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Más de 2.200 jóvenes pernoctan en la zona de acampada por la Vaquilla Más de 2.200 jóvenes pernoctan en la zona de acampada por la Vaquilla
Unos jóvenes se protegen del sol en la zona de acampada vaquillera en Las Viñas. Bykofoto / Antonio García

Más de 2.200 jóvenes pernoctan en la zona de acampada por la Vaquilla

Todas las plazas habilitadas en el entorno de las Viñas han sido ocupadas
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En torno a 2.300 personas han pernoctado en la zona de acampada de la Vaquilla, habilitada en la zona de Las Viñas y muchas de las cuales comenzaron a abandonar al ciudad desde antes del mediodía del domingo. La zona de acampada, que funciona desde hace tres años , cuenta con algo más de 500 plazas que el sábado en torno a las 13 horas se habían ocupado por completo. 
Tiendas de campaña, campamentos con cierta infraestructuras para proveer de sombra e incluso algunas caravanas, que ayer se veían en mayor medida que anteriores años, ocuparon una zona habilitada frente al pabellón de Las Viñas. Por seis euros por persona, los campistas tenían derecho a ducha, y varias personas encargadas de regular el tráfico facilitaban el acceso y la salida a la misma. 
Aunque la mayor la parte de los campistas se concentraron en Las Viñas, las 500 plazas habilitadas no evitaron que también se registrara acampada ilegal en otras partes de la ciudad. La explanada frente a la Tesorería de la Seguridad Social, en La Fuenfresca, apareció ayer con menos autocaravanas de las que suele tener un fin de semana corriente a lo largo del año –debido a su lejanía con respecto al Centro Histórico y porque ese emplazamiento responde a un tipo de turismo distinto–, pero sí que pernoctaron algunas personas en zonas periféricas del centro, como la explanada frente al aparcamiento de Renfe, el entorno del camino del Carburo o la explanada de la Cuesta del Cofiero. 
El concejal de Fiestas y de Turismo, Javier Domingo, explicó que por el momento el Ayuntamiento no se plantea ampliar la zona de acampada “porque no caben más de las 500 plazas habilitadas en Las Viñas”. También indicó ayer que en la noche del sábado no se registró  ninguna incidencia de gravedad relacionada con la zona de acampada. 
Otra de las asignaturas pendientes de la zona de acampada es la falta de contenedores para recoger los residuos generados por más de 2.000 personas. Aunque existen, son insuficientes para todo el volumen, a lo que también se une la indolencia de algunos de los campistas. Ayer el personal encargado se afanaba en retirar basuras y restos, no solo vasos, botellas y restos de comida, sino también tiendas de campaña y material de acampada abandonado. 

Muchos repetidores
Entre los jóvenes que ayer pernoctaron en la zona de acampada habilitada en Las Viñas había numerosas personas que ya la conocían de otros años. Blas y Ana son un pareja de Castellón que han acudido con unos amigos a disfrutar de la Vaquilla. A las once de la mañana, cuando todavía quedaban muchos durmiendo y la mayor parte empezaba a levantarse o se dirigía a las duchas para refrescarse, ellos ya salían con el coche. “El año pasado estuvimos aquí y si sales más tarde se monta mucho follón”, explica Blas. “Es mejor madrugar un poco y salir antes”. Su compañera, Ana, narra que le parece “genial” que haya habilitada una zona de acampada, y que “por seis euros que cuesta, aunque solo sea por darte una ducha por la mañana merece la pena ir”. 
Al mediodía del domingo el calor era insufrible y muchos tuvieron que salir de sus tiendas a su pesar, especialmente los propietarios de iglús o tiendas pequeñas instaladas a pleno sol. Otros, más experimentados en acampadas festivaleras, llevaban lonas, toldos y minicarpas, pudieron desayunar en condiciones y alargar unas horas su estancia en Teruel. Muchos comentaban la jugada y, en general, se mostraban muy satisfechos por lo vivido. Ricardo es burgalés afincado en Valencia, y ayer vivió su primera Vaquilla en compañía de unos amigos de Zaragoza y de Burgos. “Me ha gustado mucho el ambiente porque reconozco que me lo esperaba todo más cutre”, afirmaba ayer con sinceridad, mientras desmontaba la tienda campaña. “Pero la cantidad de carpas con música que había el sábado y toda la gente me pareció genial. Una de las mejores fiestas que he conocido”, aseguraba con la voz sensiblemente ronca.