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Paloma González, geriatra: Paloma González, geriatra:
Paloma González. Miguel A. Artigas

Paloma González, geriatra: "El envejecimiento no es un problema, es un privilegio y una oportunidad"

La especialista defiende una sociedad inclusiva "que tenga en cuenta a los mayores"
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La geriatra Paloma González, que tras varios años al frente del servicio de esta especialidad en el Hospital San José de Teruel ocupa ahora en un puesto de gestión sanitaria en Zaragoza, fue la encargada  de la conferencia de clausura de la Semana de Estudios Geriátricos de Teruel, donde defendió una sociedad integradora donde no se relegue a las personas mayores. En cuanto a la atención al anciano frágil y a los pacientes crónicos, defendió una mayor coordinación entre primaria y especializada y entre servicios sanitarios y sociales.
- ¿Cuál es la realidad del envejecimiento en Aragón?
- El envejecimiento es una realidad en toda España, pero la Comunidad Autónoma de Aragón tiene algunas peculiaridades como podría ser la provincia de Teruel. Si fraccionamos a los mayores de 65 a 85 años y de 85 en adelante (lo que se conoce the oldest old, los más mayores de todos), Aragón está ligeramente más envejecido de España en lo que se refiere a personas de 65 a 85 años, pero a partir de 85 años, la proporción de ancianos en España está en torno al 3% más o menos, en Aragón hay un 4% y, si nos limitamos a la provincia de Teruel, estamos en el 4,75%. Entonces, la proporción de ancianos muy ancianos es muy elevada en Aragón y más concretamente en Teruel.
- ¿Cuáles son los retos que plantea esta situación en territorios como este?
- En realidad envejecer es un reto pero también una oportunidad. Estamos enfocando el envejecimiento como un problema y el reto es cambiar esa lectura. El envejecimiento no es un problema, el envejecimiento es un privilegio. Es una realidad y nuestro reto es cambiar esa manera de pensar. Aceptar el envejecimiento, porque lo que estamos haciendo en esta sociedad en la que vivimos es estigmatizar el envejecimiento. Cuando tú a un chavalín le hablas de una persona mayor casi no puedes decir la palabra viejo porque ha adoptado un carácter peyorativo. La gente asocia a la persona mayor, al viejo, con una persona dependiente, triste, inútil, quejosa... Cada vez somos más mayores nosotros mismos, los que estamos de alguna manera fomentando esa manera de pensar en nuestra gente joven y casi todos nosotros vamos a llegar a viejos. La esperanza de vida al nacer en España son 83 años, la esperanza de vida en Angola al nacer son 38. Lo que tenemos que hacer es verlo como un privilegio, como una oportunidad. Dejar de estigmatizar a los ancianos, de considerarlos tristes, dependientes. 
- ¿Cómo se puede propiciar este cambio?
- Lo que tenemos que conseguir es que nuestra sociedad sea inclusiva y que se tenga en cuenta a las personas mayores que son una parte muy importante de ella. Los primeros que tienen que considerarse son precisamente los ancianos porque realmente esa visión del envejecimiento está extendida incluso entre la gente mayor.
- ¿Cómo debe ser la atención a los ancianos cuando aparecen problemas y dependencia?
- Esa es una asignatura pendiente que tenemos. Hay muchos modelos de la atención al paciente anciano geriátrico, al crónico complejo. Hay modelos extendidos internacionalmente, hay varios modelos en España que funcionan pero no se han implantado en todas las comunidades autónomas. Uno de ellos son las unidades de agudos de geriatría, siguen sin abrir. En Teruel existe una unidad de hospitalización de Geriatría pero no está en el Obispo Polanco, está en el San José. Hay muchas cosas que funcionan. Hay muchas cosas que sabemos que funcionarían pero todavía no hemos encontrado la fórmula de ponerlas en práctica como, por ejemplo, una mejora de la colaboración entre atención primaria y especializada o que servicios sociales y servicios sanitarios no trabajen como dos islas diferentes que no hablan entre ellas sino que trabajen de una manera integrada. 
- ¿Qué plantea para mejorar esta atención?
-Sabemos que hay que hacer cosas, sabemos que hay cosas que funcionan. ¿A qué estamos esperando? Una postura muy cómoda es la de pensar que esto lo tienen que hacer los políticos. Realmente, todos podemos facilitar que las cosas vayan cambiando. Una manera de facilitarlo es, por lo menos, plantearse qué es lo que puedo hacer yo, qué es lo que está en mi mano. Una cosa que está en la mano de todos es luchar contra el edadismo que sería la discriminación por la edad. Está en la mano de los políticos que les tenemos que pedir que no se acuerden de los ancianos solamente en periodo electoral. Y está en nuestra mano porque en mi día a día puedo tener en cuenta la opinión del anciano, puedo preguntarle qué piensa, puedo evitar ningunearle. Yo soy médico pero también lo puede hacer un auxiliar de enfermería, algo tan sencillo como no llamarle abuelo, ni corazón. Mi padre es un señor de 82 años que está acostumbrado a que le traten de usted. Si ingresa un señor como mi padre en un hospital lo lógico es que le digan: Hola José Antonio, ¿cómo está usted hoy? y no: Hola, corazón. Simplemente la manera de dirigirte a las personas es muy importante y revela mucho de lo que hacemos.
- ¿Estas situaciones se producen porque estamos infantilizando a los mayores?
- Sí, mucho y los mayores no se parecen en nada a los niños. Eso es una reflexión que debemos hacernos todos y que nos cuesta bien poco ponerla en práctica en el día a día.