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Omella, Cruz de San Jorge 2018: Omella, Cruz de San Jorge 2018:
Juan José Omella, durante su discurso pronunciado tras recibir la Cruz de San Jorge de la DPT. Bykofoto / Antonio García

Omella, Cruz de San Jorge 2018: "No podemos permitir que Teruel quede marginada por pasividad"

El cardenal arzobispo de Barcelona anima a trabajar por el mundo rural
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Cruz Aguilar

“No podemos permitir que la indiferencia y la resignación nos lleven a la pasividad, no podemos permitir que la provincia de Teruel quede marginada y relegada ante el proceso de crecimiento y desarrollo que se está viviendo en otras zonas de Aragón y otras autonomías de España”. Con estas palabras, el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, Cruz de San Jorge 2018, animó a los turolenses “a trabajar en nuestro mundo rural” porque, a su juicio, “es necesario amarlo más, cuidarlo y promocionarlo”.
El galardonado habló de la cruda realidad del territorio turolense, con “pueblos cada vez más pequeños y envejecidos donde la soledad y la falta de servicios son el rostro visible de la pobreza” y recalcó que para conocerla “no hace falta recurrir a estudios estadísticos”.
Los pueblos más pequeños, precisó, están habitados por ancianos y personas solas y “todo ello plantea problemas sociales de profundo calado”, dijo citando a una instrucción pastoral que difundieron los obispos españoles y en la que planteaban que se destina una importante atención a la pobreza en las ciudades pero menos a la de la gente que vive en el campo, donde también hay y es creciente. Reconoció que “pese a los esfuerzos” que se han hecho desde las administraciones “no encontramos la fórmula para una más justa vertebración del territorio que, entre muchos factores pasa por potenciar una buena red de comunicaciones”.
Las comunicaciones son, en su opinión, la única forma de estar “a la altura de los tiempos” y que Teruel no quede “al margen de la historia”. Por eso, manifestó que San Jorge tiene que “impulsar” a los turolenses a trabajar contra el aislamiento, el envejecimiento y la despoblación.
Omella dedicó el final de la intervención a hablar de sus sueños para la provincia de Teruel, entre los que se encuentra una autovía radial que conecte Teruel con el Bajo Aragón, con Castilla y con Cataluña y un ferrocarril de velocidad alta “que comunique todo Aragón y sirva de nexo entre el norte y el Mediterráneo.
El cardenal se mostró muy agradecido por recibir la Cruz de San Jorge, un galardón que es también un honor para su pueblo, Cretas, del que siempre presume allá donde va y en el que sigue pasando sus vacaciones.

Concordia y respeto
Antes de su intervención, durante las palabras que dirigió a los periodistas, monseñor matizó que “la historia nos enseña mucho, para lo bueno y lo malo” y planteó que las comunidades autónomas deben ser “miembros de comunión entre todos”. El arzobispo de Barcelona, insistió en que hay que trabajar “por la concordia, la paz y el respeto” en todos los ámbitos, y citó la escuela, el hogar “y la política”.
El encargado de entregar la placa a Omella fue Ramón Millán, presidente de la Diputación de Teruel, quien considera “de justicia” entregarle la Cruz de San Jorge 2018 por su labor “a veces desconocida y discreta” pero siempre “trascendental porque pone en el centro de sus desvelos y preocupaciones a los más débiles, a los pobres, los marginados, los privados de libertad o de derechos, o  los que sufren discriminaciones”, concretó.
Durante el acto, Omella estuvo acompañado por su madre, Laura Omella; por el cardenal Santos Abril, que también es Cruz de San Jorge, y por el obispo de Teruel y Albarracín, Antonio Gómez Cantero.