

Reencuentros y recuerdos para volver a vivir una infancia que fue su bautismo de vida
Los exalumnos disfrutaron de la amistad creada en el centro y de sus primeros pasos sin padresLa Historia y el calendario han querido que la Escuela Hogar de Teruel haya celebrado el 50 aniversario, de una institución que, más que una escuela, fue el lugar de reunión de un montón de niñas y niños que salían por primera vez de las faldas de mamá, pero que emprendieron un camino sin retorno que les cambió la vida. Y para bien. Cerca de 300 antiguos alumnos, profesores y trabajadores de la Escuela Hogar volvieron a coincidir varios años después para rememorar (volver a vivir), recordar vivencias y ponerse al día -en algunos casos-, no en todos, pues hay amistades que han perdurado en el tiempo y que se han cultivado desde entonces hasta hoy.
Abrió el acto el actual director de la Escuela Hogar de Teruel, Andrés Arjona, que dijo: “Habéis crecido y aprendido, habéis encontrado el apoyo y el cariño de todos (maestros, cocina, empleados, limpiadoras..). Ha sido vuestro segundo hogar”. No se paró ahí y también tuvo un recuerdo, especial recuerdo, para aquellos que “ya no están con nosotros. Quiero rendir homenaje a esas personas, y especialmente a Toñi, la cocinera y después gobernanta”, señaló. Él también estaba “nervioso y emocionado. Es un día muy especial. Solo con ver las caras de la gente satisface”, indicó. También el director Provincial de Educación se sumó al evento, que resaltó la importancia de la Escuela Hogar en el pasado y en el esperanzador futuro. “Soy una persona muy afortunada. Estamos en uno de los sitios más bonitos, que se hizo en un momento clave”, señaló José Luis Castán.
Lo mismo sucedió con la alcaldesa de Teruel Emma Buj, que recordó que “la década de los setenta fue la de la revolución y evolución de la educación por los profesionales que han estado aquí y que quisieron hacer avanzar la sociedad”. Muchos de los presentes volvieron a vivir los tiempos escolares en los que “convivir” era lo habitual. “La infancia nos marca especialmente”, concluyó Emma Buj. Y tras su intervención se desató el bullicio y la algarabía para seguir saludando y seguir acumulando sorpresas.
Esa alegría se notaba en el rostro de todos, aunque de algunos más específicamente, como en el caso de Sonia Saz (Monterde de Albarracín), Raquel Gracia (Torrebaja) y Eva Sanz (Castralvo), que coincidieron en el centro entre 1985 y 1991, aunque Sonia había llegado más niña, algunos años antes. “Seguimos en contacto con muchas de las personas que aquí estuvieron”, indicó Raquel Gracia. Pero los inicios no fueron fáciles, ya que “estuve llorando los cuatro primeros meses, día y noche, pero agradezco. muchísimo que me enviaran aquí porque soy una persona diferente”, puntualizó. “Aquí tuvimos nuestros primeros novios y algún que otro pitillo”, matizó Sonia Saz. Y para completar el trio, Eva Sanz, explicó que “la enfermería estaba muy bien porque te trataban mejor y comías mejor”. La persistencia de su inquebrantable amistad es que han estado en sus respectivas bodas, bautizos, comuniones... y días inolvidables.
Muy cerca de ellas estaba Juan Escuder que, a sus 93 años, quiso celebrar y recordar tiempos pasados, tiempos de alegría y que traían a su mente recuerdos imborrables. Fue el cocinero durante 22 años (1976-1998). “Todo el mundo me conoce”, reconoció satisfecho, “y lo aprecian” se oyó de fondo, de alguien que escuchaba sus palabras.
No faltaron tampoco algunos de los profesores, como Mª Carmen Gómez Torán, que llegó en el comienzo de la Escuela (1975) y que también fue directora entre 1979 y 1981. “El equipo fue fantástico y con mucho interés. Librábamos uno de cada tres fines de semana y solo nos íbamos en vacaciones. Era un ambiente muy puro”, explicó la exdirectora.
Tampoco se lo quisieron perder los exdirectores Serafín León (1997-2019) y Siobhal Dineen (2019-2022). “Cogí el relevo de Serafín y era un reto, pero tuve la mala suerte de la pandemia”, argumentó Dineen. Fue esta directora la que acometió algunos de los importantes cambios que el centro tiene ahora. “Hicimos renovaciones del comedor, las salas de estudio, la biblioteca, los despachos. Por el servicio tan importante al medio rural, es un centro que merece la pena”, argumentó la exdirectora.
Desde Dos Torres de Mercader llegaron los hermanos Espada, Carlos y Ernesto, que junto a Javier y José Antonio Garrido hicieron piña enseguida. “Fue duro para la gente que no habíamos salido del pueblo. La ventaja es que vinimos 7 y yo era el más pequeño”, comentó Ernesto Espada. “También fue duro para los padres y para el pueblo, que se quedó sin niños, vacio”, aseveró Ernesto. Su compañero José Antonio llegó de Son del Puerto, que agradece el haber convivido y formar parte de la primera promoción. “Salimos muy independientes y bien formados. Con una amistad especial”. finalizó José Antonio Garrido.