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Luis del Romero Renau, vicepresidente de la Asociación de Custodia del Territorio Recartografías: “Un pueblo depende en gran medida de él si quiere salvarse de la despoblación” Luis del Romero Renau, vicepresidente de la Asociación de Custodia del Territorio Recartografías: “Un pueblo depende en gran medida de él si quiere salvarse de la despoblación”
Luis del Romero en la estación de Perales del Alfambra, reconvertida en albergue, que visitaron los asistentes a la jornada

Luis del Romero Renau, vicepresidente de la Asociación de Custodia del Territorio Recartografías: “Un pueblo depende en gran medida de él si quiere salvarse de la despoblación”

“Tenemos una realidad trágica y desastrosa en las ciudades, donde se pierde calidad de vida”
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Luis del Romero Renau asegura que los pueblos que quieran salvarse de la despoblación dependerá en gran medida de ellos, no solo de las iniciativas que adopten las distintas administraciones. Del Romero es vicepresidente de la Asociación de Custodia del Territorio Recartografías, que desde hace seis años trabaja en la búsqueda de soluciones a la despoblación en el municipio turolense de San Agustín, y fue uno de los participantes en las II Jornadas Conversaciones al calor de la lumbre que se celebraron hace unas semanas en Perales del Alfambra. Esta entrevista se hizo en esos encuentros antes de la gran expansión que ha tenido el coronavirus por todo el país y de la declaración del estado de alarma. 

-¿Qué soluciones puede haber para combatir la despoblación a partir del conocimiento que usted tiene en la materia?

-En el medio rural los gobiernos han hecho unas políticas nefastas que básicamente han expulsado y siguen expulsando a la gente de los pueblos, donde deben estar mucho más cabreados de lo que estamos. Lo que ha hecho Teruel Existe ha marcado un antes y un después ahora con el tema de la despoblación, pero las injusticias se siguen viendo en el día a día en la prestación de servicios y en otras muchas cosas más, y eso debería movilizar un poco más a la gente de lo que estamos. Y por otro lado hay que decir que cuando hablamos de despoblación, que ya llevamos unos cuantos años haciéndolo, hay que intentar venir ya llorados porque es una situación dramática, y eso todavía tiene mucho que ver con la imagen que aún tienen negativa en los propios pueblos de sus propios pueblos. Y eso es lo más importante para cambiar, pero bueno hay que hablar de propuestas.

-¿Qué hay que hacer?

-Sintéticamente yo creo que si un pueblo quiere luchar para sobrevivir y buscar jóvenes y buscar actividad hay una parte fundamental que consiste en ver qué competencias y recursos tenemos en el pueblo que podemos movilizar. Si un pueblo se quiere salvar de la despoblación depende en gran medida de él.

-¿Lo que sirva en un sitio no va a servir en otro?

-Por supuesto. Si en un municipio como Perales del Alfambra tenemos un pequeño polígono, vamos a ver la gente que hay aquí qué es lo que quieren hacer. Y a veces  lo que se quiere hacer tiene más que ver con dinamizar social y culturalmente el pueblo que con intentar hacer una inversión para otro polígono industrial para ver si vienen empresas que no van a venir, o para ayudar a quien tiene un taller y lo puede modernizar; ahí sí, buscar y darle ayudas, o a quien tiene un bar o lo que sea. Hay muchísimas micromedidas que se pueden poner en marcha.

-¿Son efectivas en sitios pequeños?

-Hay pueblos que no estaban ni con mucho trabajo, ni bien comunicados, ni son turísticos, en los que siendo pequeños tienen mucha población porque han conseguido que la gente arraigue, que la gente se sienta identificada y sobre todo necesita sentirse orgullosa. Eso es lo fundamental. También creo que el medio rural hoy en día ha mejorado mucho respecto a hace unos años. Hoy se puede vivir bien en muchísimos pueblos, porque tenemos una realidad trágica y desastrosa en las ciudades, donde se pierde calidad de vida.

-¿Por qué entonces la gente quiere vivir en las ciudades?

