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Teruel se erige como patria de la trufa negra mundial con 10.400 hectáreas de carrascas Teruel se erige como patria de la trufa negra mundial con 10.400 hectáreas de carrascas
Los investigadores María Martín y Ricardo Forcadell, durante el trabajo de campo realizado en el marco del proyecto Hidrotuber

Teruel se erige como patria de la trufa negra mundial con 10.400 hectáreas de carrascas

El proyecto Hidrotuber ha recopilado datos que muestran que hay 167 pueblos con plantaciones
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Cruz Aguilar

Teruel tiene actualmente un total de 10.404 hectáreas dedicadas a la producción de trufa y más del 70% de sus municipios, 167 de un total de 236, tiene hectáreas. Se trata del lugar del mundo con más terrenos dedicados a este cultivo y hay fincas distribuidas por las diez comarcas, aunque sin duda la mayor concentración está en la de Gúdar-Javalambre, con el 64,3% del total gracias a sus 6.689,43 hectáreas. La Comunidad de Teruel está por encima del millar de hectáreas y aglutina casi el 13% del cómputo total.

En lo que respecta a los municipios, hay 167 que tienen carrascas micorrizadas plantadas, aunque la superficie es diversa y va desde unos pocos centenares de metros cuadrados en algunas localidades a las plantaciones de mayor tamaño, varias de ellas concentradas en Albarracín, donde hay una que roza las 100 hectáreas.

Prácticamente la totalidad de la trufa que se cultiva en la provincia es de la especie Tuber melanosporum, "el resto es muy residual", precisa el ingeniero de montes Ricardo Forcadell, que es el coautor del informe junto a la también ingeniera de montes María Martín. Los costes para cultivar una hectárea con trufa son los mismos independientemente de la especie y la trufa negra de Teruel es sin duda la más rentable en este territorio. La producción es muy variable puesto que va desde las fincas que todavía no dan trufa hasta los 80 kilos que se pueden obtener de las que están en plena producción en un año bueno.

Entre 900 y 1.200 metros

Las condiciones climáticas y el tipo de suelo son las que marcan la conveniencia o no del cultivo, que se concentra principalmente entre los 900 y los 1.200 metros de altitud, aunque llega hasta los 300 de Alcañiz y los 1.500 de Mosqueruela.

En cuanto a los lugares donde no hay trufa las causas hay que buscarlas también en el condicionante climático, en este caso a la inversa, la baja altitud o el hecho de que funcionan otros cultivos, como el frutal o el olivo. Tampoco los municipios más elevados tienen superficie dedicada a las carrascas precisamente por su altitud y por los terrenos dedicados a pastos ganaderos.

Los datos han sido recopilados de forma pormenorizada en el marco del proyecto Hidrotuber, financiado a partir del Fondo de Inversiones para Teruel (Fite) y en el que están trabajando los investigadores turolenses Ricardo Forcadell y María Martín. El proyecto persigue dos objetivos diferentes, por un lado conocer la realidad de la extensión trufera turolense y por otro profundizar en los aspectos que afectan al riego con el fin de mejorar su gestión.

Los investigadores encargados del estudio indicaron que a la hora de recopilar los datos han contado con la colaboración del Servicio Provincial de Medio Ambiente. Además, han llevado a cabo un trabajo de mapeo de todas las hectáreas. A partir de las imágenes del Plan Nacional de Ortofotografía aérea se ha recorrido desde el cielo toda la provincia, seleccionando los recintos plantados con carrascas. Todo ello se ha acompañado de un ingente trabajo de campo para corroborar la información recopilada a través de la fotografía aérea.

Forcadell indica que se trata de un cultivo que está en continuo crecimiento y actualmente hay varias plantaciones que se están iniciando, por eso, plantea que sería conveniente actualizar los datos cada cinco años. Recalca que sería cuestión de actualizar las nuevas áreas que se sumen a los datos ya existentes.

La magnitud del sector

Contar con estos datos recopilados con todo detalle es de gran relevancia porque hasta ahora no se conocía la extensión real: "Cuando hablábamos de solucionar los problemas graves de la truficultura no sabíamos la magnitud del sector, esto nos permite posicionarlo como uno de los más relevantes y dar apoyo a esa marca de calidad que se está creando", especifica María Martín.

El grueso de las plantaciones está en la depresión de Sarrión, pero ya hay hectáreas plantadas en cada una de las diez comarcas provinciales. Entre los pueblos con más carrascas destacan los de Gúdar-Javalambre, con Sarrión a la cabeza y más del 20% de la superficie provincial total. Tras él está Albentosa, que roza el 13% del total, La Puebla de Valverde y Manzanera, que van a la par, y San Agustín y Mora de Rubielos. El séptimo lugar lo ocupa Albarracín, con 350,7 hectáreas y una parcela que roza las cien hectáreas, lo que la convierte en la mayor extensión turolense dedicada a este cultivo.

Un importante crecimiento del 46% en la extensión plantada en ocho años

En el año 2020 había 9.292 hectáreas dedicadas a la trufa en la provincia de Teruel y distribuidas en 159 municipios. Los datos fueron facilitados por el Servicio Provincial de Agricultura y situaban 1.688 hectáreas en Sarrión, 808 en La Puebla de Valverde, 643 en Albentosa, seguida de lejos por Manzanera, con 412 hectáreas. En el año 2017, la información facilitada a DIARIO DE TERUEL por el Servicio Provincial de Agricultura era de 7.090 hectáreas, de las que Sarrión ya tenía 1.688 y había 797 en La Puebla de Valverde y 634 en Albentosa. En ese ejercicio se localizaban fincas truferas en 148 municipios de la provincia de Teruel.

La evolución muestra un ascenso continuo en estos ocho años y, sobre todo, un incremento tanto de las plantaciones en la milla negra de la trufa como su ampliación a otras muchas localidades, hasta llegar a más del 70% que tienen carrascas en la actualidad.

Consultar la infografía de la truficultura en Teruel aquí
 

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