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Más de 500 iniciativas sobre la despoblación desde los 90 no logran fraguar soluciones concluyentes Más de 500 iniciativas sobre la despoblación desde los 90 no logran fraguar soluciones concluyentes
Participantes en el II?Festival contra la despoblación en el Maestrazgo celebrado el pasado fin de semana en Allepuz

Más de 500 iniciativas sobre la despoblación desde los 90 no logran fraguar soluciones concluyentes

El problema demográfico entra de lleno en la agenda política de cara al 10N
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La despoblación, el problema que está en boca de todos y que va a sonar hasta la saciedad en la próxima campaña electoral, sufre empacho de compromisos políticos y hambre de soluciones concluyentes, que es lo que urge acometer sin mayor dilación como reclaman todo el mundo. Más de medio millar de iniciativas parlamentarias en las Cortes Generales y las de Aragón se han presentado desde finales del siglo pasado para combatir la despoblación, al margen de los estudios, informes, leyes y directrices que se han aprobado en este tiempo, pero faltan por ver sus efectos porque el problema sigue ahí.

El fenómeno de la despoblación y la lucha para combatirla ha entrado de lleno en la agenda política, con más fuerza si cabe que en las elecciones generales de abril, cuando el problema ya figuró en los programas electorales de todos los partidos políticos. 

Ahora, de cara a las elecciones generales del 10 de noviembre vuelve a estarlo, incluso en formaciones nuevas como Más País, que hace referencia también a la España Vaciada en sus propuestas. Y prueba de ese interés por capitalizar el voto de los territorios de la España interior descontentos por el olvido que han sufrido en infraestructuras y servicios, son las continuas referencias que están haciendo en sus actos de precampaña y los compromisos de todos ellos por poner en marcha planes estatales para revertir esta situación.

Lo cierto es que el problema de la despoblación no es nuevo en la política, otra cosa es la atención que a nivel estatal se le ha prestado, puesto que desde finales del siglo pasado en las Cortes Generales se han presentado cerca de medio millar de iniciativas parlamentarias sobre esa problemática. Y si se suman en el caso aragonés las tramitadas en las Cortes de Aragón, la cifra alcanza las 541.

Hay iniciativas de todo tipo, algunas de las cuales concluyeron con la elaboración de leyes, todavía vigentes pero que no se han aplicado como la Ley para el desarrollo sostenible del medio rural de 2007, o bien con informes de ponencias en los que se detallaban las medidas que había que tomar, pero que luego no se contemplaron en las políticas de gobierno ni mucho menos en los Presupuestos Generales del Estado.

Por contra, en cada legislatura han surgido nuevas iniciativas que han tenido en cuenta sobre el papel lo ya dicho con anterioridad, como sucede con las directrices de la Estrategia estatal frente al reto demográfico, pero que siguen sin aplicarse. 

El resultado es que el problema de la despoblación sufre hoy en día un auténtico empacho de iniciativas parlamentarias, algunas de las cuales han requerido de largos procesos de estudio y trabajo, como sucedió con la Ponencia especial del Senado creada para la adopción de medidas para combatir la despoblación rural y la Comisión Especial de Estudio sobre las medidas a desarrollar para evitar la despoblación en las zonas de montaña,  también en la Cámara Alta y ambas en la X legislatura, pero después han quedado en agua de borrajas.

Si uno mira las bases de datos de las Cortes Generales, que es donde se supone que se decide la política de este país, uno llega a la conclusión de que el ejecutivo ignora por completo al legislativo, y que graves problemas como la despoblación, al igual que ocurre con las infraestructuras, se han convertido en arma arrojadiza entre las distintas fuerzas políticas en un juego que no entiende la ciudadanía.

Eso, y no otra cosa, es lo que ha provocado esa revuelta de la España Vaciada, un término que no gusta a los partidos políticos, que prefieren utilizar expresiones como la España de las oportunidades, rechazando lo que ellos definen como victimismo y lo que la sociedad ha expresado en las calles como auténtico hartazgo. Un hartazgo que ha sido el detonante, además, de que Teruel Existe se presente como agrupación de electores, que no como partido político, a los comicios generales del próximo 10 de noviembre.

Actividad parlamentaria

Un repaso por la actividad parlamentaria de las últimas legislaturas desde finales del siglo pasado pone de manifiesto que la despoblación ha estado presente las cámaras legislativas, otra cosa muy distinta es que después  de eso se haya pasado de las palabras y los compromisos a la ejecución, es decir, no se ha sido resolutivo ni se ha gestionado. 

