debido a la situación hubo que adaptar el espacio con puestos independientes y mamparas de separación.
La Cámara además sigue trabajando en adaptar sus espacios para dar cabida a empresas que quieran instalarse allí y si el espacio de coworking no se adapta a las necesidades de los demandantes ofrecen otras oficinas.
Santa Isabel destaca la colaboración con el Ayuntamiento de Teruel que ha permitido acondicionar este espacio. “Este año nos ha servido para comprobar que las administraciones más cercanas son las más ágiles”, destaca.
El Ayuntamiento, se implicó con 18.000 euros en este proyecto. El concejal de Empresas, Autónomos y Comercio, Ramón Fuertes, también se muestra convencido que estos puestos se van a llenar  porque “mucha gente se está asesorando” y recuerda que con el tiempo si funciona esta espacio se podría buscar un lugar más grande y ser más ambicioso en cuanto a los servicios a ofrecer.  En su opinión, el autoempleo va a ir cada vez a más “y tener un espacio como este es una ventaja”.

Primeros usuarios
Mariano Ibáñez es uno de los usuarios actuales de este Espacio Coworking. Junto a su pareja, Rosario Guillén, gestiona el marketplace Mercabarrio, que comenzó su andadura hace un año y al que unos meses después se sumó FoodinTeruel. “Desde que empezamos vimos la necesidad de tener un espacio que no fuera nuestra casa”, comenta. Y ese sitio lo han encontrado en el Espacio Coworking. Entre sus ventajas, una buena conexión a Internet en un lugar céntrico. “La situación es inmejorable”, considera. Y también es positivo estar junto a la Cámara de Comercio, por la relación que se establece con sus técnicos. “Recibimos asesoramiento e información que nos puede interesar como empresa”, apunta. 
Ibáñez además puede trabajar estos meses con el alumno de grado medio de Sistemas microinformáticos y redes que está realizando prácticas hasta junio. Su paso por este coworking le abrirá los ojos sobre este tipo de espacios que se están imponiendo en el sector de las empresas y autónomos. “Nuestro sector, el del comercio digital, es más dinámico que una tienda física, estamos en constante renovación tanto a la hora de ofrecer información como en otros aspectos como los métodos de pago, el mercado electrónico es complicado porque está en constante movimiento con muchas novedades que hay que ir introduciendo en la web y  desde aquí lo podemos hacer”, señala Ibáñez, que ve también posibilidades de establecer sinergias con otras empresas que se instalen en el coworking de la Cámara.
La otra empresa instalada ya es Tudron, surgida también en 2020. Al frente se encuentra Guillermo Vicente, que aunque tiene el carné de dron desde hace tres años, el pasado mes de agosto decidió darse de alta como autónomo. Los primeros meses trabajó desde casa pero en el espacio de la calle Amantes ha encontrado el lugar que necesitaba. “Es un espacio interesante, donde además de nuestro puesto de trabajo tenemos una sala de reuniones y otro para el café con sillones y mesas altas más acogedor, tenemos nuestra tarjeta para poder entrar y salir cuando queramos. Yo no podría permitirme tener una oficina propia pero esto sí me lo puedo permitir”, comenta y destaca la “seriedad” del proyecto y la posibilidad de mantener contactos con otras empresas que le da la Cámara.
Su empresa ocupa un nuevo nicho de mercado que es el del trabajo con drones. Sus clientes son muy diversos, en sectores muy diferentes, desde topografía a agricultura de precisión o seguimiento de obras e infraestructuras. “Esto es ya el presente pero hay una gran proyección futura”, asegura.