-Se ha estado obligando a la gente a vivir en las ciudades. Y voy a poner un ejemplo que siempre lo pongo y creo que es elocuente. Yo no puedo obligar a Coca Cola o a Nestlé que se venga a vivir a un pueblo, pero el Estado español y todos sus funcionarios que somos millones, nos concentran a todos en las ciudades, y yo creo que un funcionario de Justicia a lo mejor tiene que estar al lado un juzgado provincial de primera instancia, pero un funcionario que trabaja en parques naturales, en un servicio de caza, en una extensión agraria o en un servicio de ganadería, por qué tiene que estar en las ciudades. Por qué no descentralizamos de una puñetera vez ciertos servicios con incentivos y otras medidas. Solo con el sector público atrayendo a funcionarios con condiciones adecuadas eso sería un revulsivo enorme para revitalizar los pueblos. Los médicos y los maestros no viven en los pueblos y a los chavales no se les enseña a apreciar lo que es esa profesión en los pueblos.

-El compromiso político que existe ahora, que se ha manifestado a lo largo del último año, ¿cree que puede surtir efecto?

-Todo lo que estoy diciendo, incluido esto de la descentralización y muchas cosas más está escrito desde hace décadas. Ya hubo una comisión del Senado, hay informes académicos y gente que lleva años trabajando en esto, y yo creo que ahora hay más voluntad política, pero creo que falta aún voluntad real para verdaderamente cambiar una cosa que no costaría tanto, y que resolvería muchos problemas como es adaptar nuestro marco legislativo a la realidad rural, eso España no lo ha hecho.

-¿En otros sitios sí?

-Sí, otros países sí lo han hecho. Y voy a poner otro ejemplo muy concreto, en este país hemos decidido cargarnos todos los mataderos comarcales y rurales de animales por motivos higiénico-sanitarios, de concentración económicas de escala, y en otros países lo que hacen son mataderos ambulantes, un camión que va a los pequeños pueblos. Está en esa comarca, hace ese servicio y eso permite también que el ganadero no tenga que asumir los costes de los intermediarios o de llevarse las ovejas, los terneros o lo que sea, antes igual a 30 kilómetros y ahora igual a 70 o a 100. Eso es un ejemplo, y está en Austria, de cómo podemos adaptar la legislación a nivel europeo. Hoy en día no solo no la tenemos adaptada, sino que se desincentiva a que la gente viva en el medio rural, y eso no puede ser.

-Tampoco hay vivienda, porque las casas están vacías o son segundas residencias.

-Se habla mucho del tema de la vivienda, y yo una de las cosas que planteo y que no se ha empezado a hacer es cuánta vivienda pública hay en los pueblos de Teruel;, me refiero a escuelas cerradas, cuarteles y viviendas de la Guardia Civil, viviendas de maestros, muchas viviendas de curas que no eran de la Iglesia. Si tuviésemos un recuento de todo ese parque de viviendas, buena parte del cual todavía está en buen estado, ahí tendríamos un stock importante. Es cierto que hay mucha gente que incluso con trabajo se quiere venir, pero es que no encuentra, y no creo que la solución pase por de repente empezar a construir. Esto que planteo es algo asumible desde la competencia de los ministerios, pero vemos que algunos como Interior, Fomento y otros no se han enterado. 

-¿Es cuestión de que tomen contacto con la realidad las administraciones?

-Tenemos muchas administraciones que no se han enterado. Estamos trabajando en un proyecto muy chulo sobre patrimonio industrial, no solo con el objetivo de ver cuántos molinos, fábricas y minas había, sino para ver cómo se podrían utilizar ahora partes de esas instalaciones. También fábricas de luz pero intentamos con la Confederación Hidrográfica del Ebro y nos han dicho que no quieren que vayamos a ellas a hacer nada. Las Confederaciones Hidrográficas son agentes que provocan despoblación, por ejemplo.

-¿Todas estas cosas son las que han vaciado los pueblos?

-Exactamente, eso es así. A la clase académica, a la que pertenezco, le cuesta asumir ese concepto de la España Vaciada, pero yo lo defiendo porque está claro que no es una España vacía porque tiene mucha gente, muchos recursos, muchas ideas, pero ha sido vaciada, y lo que preocupa más es que aún se sigue vaciando. Se han revertido ciertas dinámicas, pero queda mucho por hacer. 

-¿Qué tal la experiencia de la asociación de la que usted es vicepresidente?

-Muy buena porque hemos pasado de decir aquí no se puede hacer nada y que esto se va para abajo, a que digan “como viene gente pues será que esto no está tan mal”. Antes la gente acudía un fin de semana solo al mes y ahora como se hacen cosas pues acuden varios, y luego traen a unos y otros traen a otros. Así se consigue mucho más dinamismo y ahora es un pueblo mucho más dinámico que hace cinco años, es un espacio con mucha más vida. Nosotros nos llamamos Recartografías porque queríamos volver a cartografiar y hemos vuelto a poner al pueblo en el mapa.