No es una apreciación subjetiva, en unos tiempos además en los que hay tanta susceptibilidad sobre esta cuestión, sino objetiva si se acude a las bases de datos de las Cortes Generales o de las Cortes de Aragón. Además, los propios políticos lo dicen una y otra vez, en ese juego político de utilizar la despoblación como arma arrojadiza, al insistir en los parlamentos o en los actos de precampaña que se ha estudiado mucho el problema pero lo que hace falta ya sin más demora es gestión y aplicar medidas. 

Sin más, eso mismo se pudo escuchar el lunes de esta semana en la Comisión de Política Institucional y Desarrollo Estatutario de las Cortes de Aragón con motivo de la comparecencia del comisionado aragonés para la lucha contra la despoblación, Javier Allué.

Desde la III legislatura en las Cortes Generales vienen presentándose iniciativas parlamentarias sobre esta problemática, que con el paso de los años ha empeorado sin que esa actividad del legislativo se haya traducido en una correción del problema.

En total, Congreso y Senado acumulan desde finales del siglo pasado 478 iniciativas con el problema de la despoblación como motivo. No todas se han aprobado, muchas han caducado y otras decayeron porque la despoblación hasta ahora no ha sido capaz de conseguir el consenso político como vienen pidiendo desde hace tiempo movimientos ciudadanos como Teruel Existe y Soria Ya!, y en el momento actual la coordinadora de la España Vaciada.

El Senado es donde más iniciativas se han presentado, 303, al ser en teoría la cámara territorial, mientras que en el Congreso se han tramitado 175. Se trata de iniciativas parlamentarias de todo tipo, en buena medida preguntas tanto escritas como orales al Gobierno en comisión o en pleno, además de mociones y proposiciones no de ley.

Si a esas 478 iniciativas se suman las 63 que se han tramitado en las Cortes de Aragón sobre el tema de la despoblación, la cifra se eleva a 541.

Juego político

Prácticamente la totalidad de los grupos parlamentarios, tanto a nivel estatal como autonómico, han presentado propuestas y preguntas en ese sentido, y en el caso de los partidos mayoritarios siempre en función de que estuviesen gobernando o en la oposición: más presión y actividad en el aparato legislativo cuando se está en la oposición, y menos cuando se está gobernando, al margen de la actividad que sobre este asunto hayan desarrollado o no desde el ejecutivo.

Un repaso histórico por las legislaturas muestra además cómo la falta de continuidad y la alternancia en el poder han perjudicado las iniciativas que se han podido poner en marcha en cada momento. Ocurrió con el Plan de Actuación Específico para Teruel del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, que no tuvo continuidad en el tiempo y las promesas anunciadas no se plasmaron en realidades como la A-68 -que no se materializó en el tiempo que anunciaron- o el corredor ferroviario de altas prestaciones, que topó con la crisis y la inacción de los gobiernos populares, que dejaron caducar el estudio informativo del tramo entre Teruel y Sagunto. 

Y algo parecido sucedió con la A-40 y otras tantas inversiones recogidas en el Plan de Actuación Específico para Teruel y que de forma progresiva fueron desapareciendo de los Presupuestos Generales del Estado, mientras que leyes aprobadas entonces como la Ley de desarrollo sostenible del medio rural de 2007 no han tenido dotación presupuestaria ni se ha hecho nada para reactivarlas a pesar de que siguen vigentes. 

Si a eso se suma la recesión de comienzos de esta década, el actual bloqueo político y la falta de presupuestos del Estado, el resultado es que las iniciativas parlamentarias de los últimos años no han llegado a ningún sitio, ni tampoco la puesta en marcha de estrategias estatales como la de la despoblación, si bien en este caso sí se ve una diferencia entre el mandato del PP, cuando no se presentó nada, y el más reciente del PSOE, cuando sí se aprobaron al menos en marzo de este año las directrices para poder confeccionar la estrategia una vez que este país pueda volver a ser gobernable. 

Frente a esa incapacidad de consenso en la clase política, a pesar de que desde el 31 de marzo pasado tienen un mandato muy claro por parte de la España Vaciada de la obligación de alcanzar un Pacto de Estado, la sociedad civil ha actuado de manera coordinada para hacer propuestas y dar respuestas a las soluciones que requiere el problema. 

Planteamientos que llegan desde el propio territorio, como se puso de manifiesto hace solo una semana en Allepuz con el II Festival contra la despoblación en el Maestrazgo, cuyo mensaje fue claro: el problema se soluciona con seguridad, rebaja fiscal, banda ancha y buena imagen del medio rural. O las propuestas que ha lanzado la coordinadora de la España Vaciada, de la que forma parte Teruel Existe, plasmadas en un documento que es lo que se reivindicó el pasado 4 de marzo en más de veinte provincias con los cinco minutos de paro silencioso que se hicieron; a lo que hay que sumar iniciativas surgidas desde otros actores como la Red de Áreas Escasamente Pobladas del Sur de Europa (SSPA) o la Serranía Celtibérica.